—Las expectativas son las mejores. Agradezco esas palabras de elogio para con el disco. Es un disco que queremos mucho, por el que se trabajó mucho. La Bersuit es una banda un poco rara, con canciones muy diferentes entre sí, y cada una necesita su atención especial, su instrumentación especial. En ese disco encontrás canciones con mucho coro y batería de murga, por ejemplo, como Negra murguera o Es importante. De pronto tenés canciones que tienen cuerdas o tienen vientos… determinados tratamientos, justamente por la variedad estilística que que siempre este fue parte del ADN de este grupo.
—¿Cómo es el show?
—Es un show que termina durando unas dos horas. Siempre cantamos más de 20 temas, así que se nos hace ese tiempo. Y algún invitado va a aparecer.
—Los 25 años es un número exacto. Este disco nació en el año 2000, un año donde la Argentina estaba mal y se venía algo peor, algo que se no sabía al salir el disco…
—No, claro. Nosotros veníamos de alguna manera hablando de ciertas temáticas políticas y sociales desde hacía rato. En el disco anterior, Libertinaje, teníamos temas como Señor Cobranza o Se viene el estallido. De alguna manera estábamos hablando de algo que se percibía en el ambiente, de esa tensión social muy similar a la que vivimos ahora. Sin embargo, este disco es menos político que Libertinaje, y aun así tenés canciones como Toco y me voy, por ejemplo. O La bolsa. La verdad que es un disco que estuvo, creo, a la altura de las circunstancias y pegó fuerte. Después, la historia fue como fue, ya lo sabemos. El estallido social de 2001 fue muy doloroso. Los que vivimos en Argentina sabemos que esta clase de cosas pueden pasar.
juan subirá
Juan Subirá, tecladista de Bersuit Vergarabat.
—Si pudieras viajar en el tiempo y volver al año 2000, ¿le cambiarías algo a este disco?
—La verdad que salió tan bueno que no le cambiaría nada. Siempre quedan cosas en el tintero, o hay un tema que a uno le gustaba y no entró… Eso siempre nos pasaba. Somos de hacer muchas canciones y esas cosas son comunes. Pero después de ver los resultados y cómo salió todo, uno no se puede quejar. Es un disco muy logrado, tiene canciones muy lindas, así que está bien así.
—Ese disco fue una explosión en su momento. Tenía un título chocante: decir “culo” en la radio era difícil…
—Hay gente a la que le choca la palabra. El otro día estaba haciéndome una nota Víctor Hugo Morales en la radio y a él le costaba decir el título. Yo me reía. Él me preguntó a quién se le había ocurrido eso y yo le dije: “A mí se me ocurrió, pero ahora me lo estoy replanteando” (risas). La verdad que tenía que ver con la idea de esas personas marginadas, que se encuentran excluidas del sistema. La idea venía por ahí.
—Es como ser argentinos, hijos del culo del mundo…
—También venía por ahí, porque Argentina está en el culo del mundo. Son asociaciones que a uno se le vienen. Nosotros, con la música, viajamos mucho y Argentina es ese lugar: donde nacimos y al que queremos con toda el alma.
—En Spotify, hay una canción de ese disco que se destaca por mucho como la más escuchada: es Toco y me voy. ¿Será por algo?
—Hay muchas razones. Primero, tiene una temática futbolera, y el fútbol es una pasión de las nuestras, muy arraigadas. Cuando hay éxito, eso se redobla. Se dio también una situación: esa canción la grabó en un momento Nahuel Pennisi y después la grabó Luck Ra. Entonces eso hizo que muchos chicos se hicieran fanáticos de la canción, la conocieron por otros artistas. Y para nosotros es un orgullo, un lujo. Luck Ra hizo una muy linda versión.
—Puede pasar que muchos jóvenes piensen que Toco y me voy es un tema de Luck Ra como muchos pensaban que Señor Cobranza era una canción de la Bersuit…
—Claro. Totalmente. Ocurre que, en el caso de Señor Cobranza, nosotros hicimos una versión que fue muy difundida y se escuchó por todos lados, y pasó eso. Hace dos o tres meses hicimos una versión nueva junto con Las Manos de Filippi, y está buenísima.
—La letra es dura y polémica. Tiene que haber generado sus problemas…
—Sí, de hecho, se sacó una primera versión, debido justamente a la censura, donde, cuando se nombraba a algunos personajes, había un pitido típico de la época de la dictadura, que tapaba algunas palabras. Esa versión se había hecho para las radios, para que lo pudieran difundir.
—Hay muchas canciones donde destacan las letras. Y la música también, porque hay canciones muy distintas y algunas muy complejas. La del toro, por ejemplo, tiene un aire español y debe de resultar muy difícil de tocar en vivo.
—Sí, esa canción, de hecho, nació en España, cuando en nuestra primera gira, en 1999, visitamos el lugar. Somos medio esponjas, nos vamos mimetizando con los lugares que visitamos, y esa es buena prueba. Es lindo tema, tiene mucho agite y la letra está muy buena. Es una canción muy querida.
—Y hay una canción con una letra sugerente. El viejo de arriba es una hermosa cumbia (otra de las novedades, hacer fusiones de rock con cumbia).
—Hubo bandas como Los Auténticos Decadentes que estaban en esa línea. Ellos fueron corridos hacia un costado al principio por meterse con estos ritmos. Estaba el prejuicio de que hacer eso no era muy roquero. Nosotros en un momento lo combatimos a eso en el seno de la banda, porque también estaba ese prejuicio entre nosotros. Lo pudimos mitigar y hacer algo como esto, que es medio cumbia y medio cuarteto. Cuando vimos que podíamos hacer esto, nos salía bien, así que notamos que eran ritmos que estaban en nuestra sangre, como muchas cosas del acervo popular. Cuando nos animamos a hacer esa fusión salieron canciones buenísimas. Y al pasar por esa puerta salieron canciones como El viejo de arriba, que habla de una historia que me pasó a mí con un vecino.
—Para muchos, “el viejo de arriba” era Dios…
—No hay por qué dejar de pensar eso. En definitiva, cuando vos tenés una persona adelante con un arma en la mano, un poco es como tener a Dios. Yo vivía en una casa en La Boca (soy hincha de River, pero viví mucho tiempo ahí). Yo tenía a veces problemas con los vecinos y en esa casa vivía con mi hermano y ensayaba La Bersuit. Había allí muchas fiestas cada tanto y los vecinos, pobres, eran partícipes involuntarios de esas fiestas. Y eso fue generando un poco de tensión y altercados. Pero un sábado a la tarde vuelvo a casa y el hombre me empieza a gritar desde arriba, desde su balcón, diciendo que él estaba enojado porque veníamos de una semana con muchas fiestongas. Y yo le dije: “Bueno, bajá”. Yo se lo dije para que habláramos y él pensó otra cosa, así que bajó con un arma, y con el arma me pegó en la cabeza. Después me apuntó y me disparó a los pies. Y de repente, en un auto, cerquita, estaba el Pelado (Cordera), con Osqui (Righi). Y el viejo le apuntó al Pelado y le dijo: “Vos no cantás más”. Yo estaba tirado en el piso, sangrando de la cabeza y del pie. Y lo único que pensé fue en ir al Argerich. Empecé a caminar para ese lado y, cuando llego a la esquina, escuché dos tiros más. Por suerte vinieron el Pelado y Oscar, me subieron al auto y me llevaron al hospital. Por eso yo te decía que, cuando tenés a una persona con un arma en la mano, es dueño de tu vida. Lo más bueno de esto es que lo pude contar y lo pude cantar.
—¿Se enteró el tipo de que le dedicaron la canción?
—Dos años después estábamos en el Sur, en Villa la Angostura. Nos prestaron un bote y nos fuimos a remar por el lago, y cuando vuelvo a la playa, un amigo que estaba con nosotros me dice: “Te dejaron un regalo”. De repente veo que aparece una persona, un exjugador de fútbol, se presenta y me dice: “Te traigo esto, porque me enteré de lo que viviste con Félix y te quería pedir disculpas”. Él estaba relacionado con el tipo, le dijo de todo, y me dio un regalo para cerrar todo en paz y terminar con todo bien.
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