En alguna oportunidad, la artista plástica y curadora Laura Valdivieso, lo relacionó con la teoría cinematográfica de Sergei Eisenstein: "[Sus pinturas] no relatan acontecimientos, sino que combinan cosas, cuya convivencia es aparentemente arbitraria, sin sentido narrativo lineal. El espectador tiene la tarea de reconstruir el mensaje. Las partes construyen significados conjuntos, y así dan lugar a un todo común".
El mismo Daniel Bernal dijo en una entrevista anterior con Los Andes que “El artista ‘roba’ de todos lados, en el sentido de que puede usar lo que han hecho otros para decir cosas propias”. En esta oportunidad, hablamos del sustrato de sus obras, de la censura y de los motivos por los que el arte podría estar volviéndose elitista.
Daniel Bernal
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-¿Qué parte de vos queda y qué parte se libera en cada obra que hacés?
-Esto de dedicarme al arte fue la única opción que tenía de alguna manera para saber quién soy, expresar mis pensamientos, mis sentimientos y mi obra es una mezcla de las cosas que he vivido, que siento, que pasan a mi alrededor, ya sea a nivel familiar, provincial, nacional y de lo que está pasando en el mundo. Todo eso me atraviesa y me dan ganas de hablar y trato de expresarlas a través de un lenguaje propio. Es como un desahogo, porque es una especie de catarsis, de autofagia, buscar dentro de uno todos esos problemas, esas ideas que tenemos, retroalimentarnos y poder expresarlas de alguna manera.
-¿Siempre te movilizan cosas que ocurren en el mundo?
-Han habido etapas de mi vida donde he expresado cuestiones más personales, más familiares, y en ese sentido, cualquier cosa que entra en mi cabeza empieza a dar vueltas: "Ay, necesito decir algo con respecto a esto." Y por ahí no lo razono mucho, sino que es un sentimiento, es algo que tengo y, bueno, como te dije, voy buscando las imágenes para poder expresar eso.
Daniel Bernal
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-Y en esa autofagia, ¿se produce una cuestión sanadora o retroalimentás eso que te interpela?
-Me sano con eso. Porque creo que el ser humano necesita expresarse, decir lo que siente y lo que piensa sin censura. Con mi obra trato de no ofender a nadie, pero por ahí tengo mucha temática religiosa, porque como he vivido y transitado las cuestiones de la iglesia, -fui a una escuela católica, apostólica, romana en la primaria y secundaria- y todo eso estaba dentro mío. Cuando empecé a estudiar en la facultad de artes, veía las catedrales, sobre todo góticas (los edificios), la gente que las visitaba y era la casa de Dios, y recordaba todo lo que a mí me pasaba en la escuela cuando nos obligaban a ir a la iglesia, y era una maravilla la arquitectura, pero todo el trasfondo, de la obligación de ir a la misa, todo eso empezó a surgir, y bueno, dije, "Ya está en mi cabeza y necesito sacarlo." No me traumó, pero sí se creó un conflicto en mí de un montón de respuestas que pedía y no me daban. Todo era cuestión de fe, y soy muy racional. El arte me sirve para eso, para tratar de expresar todo lo que en aquella época no pude expresar o las respuestas que nunca recibí.
Daniel Bernal
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-¿Alguna vez terminaste una obra que te incomodara a vos mismo?
No, nunca. Cuando termino una obra a veces me ha incomodado no por la temática, sino por lo mal pintada, por lo mal compuesta, porque no me gustó, pero digo "Esto es lo que quise decir, lo que quise expresar", y de ahí en más la obra se libera, sale del taller y queda solita hablando. La interpretación que cada uno puede llegar a tener de la obra ya no corre por mi cuenta.
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- ¿Escuchaste alguna vez decir que el arte es solo para los que entienden de arte? ¿Qué te pasa con eso?
-Creo que hay dos factores. Primero, creo que todo el mundo puede observar, ver, pero no sé si entender o sentir el arte. Quiero decir que el vecino de la esquina, el carnicero, el médico, el abogado, el militar, todos, creo que tienen la capacidad para ver una obra de arte, identificarse, conmoverse. De ahí en más, hay ciertos criterios de cierto tipo de arte que no se va a entender. Hay gente que no está tanto en el mundo del arte y ve obras contemporáneas que realmente no las entienden, no les gusta. Entonces, les tengo que explicar y de alguna manera termino diciendo, "Lo que pasa es que como vos no entendés mucho de arte, no entendés." Pero esa persona ve un cuadro común y corriente y son sensibles, lo entiende, lo conmueve, le gusta. Pero ya cuando entramos en una faceta del arte conceptual, que hasta a mí me cuesta entender, digo, "¿Qué mierda me quiere decir este boludo o esta boluda?". Entonces me pongo en el lugar de las personas que no entienden nada de arte y creo que se ha vuelto medio elitista últimamente. Porque la gente va a ver una obra y hay un cartelito al lado que te la explica. "Sí, miré esa obra, pero no me llegó, no la entendí, leí, entendí lo que quiso decir, pero vi la obra y no tiene nada que ver". Creo que ahí hay una parte del arte que a mí no me gusta.
Daniel Bernal
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-¿Será que al arte hay que sentirlo más que entenderlo?
-Claro, sí. Veo una obra, una obra que puede ser un cuadro, una instalación, una intervención, si a mí me llega, ni siquiera tengo que entender. Ni siquiera sé lo que me quiere decir, pero digo: "Che, qué bueno, qué buena la idea. Me saco el sombrero." Porque si estamos utilizando materiales para expresar una idea, un concepto, y esos materiales no sirven para que la gente llegue a comprender algo y tengan que ver la explicación, creo que algo está fallando. Esto es un tema de debate siempre.
-¿Alguna vez recibiste una crítica que te descolocara?
-Crítica, no. Por ahí sí hay cuadros que han sido censurados, eso me ha pasado mucho, sobre todo con la temática religiosa.
Daniel Bernal
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-¿Qué sentís cuando una obra tuya se va de tus manos?
-Está buena esa pregunta porque una obra es como un hijo: la concebiste, estuviste tanto tiempo mirándola, observándola, creándola. Siempre queda una cosita, hay un desprendimiento cuando vendo alguna obra y siento: "Ay... qué ganas de que se quede." Primero tenés ganas de vender, y cuando ves que alguien te va a comprar, decís: "Uy, y ese cuadrito que me gusta tanto..." De todas maneras, la mayoría de la obra queda guardada. No toda se va, lamentablemente.
Todo eso me atraviesa y trato de expresarlo a través de un lenguaje propio. Es como un desahogo, porque es una especie de catarsis