Guardias dicen que hay un fantasma en la Mansión Stoppel: lo llaman "Luisito"

El personal que ha estado desde el comienzo de las obras asegura haber sentido pasos, juegos de luces y gotas de agua caer sobre su cabeza.

Guardias dicen que hay un fantasma en la Mansión Stoppel: lo llaman "Luisito"
Guardias dicen que hay un fantasma en la Mansión Stoppel: lo llaman "Luisito"

El jueves 29 de marzo pasado, en el inicio de la Semana Santa y del fin de semana XXL -fueron 5 días de receso-, reabrió al público la histórica Mansión Stoppel. Ícono del patrimonio estructural y cultural de Mendoza, el imponente inmueble de 1.280 metros cuadrados volvió a recibir gente, ahora como el Museo Carlos Alonso (con un sector principal exclusivo para las obras del artista mendocino, y un sector B donde sobresalen las obras galardonadas con el premio Vendimia entre 1977 y 2013).

La histórica construcción estuvo cerrada durante más de 41 años, más específicamente desde el terremoto de Caucete (San Juan) que dejó en las paredes una peligrosa grieta. Sin embargo, esto no significó que durante esas cuatro décadas no haya albergado a nadie en su interior. De hecho, y luego de algunos intentos de usurpación y mientras aguardaba la tan esperada reapertura; cerca de 2012 -con el inicio de las primeras obras en el lugar- se instalaron guardias de seguridad privada en el lugar. Y actualmente son custodios de seguridad de la Secretaría de Cultura quienes cuidan y pernoctan en el lugar.

Sin embargo, todo parece indicar que no son los guardias las únicas personas que han pasado y pasan sus días (y noches) en el inmueble de Emilio Civit 348; el mismo que fuera construido como casa del cónsul peruano Luis Stoppel en 1912 y donde funcionara luego el Patronato de Menores entre 1949 y 1977.

Todos los guardias que han pasado por el lugar dicen haberse percatado de la presencia de Luisito, "el que siempre está". Más allá de las múltiples funciones del edificio -casa del cónsul, Patronato, depósito de documentación y hasta hogar usurpado-, pareciese ser un hecho que este niño ha estado desde siempre en la casa. Y todo parece indicar que allí se quedará, porque no tiene apuro ni intención de irse.

Luisito es un "fantasma" que nadie ha visto, pero a quien todos -especialmente los mencionados guardias y por las noches- han sentido alguna vez. Pasos sobre el parquet, silbidos y juegos de encendido y apagado de luces son algunas de las formas en que este ser ha dicho presente en el lugar.

De hecho, uno de los guardias de Patrimonio manifestó en su momento haber sentido cómo -de la nada- un constante goteo de agua caía sobre su cabeza en una de sus tantas noches en el lugar. Claro que nunca encontró el origen de ese goteo.

Recientemente, antes de la reapertura y mientras la restauradora Cristina Sonego se encontraba trabajando en una de las salas de la construcción original (en el Sector A), las luces se apagaron imprevistamente. Y pese a que ella continuó trabajando sin inmutarse -la iluminación volvió a la normalidad luego de prenderse y apagarse intermitentemente durante unos segundos-, quienes se encontraban a cargo de la seguridad optaron por cruzar el umbral y quedarse fuera del inmueble -entre el portón de rejas y la sala-.

Sobre quién es Luisito hay dos versiones. Una cuenta que es uno de los chicos que se encontraba internado en el patronato que funcionó hasta 1977, y quien habría fallecido mientras estaba en el lugar. Otra, en tanto, sostiene que el niño era el hijo de una de las criadas del cónsul Stoppel. y que también falleció mientras vivía en la casa.

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