Tamara Báez volvió a quedar fuera de las redes sociales, el espacio desde el que consolidó su actividad como influencer tras su separación de L-Gante. El cierre de su cuenta principal de Instagram representa la pérdida de 500 mil seguidores y distintas colaboraciones comerciales.
Tamara Baéz y L-Gante contrataron a personal de seguridad.
La preocupación de sus seguidores
El cierre de la cuenta central generó alarma entre sus seguidores. Desde un perfil alternativo, Tamara informó: “Estoy triste sin mi otra cuenta”, en una historia acompañada por la imagen de una copa y un emoji de tristeza. Horas más tarde, esa cuenta también fue suspendida, dejándola sin acceso a sus canales de comunicación más activos.
Esta no es la primera vez que Báez enfrenta una baja repentina. En octubre del año pasado ya había perdido el acceso a su perfil original y se había visto obligada a comenzar de cero con la cuenta @tamibaez222, también deshabilitada recientemente.
Tamara Báez acompañando a L-Gante
Le suspendieron la cuenta a Tamara Báez.
La suspensión de su cuenta de Instagram
Las redes sociales no solo funcionan para ella como medio de expresión personal, sino como fuente directa de ingresos. En ellas promociona productos, marcas, servicios y mantiene contacto cotidiano con sus seguidores. Cada cierre implica una interrupción en su trabajo digital, además de un golpe económico concreto. El funcionamiento intermitente de sus perfiles ha sido una constante en su trayectoria pública, lo que obliga a Tamara a reconstruir su audiencia una y otra vez desde cuentas nuevas.
A este escenario se suma una preocupación personal que compartió por primera vez en sus redes: fue diagnosticada con hipotiroidismo. Según contó, los primeros síntomas aparecieron tras el nacimiento de su hija Jamaica, lo que motivó estudios médicos.
Desde hace dos meses recibe tratamiento con medicación diaria. “Estoy medicada hace dos meses y de por vida, no me queda otra”, explicó. También señaló que ya nota cambios físicos: “Me siento mucho más deshinchada de cara”. En ese contexto, se generó un fuerte ida y vuelta con sus seguidores, muchos de los cuales también viven con esta condición. Una de ellas comentó: “Lo más difícil de vivir con hipotiroidismo son los cambios de humores, nadie nos entiende”. Tamara respondió con un escueto pero empático: “Te juro”.
A pesar de las dificultades, la influencer sigue buscando formas de mantenerse activa. La pérdida de sus canales principales y el impacto emocional de sus problemas de salud la mostraron en una versión más vulnerable, pero también más cercana a su audiencia.