Peteco Carabajal esta noche en el Plaza: “Estamos empezando de abajo”

Junto al Trío Rienda Suelta vuelve a Mendoza con nuevo espectáculo, que se presenta en el Teatro Plaza y cuenta con gran parte de los clásicos en su repertorio

Peteco Carabajal con su grupo Riendas Libres.
Peteco Carabajal con su grupo Riendas Libres.

El gran folklorista Peteco Carabajal se presenta esta noche en el Teatro Plaza, en Godoy Cruz, con el espectáculo “Gira de los 100 pueblos” que realiza al frente del trío Rienda Suelta, integrado por Martina Ulrich y Homero Carabajal, su hijo- con quienes también hará su show en San Rafael y Córdoba.

“Ojalá podamos andar los tres toda la gira”, anhela Peteco y adelanta que Martina Ulrich se incorpora esta semana, luego de ausentarse en las presentaciones de Entre Ríos y Santa Fe.

En cuanto al espectáculo de esta noche, el músico explica que más que música, el show tiene vivencias: “Contiene nuestra historia pero tamizada por las circunstancias que son dramáticas. Aquí se desnuda la verdad y la simpleza o la grandeza de todo de 40 y pico de años de historia, música, canto, instrumentos, ideas, poesías, arreglos, pero también lo nuevo de compartir un trío con Homero y Martina, que son una energía joven”.

En cuanto a los espectáculos durante la pandemia, analizó la difícil situación por la que atraviesan los artistas en general, pero también la irrealidad de los caché que se pagaban pre pandemia. “Nosotros estamos arrancando de abajo, desde el llano. Estamos cantando para 100 o 200 personas y estamos cobrando 10 veces menos de lo que veníamos cobrando y sin embargo no nos hemos quedado especulando, sino que salimos hacia delante y estamos esperando que los demás hagan algo parecido”, enfatiza. “Esta es la realidad que estamos viviendo y lo hacemos con mucha alegría y entrega Y adecuándonos a esta realidad que estamos viviendo”, subraya.

Según adelantó, el contenido del espectáculo contará con clásicos como Perfume de carnaval, Puente carretero, Estrella Azul, Las manos de mi madre, Arde la vida, San Cayetano, Andando, Borrando fronteras, Déjame que me vaya, Ojo de mi tierra, Digo la mazamorra, El mar de la vida, La pucha con el hombre y Ponciano Luna, entre otros.

En esta entrevista, cuenta su vida en pandemia, sus inicios y cómo avizora el futuro del folklore.

- ¿Hay disco nuevo?

- Estábamos grabando en marzo, hemos mezclado tres temas y tuvimos que dejar todo para retomar recién ahora, porque no teníamos los medios para poder hacerlo. Vamos a masterizarlos y darlos a conocer para ver de juntar un poco de plata ahora en lo posible para continuar con el proceso de terminar de grabar determinadas cosas que faltan y subirlos a la plataforma.

- ¿No hacen más discos físicos?

- Por ahora no. Yo no tenía en mi vida la cultura del disco, nunca tuve un tocadiscos en mi casa y no tenía la cultura de atesorar un disco, de escuchar, siempre escuchaba de prestado en algún lugar. Entonces lo que sí he tenido para escuchar es el compacto, pero como eso ya es viejo, ese ejercicio de apretar un botón parece que ya es mucho para la humanidad. Sin embargo, para mí estaba bien todavía, pero ya ni los autos traen. Cambia todo muy rápido y para mí ese era el problema: todo cambia tan rápido que avasalla.

Creo que cada uno individualmente sabrá cómo maneja esa velocidad y cómo detiene el tiempo y el vértigo para escuchar, gustar de las palabras y de la belleza de las cosas que están en el silencio, pero que no se vende lo que no se compra.

- ¿Cómo fueron tus inicios?

- Fueron inocentes y duros también, pero como todo inició yo tenía toda la fuerza y las ganas de andar. No tenía tanta conciencia, era más bien un lumpen, andaba como una hojita del viento, entonces he tenido la suerte de arrancar sin tener que tomar la decisión de que quería hacer eso, sino que la vida y el destino me han entregado hacer eso.

Al poco tiempo de haberme iniciado y de haber empezado a cantar ya no trabajaba en otra cosa, dejé el último trabajo que tenía que era en una encuadernación de libros y ya entrado al conjunto de Los Carabajal, que había sido formado por mi papá y mis tíos. Ellos ya tenían historia y un camino hecho: grababan, viajaban, tenía festivales en teatros. Cuando yo entré contribuí mucho con Roberto a levantar aún más el conjunto y seguir en la línea de composición que empecé con mi papá. Entonces en ese tiempo de Los Carabajal yo iba aprendiendo pero sin darme cuenta, seguía al lumpen. Entonces el hambre, el frío de la soledad no me hacían nada y todo eso lo vivía en Buenos Aires.

A la vez estaba enamorado de los departamentos, de la ducha de agua caliente, ese mundo en las noches bajo las gradas tocando la guitarra en algún departamento y andaba como de prestado; pero a la vez perteneciendo a eso y las experiencias con otros compañeros en el mismo sueño el de querer triunfar, pero no hacía nada por triunfar. Me pasaba esto de subir a un taxi y el taxista iba escuchando la radio, en eso y se escuchaba “escuchamos a Los Chalchaleros, a Los Fronterizos, cantando tal tema de Peteco Carabajal”.

Y yo no era conocido todavía por mi cara o mi figura. Entonces la gente se hace una idea de que si lo grababan Los Chalchaleros o Mercedes Sosa, tenía 80 años. Así fue pasando mi nombre pero yo nunca surgí algún lado. Soy como el coyuyo, un día lo ves prendido en el árbol pero nunca lo viste salir (se ríe).

- A tu hijo menor le gusta la percusión ¿Te gustaría que siguiera tus pasos?

- Sí, por supuesto. A Homero (hijo mayor, integrante del trío Rienda Suelta) siguió mis pasos y ahí se puede ver muy bien el transmitir este conocimiento de un padre a un hijo porque yo tengo lo de mi papá y le agregué lo mío.

Homero tiene lo mío, lo de mi papá, y le va agrégalo lo de él. Benicio (el menor, gemelo de una nena) que tiene 12 años, también le apasiona la música, se le nota. Ahora empezó el primer año de la secundaria y yo lo crío para que él siempre se dé el gusto de jugar al fútbol, hacer percusión o hacer trap -qué es lo que hace- siempre lo estoy incentivando.

- ¿Cómo avizorar el futuro del folklore?

- No tiene futuro el folklore (se ríe). Es muy difícil de pronto encontrar las palabras justas para definir algo en lo que creo y a la vez no creo. Yo podría hablar mucho de cómo se ha gestado y qué ha pasado con la conversión de la gente.

Uno de mis axiomas más firmes es que la gente no sabe ni aca. Estos días que andábamos de viaje, hablamos un poco de cosas que han pasado, realidades y lo que está pasando con la pandemia. Una de las cosas que decíamos que si hoy hubiera habido temporada de festivales, ahora en enero o febrero, hay artistas que estarían cobrando alrededor de 10 millones. Casi el doble de lo que cobraba el año pasado.

Eso es una irrealidad, entonces uno de los males del funcionamiento social y del Estado es que banca esa irrealidad que no llega a pagarse a sí misma, porque el público no gana como para pagar (lo que costaría) la entrada (de acuerdo a) lo que cobra un artista. Entonces de ese futuro, de ese crecimiento, es difícil hablar.

- ¿Cómo te trató la pandemia y qué cambios harías en caso de que el 2021 sea igual al anterior?

- Para mí el año ha sido muy difícil porque a pesar de que me empeño en poner la voluntad de sacarle alguna cosa positiva, igual ha sido muy peleado. Desde octubre me costó mucho repuntar, ya no sabía qué hacer.

Durante todo el invierno me entretuve bien, empleaba las horas con muchas ganas, aprendía cosas, me he puesto a cocinar a limpiar, cortar pasto o barrer, lavar los platos, preparar desayunos, todas esas tareas que yo nunca las hice porque me iba todos los días al centro. Eso me ha llevado a tener en mi canal oficial de YouTube donde todos los miércoles hago una especie de programa en vivo: cocino, canto y cuento cosas. Se llama “Entra a mi hogar. Cocina cotidiana”.

Esta semana hicimos milanesa napolitana con ensalada 3D, así que eso fue positivo aunque no me entraba dinero. Hicimos un par de streaming que no funcionaron, en el sentido de lo económico, porque artísticamente estuvo todo bien. Este año está el alivio de saber que está la vacuna, como yo soy un cantor esencial, es posible que me dé la vacuna pronto, (se ríe).

Ruego a las fuerzas del universo que nos ayuden a salir de esto para poder encontrar una solución a través de la medicina y de la ciencia. En cuanto a las cuestiones físicas, estaba hablando con una amiga y me contó que a ella le pasa algo que a mí también me pasa y es que doblamos antes. Por ejemplo, queremos ir al baño y en lugar de entrar por la puerta pegamos con el brazo al marco. Será cuestión de calibrar el GPS (se ríe).

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