13 de junio de 2025 - 23:10

¿Quino se sentía mendocino?

El 23 de julio se proyectará en nuestra provincia la película "Quinografía", en el festival Bafici. Vuelve a los primeros planos la figura, creaciones e ideas brillante de un genio que nació y murió en Mendoza. ¿Qué opinaba Quino de su provincia? ¿Qué importancia le daba a ser "mendocino"? El rescate de testimonios del dibujante que nos sigue emocionando.

1. En sus días de mayor éxito, Quino estuvo alejado de Mendoza. El brillante artista que nació en Guaymallén, pasó luego sus meses de explosión creativa entre Buenos Aires, París y Madrid. A diferencia de, por ejemplo, Roberto Fontanarrosa (un rosarino que no dejaba de mencionar a Rosario, de vivir en Rosario, de hacer gala sobre… sí, Rosario), Joaquín Salvador Lavado Tejón no “vendía” su mendocinidad, porque, como Leonardo Favio -dueño de géneros populares y cine de alta calificación- o los Enanitos Verdes -de los primeros argentinos en conquistar América-, siempre fue bastante más universal que local. ¿Por elección?

Esto se lo preguntó en forma descarada su colega y amigo Rep, en el mismísimo prólogo del libro “Toda Mafalda”: “¿Qué pasa que no aparece -en las tiras-, ni remotamente, la Mendoza natal de Quino? No pretendo un Amarcord, pero, mi viejo, ni una sola acequia, ni un paisaje, un aroma, una vid, algo…” Y avivando todo ese fuego, el guaymallino no le contestó.

Al genio de las viñetas lo pude entrevistar hace 21 años y obvio que me sentía en la obligación de trasladar estas preguntas sobre esa Mafalda que no conocía el oeste del país; sobre los amigos porteños de la niña más inteligente del globo; las dudas sobre por qué sus chistes miraban siempre hacia el resto del mundo y no a sus pagos, como solían hacer gran parte de sus colegas. Su respuesta me dejó helado. Por lo brillante, por lo precisa. “Estimado…” arrancó desde la profunda Europa, vía telefónica. Y lo que se vendría me hizo sentirlo más mendocino que nunca. Más mendocino que todo.

Quino: los primeros trazos
Quino: el mendocino más famoso del mundo

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2. El 23 de julio, en el marco del evento Bafici Mendoza, se estrenará en nuestra provincia la película Quinografía, dirigida por Mariano Donoso y Federico Cardone. Será en el Teatro Independencia. En agosto, ya estará en los cines de esta parte del mundo la cinta que bucea en el mundo del dibujante más profundo del siglo XX. “Junto a él descubrimos su trabajo, sus afectos y los espacios significativos de su vida. Luego de convertirse en una celebridad mundial, regresó viudo y casi ciego para despedirse de la luz de su infancia”, dice la producción del documental. Por estas horas la película se deja ver en España, lugar donde conoció a Joan Manuel Serrat, quien participa en el largometraje.

“La entrevista a Quino la hace Nico Sosa Bacarelli, y en un momento le pregunta cómo querría ser recordado en el futuro. El protagonista le dice ‘No sé. No lo sé’. Y es como esa prueba de humildad, como si no perdiera tiempo en pensar en su trascendencia. Esa es una que me impactó un montón. La idea de no tener conciencia de su fama”, comenta Mariana Guzzante, guionista y jefa de producción de “Quinografía”.

Volviendo al tema que abre esta nota (y la cerrará), Mariana tiene una visión que amplía las perspectivas de análisis: “En el mundo es muy poca la gente que sabe que Quino es mendocino; es como un dato no incorporado. De hecho él tuvo la nacionalidad argentino-española; y por supuesto, los españoles se lo quieren apropiar. Y el ciudadano del mundo entiende que vivió en Milán, vivió en Madrid, vivió también en París, viajó muchísimo. Entonces él en la película dice que al final no sabe bien de dónde es…”

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Una de las tantas visitas de Quino a Mendoza, antes de volver a vivir en su provincia natal,

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3. En aquella entrevista que le pude hacer a la distancia, el sesudo Quino -algo enojado- aclaró que si Mafalda no lucía como mendocina, ¡tampoco como porteña!:

“Porque yo siempre fui un argentino atípico. El barrio en el que yo me crié era muy especial; era como si me hubiera criado en el Mediterráneo. Mis padres y mis tíos eran todos andaluces, el carnicero era español, el verdulero era italiano, además pasaban sirio libaneses vendiendo cosas... Mi contacto con la Argentina empezó recién cuando yo ingresé en la escuela primaria. Y claro, nunca fui un argentino de manual, de tomar mate, de hacer asados, de bailar tango. Los problemas que he tratado de pintar siempre fueron universales. Además, mi infancia fue muy influenciada por la Segunda Guerra Mundial. Recuerdo que en la primera página del diario Los Andes siempre estaba la guerra, con todos los mapas y los combates. Luego estuve en una escuela primaria fantástica (Guillermo G. Cano, de Guaymallén), donde tenía que dibujar mapas de todo el planeta, y todos los ríos. Cosas que ya no se estudian. ¿Qué saben los chicos hoy dónde queda Gibraltar? Yo lo tuve que estudiar”.

Quino festejó los 50 años de Mafalda junto a sus personajes
Quino festejó los 50 años de Mafalda junto a sus personajes
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La respuesta que me dejó, en concreto, cuando le pregunté directamente si se sentía mendocino apagó todas las dudas: “Estimado -me dijo por teléfono- ¡Obvio que añoro Mendoza! Y los primeros años la extrañé mucho más. Pero todavía extraño los cielos de noche con tantas estrellas. El verano paseando por los barrios, esos jardines con olor a jazmín... Sí, todo eso extraño mucho. Regar las plantas del patio, trepar la escalera para subir al parral a comer uvas… Teníamos una gran higuera en el patio de casa. Viví siempre en San José, primero en una casa de la calle 12 de Octubre, y después en Saavedra 318. Esta casa se terminó de arruinar con el terremoto de Caucete. Una vez, recuerdo, volví a Mendoza y vi toda la casa destruida. Entré como pude -se había caído parte del techo- y logré recuperar un trozo del empapelado del dormitorio de mis padres, que hoy atesoro”.

Joaquín era tan mendocino que, callado, racional, creativo, no se caracterizaba por querer copar protagonismos. Su obsesión fue ser simplemente sincero. Creó el humor más claro y efectivo del mundo. Nos hizo reír de la verdad y de verdad.

En el mayor de sus éxitos, viajando por el mundo, en silencio y emocionado, atesoraba un trozo del papel de la pieza de sus padres, en la profunda Guaymallén. Cuando murió su mujer, él volvió a Mendoza. Aquí pasó sus últimos días. Quizá con menos repercusión y más silencios. Quizá siendo más Quino que nunca.

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