La transparencia ¿Un peligro para el deseo?

No solamente vivimos diciendo pequeñas mentiras a los otros, sino a nosotros mismos.

La transparencia ¿Un peligro para el deseo?
La transparencia ¿Un peligro para el deseo?

El vox populi reza que las mentiras son el gran enemigo del amor. Cultivar la sinceridad pareciera que nos garantiza gran parte de la felicidad. Pero si miramos con lupa el asunto, nos encontramos con que esto es difícil de sostener. No solamente vivimos diciendo pequeñas mentiras a los otros, sino a nosotros mismos. "Ese vestido te queda hermoso"; "no quiero hacer el amor porque tengo sueño", y podríamos enumerar al infinito sentencias que no soportan un doble chequeo.

Hace unos años, el diario Wall Street publicó un reportaje a la doctora Marianne Dainton (Universidad de Filadelfia), quien sugirió que lo que la mayoría de las personas buscamos en la pareja no es el extremo de la sinceridad, sino valores como afecto, dulzura, aceptación y motivación. Las verdades que lastiman nuestra autoestima no suelen ser bien recibidas, y ponen en jaque la unión.

Según el sexólogo Walter Ghedin, "decir la verdad es un valor moral en todo tipo de relación, más aún en las parejas. Se pide que la honestidad esté presente siempre... Sostener la veracidad de los hechos y de los sentimientos es, ante todo, un compromiso con uno mismo". Pero también hay situaciones que, sabemos, de decirlas con sinceridad brutal, no solo no esclarecerían sino que podrían lastimar al otro.

Claro que hay matices. Una infidelidad sostenida que no está dentro del acuerdo, confesar amor cuando no lo sentimos, ocultar el manejo económico, por ejemplo, pueden ser actos de manipulación para beneficio propio, y no para el bien de la pareja. 

Dejando de lado estos casos extremos. ¿Es necesario poner en palabras hacia el otro cada cosa que hacemos, pensamos o sentimos? ¿Es bueno para el deseo?

En libro "Las virtudes del poliamor", del físico y psicólogo francés Yves-Alexandre Thalmann, se resume esta idea: "Cuidado con no confundir franqueza y transparencia. Mientras que la primera es indispensable para conseguir una relación de calidad, la segunda es perjudicial. En efecto, cada uno debe tener la posibilidad de disponer de un jardín secreto donde cultivar los pensamientos y los recuerdos más íntimo".

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