Si bien se pueden jerarquizar los objetivos si la persona es muy detallista y obsesiva, lo importante es hacerlo de forma que vaya de menos a más, y no detrás de ochenta propósitos al mismo tiempo, iguales de complejos. Hay que tener cuidado con el auto boicot en este sentido.
Los propósitos indeclinables y profundos forman parte del camino que muchos desean mejorar o modificar (ya sea a nivel pareja, laboral, o espiritual). El problema aparece cuando tenemos mil ventanas abiertas como en una computadora.
Por otro lado, mantener una mirada positiva en lo que tenemos y no en lo que nos falta es primordial para dar con la claridad de saber qué queremos y necesitamos, pero sin perder de vista los logros. Algo que nos dará alegría si no lo pasamos por alto.
Si aquello que nos propusimos hacer el año pasado no se dio, y es importante para nosotros, se puede rever, para ver qué cambios hacer. Sin embargo, el hecho de ser optimistas no implica dejar de ser realistas y paulatinos en cada paso, para lograr lo que deseamos y podemos alcanzar.