Hay fechas que no se superan: se aprenden a transitar. El 16 de diciembre es una de ellas para Nicolás Vázquez, que este año volvió a detener el tiempo para recordar a su hermano Santiago, fallecido de manera súbita en 2016, a los apenas 27 años. A nueve años de aquella pérdida que marcó un antes y un después en su vida, el actor compartió un homenaje íntimo y conmovedor: untatuaje cargado de significado, memoria y aprendizaje, acompañado por palabras que volvieron a desnudar su duelo, pero también su resiliencia.
La historia es conocida, pero no por eso menos dolorosa. Días después de haber celebrado su casamiento con Gimena Accardi, en un clima de felicidad plena, Nicolás recibió la noticia que quebró su mundo. Santiago, su hermano menor, actor y comediante, murió mientras se encontraba en Punta Cana, República Dominicana. Desde entonces, Nico transformó el dolor en recuerdo activo, en presencia cotidiana y en una forma profunda de honrar la vida.
nico vazquez3
Santiago Vázquez falleció de manera súbita en 2016, pocos días después del casamiento de Nico con Gimena Accardi.
Un tatuaje como ritual y promesa
En este nuevo aniversario, Nicolás compartió en sus redes un video que rápidamente conmovió a miles de seguidores. En las imágenes se lo ve tatuándose en el brazo una escena icónica de Rocky, justo debajo del nombre “Santi”. No se trata de una elección estética al azar, sino de un símbolo que condensa una historia compartida, sueños inconclusos y una filosofía de vida.
El propio actor explicó que, en uno de los últimos viajes de su hermano, Santiago había logrado cumplir un anhelo largamente postergado: conocer Nueva York. Ambos soñaban con recorrer juntos Broadway, por su amor al teatro y al cine, y completar el recorrido con una visita a Filadelfia, ciudad inseparable del universo Rocky. “Queríamos vivir esa experiencia juntos, pero no se dio”, recordó Nico. El tatuaje, entonces, funciona como una forma de completar ese viaje en otro plano, de seguir caminando juntos aunque el tiempo y la vida hayan impuesto otra lógica.
El golpe de la aguja, el trazo sobre la piel, la escena grabada para siempre: el homenaje no fue solo personal, sino también compartido con una comunidad que acompaña a Nicolás desde hace años y que reconoce en su testimonio una manera honesta de hablar del dolor sin solemnidad, pero con profundidad.
nico vazquez2
El actor recordó el viaje soñado a Nueva York y Filadelfia, una experiencia que ambos querían vivir juntos y que hoy resignifica su tatuaje.
Web
La ausencia que se transforma en presencia
Lejos de esconder su duelo, Nicolás Vázquez hizo de la memoria de Santiago un espacio vivo. Sus redes sociales están pobladas de fotos, videos, anécdotas, karaokes improvisados y risas compartidas. Hay nostalgia, sí, pero también gratitud. “Santi era la persona más importante de mi vida”, dijo en más de una ocasión, y esa frase atraviesa cada recuerdo que decide hacer público.
En el texto que acompañó las imágenes de este aniversario, Nico escribió palabras que reflejan un proceso de transformación interna: “En estos años aprendí que lo corporal se extraña, claro, pero lo espiritual se siente con una intensidad imposible de explicar”. Habla de señales, de conexiones, de momentos en los que siente a su hermano cerca, acompañándolo “desde otro plano”.
La herida, admite, no se cierra. Pero con el tiempo aprendió a convivir con una presencia distinta, menos tangible y más profunda. “Convivir con esa forma nueva de estar me ayudó a llevarlo todo mejor, más en paz”, expresó. Para Nicolás, el paso del tiempo no borra ni distancia: transforma. El recuerdo no se apaga, muta en energía, en impulso y en sentido.
nico vazquez
A nueve años de la pérdida, Nico volvió a reflexionar sobre el duelo, la transformación del dolor y la forma de honrar la vida.
Instagram
El dolor como aprendizaje y legado
Más allá del homenaje puntual, el mensaje de Nicolás Vázquez propone una reflexión más amplia sobre el sufrimiento y su potencia transformadora. “Honrar aún más la vida”, define como uno de los grandes aprendizajes que le dejó la pérdida. Entender que la existencia es frágil, breve, intensa. Que incluso en el dolor hay un llamado a ponerse de pie, a seguir, a resurgir. Como el Ave Fénix, imagen que aparece reiteradamente en su forma de narrar la ausencia.
Nico está convencido de que muchas de las cosas que logró en estos años no hubieran sido posibles sin la guía invisible de su hermano. “Cuando estaba acá y ahora que no está, pero está”, resume, desafiando la lógica lineal de la ausencia. Para él, Santiago sigue siendo parte activa de su camino.
El recuerdo de Santi, además, no es solo familiar. Es colectivo. Nicolás lo sabe y lo celebra. “Me gusta recordarlo así, porque sé que muchos lo recuerdan, lo piensan y sonríen. Y eso también es amor vivo”. En ese gesto, el homenaje deja de ser individual para convertirse en un espacio compartido, donde el afecto circula y se multiplica.
La piel de Nicolás Vázquez se volvió altar, el tatuaje un manifiesto silencioso. A nueve años de la partida de Santiago, el actor eligió no hablar desde la herida abierta, sino desde el vínculo que persiste. “Siempre juntos. Planos distintos, misma alma”, escribió. Y en esa frase, simple y poderosa, se condensa la esencia de un homenaje que no busca cerrar una historia, sino mantenerla viva.