20 de junio de 2025 - 20:11

Juan Barraza. "El humor se puede hacer sobre cualquier cosa"

ENTREVISTA. El comediante, referente de la escena del humor y el stand up argentino, vuelve a Mendoza con su nuevo espectáculo Deslices y desmanes.

Desde hace más de una década, Juan Barraza recorre escenarios de todo el país con un estilo de humor que no rehúye lo incómodo. Con agudeza, ternura y una cuota de incorrección bien pensada, sus monólogos invitan a mirar desde otro ángulo asuntos cotidianos, emocionales o incluso trágicos. En su nuevo show, Deslices y desmanes, que estrenó en marzo en Buenos Aires y ya está girando por distintas provincias, Barraza propone —una vez más— que el humor sea una puerta a la reflexión. Este sábado 21 llega a Mendoza, una plaza que reconoce como una de las más fuertes de su carrera, para presentarse, a las 21 hs, en El Círculo, Olegario V. Andrade 510 (2° piso), Ciudad (las entradas se consiguen en andesticket.com.ar) Aquí, anticipa de qué va su propuesta, reflexiona sobre los límites del humor, los temas que más lo inspiran y la identidad humorística de los argentinos.

—¿De qué trata Deslices y Desmanes?

—No hago espectáculos temáticos. Como otros espectáculos míos pasa por un salpicado de muchos temas, pero tiene como la propuesta medio marcada de reírnos de cosas de las que hablamos y conocemos, pero viéndolas desde otro ángulo. El ejemplo que me viene a la cabeza es la tragedia de los Andes y la película La sociedad de la nieve, que trajo esta historia de vuelta. Poder meterse con eso y que la gente se ría. Primero para que la gente se ría tiene que estar relajada ¿verdad? Con lo cual hay que conseguir un clima donde la gente entre y se relaje, y estás hablando de una tragedia, donde murió gente, por más que haya pasado hace mucho tiempo, además haciéndolo en Mendoza, que está tan cerca de Chile. Este show trae un poco eso, la propuesta de poder mirar temas que no son tan habituales en la comedia, poder mirarlos desde otro ángulo y de esa manera reírnos.

—Es un espectáculo nuevo, ¿no?

—Sí, se estrenó en marzo. No es con el que vine el año pasado a Mendoza. Se estrenó en marzo en Buenos Aires y ya está girando. Y bueno, un par de meses después ya va para Mendoza.

—¿En Buenos Aires lo has presentado en distintos lugares?

—En Buenos Aires está todas las semanas y hemos girado por otras provincias también. Ahora toca Mendoza que siempre es una de las plazas más fuertes para los que hacemos esto, uno de los cinco o seis destinos más importantes de la Argentina por público. Hace 10 años que voy a actuar a Mendoza y la gente siempre responde.

—Recién mencionabas lo de hacer humor con la tragedia. Es un tema que siempre da para hablar. ¿Hay situaciones que no se pueden abordar con humor?

—El humor se puede hacer sobre cualquier cosa. Siento eso y defiendo un poco esa idea. Siempre se habla del límite del humor y yo soy un defensor de la idea de que el límite hay que ponerlo sobre uno mismo. Todos tenemos cosas de las que no nos reímos, cosas con las que no haríamos un chiste, pero nunca me parece bien poner ese límite sobre el otro, legislar sobre lo que puede decir el otro. Me parece bien ejercer el derecho de decir: "esto no lo consumo, ver este espectáculo, ver a esta persona, seguirla”. Te digo: "Che, hay un chiste sobre Malvinas." A priori uno diría: "pero esto es un tema muy doloroso, es reciente, es algo muy delicado para los argentinos y demás." Yo cuando escucho eso, quiero ver qué dice esa persona, porque quiero ver de qué lado se para, quiero ver que me está invitando a reírme de quién. Una cosa sería reírse de los pobres pibes que mandaban a pelear cuando no tenían ninguna experiencia, muertos de frío y desamparados, y otra cosa sería reírse de los ingleses, otra cosa sería reírse de las cúpulas militares que armaron esa guerra para perpetuarse en el poder, otra sería reírse del rol de los medios en esa época, que nos decían que vamos ganando cuando no era así. Vamos, quiero ver dónde está puesto el ojo y en tal caso, ¿quién es la víctima en ese chiste? Los que escribimos humor decidimos, al igual que el que escribe una novela policial decide quién es el asesino. Yo decido quién pierde en mi chiste. Me parece que si uno se permite meterse ahí y escuchar y mirar un poco más, hay un ejercicio de tolerancia y apertura un poco más amplio que se nos propone a partir del humor.

—Y a la hora de escribir tus chistes, qué temas son los que más te motivan o te inspiran para el humor.

—Mirá, hay dos temas que son recurrentes, y termino escribiendo sobre eso aunque no me lo proponga. La crianza es uno. Desde que fui papá —tengo tres hijos— es un tema que me atraviesa y aunque no quiera termino hablando y escribiendo de eso, porque es un tema siempre presente, que da mucha tela para cortar. Y el otro es el lenguaje, la comunicación, las maneras de hablar de los argentinos, creo que eso siempre se cuela en los espectáculos que hago, en algún lugar o en otro.

—¿Y el humor político?

—Creo que hacer humor es opinar. Y creo que el humor, en general, es político. De alguna manera u otra, si uno sabe ver, hay ahí una posición tomada. Estamos en un momento en que se ven dos veredas muy claras de la Argentina y yo creo que a nadie que venga a un espectáculo mío le van a quedar dudas de qué vereda estoy parado. Pero el humor político y la agenda política también tienen un riesgo, que es que hay cosas que vencen muy rápido. Yo procuro escribir un espectáculo con el que pueda girar por lo menos dos años, entonces trato de ir a temas que no se rijan tanto por la agenda. No me conviene meter temas con una fecha de caducidad tan marcada.

—¿A quiénes podrías mencionar como referentes humorísticos?

—Los de aquí son muchos, son colegas, actuó con ellos y soy amigo de unos cuantos. Me gusta mirar lo que están haciendo, siempre aprendo. Te puedo nombrar gente que hace lo mismo que yo y te puedo nombrar gente de otro palo del humor, digamos. Creo que me formé mucho más con Fontanarrosa, quien nunca subió a un escenario. Hay ahí una mirada y estructuras del humor y demás que a mí me quedaron adentro y lo reconozco como una influencia. Lo leí años y años, creciendo, aún adolescente. Las primeras veces que me subí a un escenario, imagino que en algún lugar estaba todo ese bagaje.

—¿Tenés alguna reflexión o percepción sobre el humor argentino o la manera de reírse de los argentinos?

—Sí, creo que el nuestro es un pueblo muy humorístico, porque somos gente exagerada, muy pasional. Hay dos, tres atributos que tenemos los argentinos que van muy de la mano con el humor y con un tipo de humor que a mí siempre me gustó explorar y transitar. Es esta cosa visceral, un poco de la queja, un poco del enojo, del inconformismo que, planteado en una clave de humor, para mí siempre resulta una propuesta atractiva. Como en el tango o el folclore argentinos, en nuestro humor hay una cosa melanco, nostálgica, de queja, de llanto. Hay algo de la identidad argentina en eso, y a mí me ha gustado cuando algunas veces me han dicho “lo que haces vos es muy argentino”. Si así fuera sería un motivo de orgullo para mí.

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