7 consejos para que tus hijos se alimenten mejor

La nutrición de los niños es una gran herramienta para su crecimiento y desarrollo, necesaria para llegar a adultos de manera saludable. Optimizarla en las infancias es una prioridad. Aquí te contamos un poco acerca de su importancia en las diferentes etapas de la vida y te dejamos al final algunos tips muy útiles.

La alimentación es imprescindible para el mantenimiento de la vida y la interacción social de los humanos. Si bien es una necesidad universal, la formas de satisfacerla son muy diversas.  Teniendo en cuenta también que los alimentos nutren tanto nuestro cuerpo como nuestros vínculos sociales (amigos, familia, etc).

Para evitar tanto la malnutrición por déficit como por exceso (mayor porcentaje de niños con obesidad y sobrepeso), es fundamental revisar y adecuar las prácticas alimentarias tempranas como es la lactancia materna y la alimentación complementaria oportuna.

Los primeros años de vida

Durante los primeros años de vida, el desarrollo es rápido e incluye grandes cambios en la conducta alimentaria. Durante esta etapa, comienzan a generarse las preferencias alimentarias que, a la vez, dependen de los alimentos ofrecidos a los niños por sus padres o cuidadores y de los contextos alimentarios.

Debido a que en esa etapa la alimentación depende de los adultos, la selección de los alimentos, los horarios de las comidas y sus actitudes para alimentarnos desempeñan un papel cítrico en la formación de esas preferencias y hábitos saludables.

Los primeros 24 meses de vida son una ventana de oportunidades para promover la aceptación de alimentos que caracterizan una alimentación saludable como frutas y verduras, como así también rever qué hábitos estamos teniendo como familia, y cuál es el ejemplo que queremos enseñarles.

La Organización Mundial de la salud (OMS) y UNICEF recomiendan la lactancia materna exclusiva (LME), iniciada en la primera hora de vida y exclusiva en los primeros 6 meses y el agregado de alimentos nutricionalmente adecuados y seguros a partir de los 6 meses de vida, para luego cerca del año progresar hacia la alimentación familiar.

Este rápido crecimiento y desarrollo en los primeros años de vida requiere ofrecer una alta ingesta de nutrientes y energía y que estos sean de calidad para crear hábitos alimentarios saludables y prevenir de manera temprana las enfermedades en la vida adulta.

El niño en etapa preescolar

Los períodos preescolar y escolar son etapas fundamentales para el fortalecimiento de los hábitos saludables que se relacionan con el bienestar y la prevención de la malnutrición en el niño y de las enfermedades del adulto.

La velocidad de crecimiento se reduce después del primer año de vida; esto cambia las necesidades de nutrientes, pero el desarrollo psicosocial influye en las conductas alimentarias propias de la edad.

En esta etapa, el niño está incorporado a la mesa familiar, por lo tanto, es necesario que la familia enseñe hábitos nutricionales con lo que hacen (y no con lo que dicen) y sostenga un entorno saludable.

Los niños se mueven y exploran su ambiente, tienen interés e imitan las conductas al comer, manifiestan sus gustos y pueden reconocer las conductas aceptables. Todo esto influye en el modo de alimentarse del preescolar. El interés en alimentarse puede ser impredecible, muy cambiante entre un día y el siguiente, y de una semana a la otra: tiene comidas favoritas y rechazo por otras, puede manifestarse una selectividad que puede desorientar a los padres, y generar respuestas inadecuadas por parte de los adultos que “fuerzan a comer”, como premios, castigos, ofrecimiento de comidas fuera de hora o golosinas.

El niño en etapa escolar

La adaptación a la escuela implica cambios en los horarios de alimentación; el niño adquiere mayor autonomía, realiza varias comidas fuera de casa, está expuesto a una mayor influencia de sus compañeros y, al mismo tiempo, recibe una menor supervisión de los adultos. 

Esto, sumado a la disminución de la actividad física y la mayor exposición a pantallas (TV, computadoras, teléfonos celulares y videojuegos), han significado un aumento progresivo de sobrepeso y obesidad, datos que son muy preocupantes para el futuro de ese niño.

De aquí surge la necesidad de fomentar la adquisición de hábitos saludables y retomar un mayor control, incentivando las comidas en familia, y en lo posible, limitar la publicidad de alimentos pocos saludables destinados al consumo infantil, que en general son ricos en azúcar, grasas y sal.

La alimentación, sobre todo la ofrecida al niño, debe cumplir con ciertas “reglas de oro”, que son:

Completa: debe incluir alimentos de todos los grupos (variedad)

Equilibrada: debe proveer los nutrientes en proporciones y relación adecuadas (representados por sus alimentos fuentes)

Suficiente: debe cubrir los requerimientos de calorías y nutrientes.

Adecuada: debe adaptarse a la etapa del desarrollo del niño con énfasis en los caracteres en los caracteres organolépticos (olor, sabor, consistencia y textura), el desarrollo de los diferentes sistemas, las señales de hambre del niño y en unos vínculos sensibles con el cuidador.

Recomendaciones y consejos:

  • 1. El momento de las comidas debe ser relajado, evitar las pantallas y juegos y en lo posible comer en familia, o en el ámbito escolar.
  • 2. Ofrecer alimentos variados e incluir alimentos de todos los grupos (frutas, verdura, carnes, lácteos, legumbres, cereales, grasas saludables) a lo largo de la semana. Evitar ultraprocesados y estimular a los niños a elegir entre opciones saludables y participar, de acuerdo a su edad, en la preparación de los mismos.
  • 3. Respetar los horarios de las comidas; evitar que el niño “picotee” durante el día.
  • 4. Ofrecer variedad de frutas y verduras de manera diaria. Aprovechar las de estación, son más económicas y más ricas.
  • 5. Incentivar el movimiento libre, actividad física, caminatas, bicicletas, juegos al aire libre.
  • 6. Reducir los alimentos ricos en grasas saturadas, y azúcares.
  • 7. Consumir siempre agua como bebida de hidratación, y no ofrecer jugos, gaseosas o aguas saborizadas.

La alimentación de los chicos es el reflejo de la alimentación de los padres. Seamos conscientes y enseñemos hábitos saludables a nuestras infancias, para así prevenir enfermedades a corto, mediano y largo plazo.

*La autora es Licenciada en Nutrición, Especialista en Nutrición Clínica Pediátrica Mat: 1586 @virginiaquevedo.nut atiende en @focusnutricion

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA