27 de julio de 2025 - 00:00

Fernández Fierro. Llega la orquesta típica que sacude al tango

La Orquesta Típica Fernández Fierro vuelve a Mendoza para presentar Basta, su más reciente trabajo discográfico. Yuri Venturín, voz, contrabajo y fundador de la agrupación, habla del disco y del tango como un campo de batalla sonora, política y estética.

La Orquesta Típica Fernández Fierro nació en 2001, en el corazón de una crisis social, política y económica que sacudía a la Argentina. Con ese origen, nada en su propuesta fue inocente: desde el nombre hasta su sonido áspero y su puesta en escena cargada de tensión y potencia física, la Fierro irrumpió para devolverle al tango su capacidad de hablar del presente con crudeza.

Más de veinte años después, y en una coyuntura nacional no menos compleja, la orquesta —integrada en la actualidad por Joaquín Alemán en piano; Manuel Barrios en bandoneón; Andrés Hojman en viola; Julia Testa, Martín Elter y Juan Villegas en violines y Yuri Venturin en contrabajo, voz y dirección musical— vuelve con nuevo disco bajo el brazo y una gira nacional que la traerá a Mendoza el próximo viernes 1 de agosto, a las 21, en el Teatro Independencia. La excusa es presentar Basta, el noveno álbum de la agrupación que, como su título lo sugiere, viene a poner un freno y una marca. Hablamos con Yuri Venturín, fundador, contrabajista y actual cantor del grupo, sobre este momento de la Fernández Fierro y el estado del tango hoy.

—La Fernández Fierro surgió en 2001, como reacción artística a una época de crisis. ¿Qué se siente estar pasando por algo tan parecido apenas veinticuatro años después?

—Todo es más pesado y más doloroso también, porque muchos avances que habíamos tenido en décadas anteriores se están perdiendo. Todo está muy difícil y agotador, pero, bueno, hay que seguir.

—Ese “Basta” como título del disco ¿es una manera de decirle basta a todo eso o tiene otra inspiración?

—Sí, a todo eso. Es un “basta” a la situación social, económica… Incluso es un “basta” también a muchas cuestiones internas, en lo que hace al género tango. Y hasta podría decir que tiene significados internos para Fernández Fierro y hasta para mí mismo. Va de lo más grande a lo más pequeño. El disco fue grabado en febrero de 2024 en el estudio ION, mezclado por Walter Chacón y masterizado por Daniel Ovie. En noviembre salió también en formato vinilo, fiel al espíritu físico y contundente de la banda. Pero más allá de lo técnico, Basta marca una etapa de transformaciones dentro de la orquesta.

—Es también como un disco medio refundacional, ¿no? Con cambios en la agrupación, y además vos te lanzaste como cantante.

—Sí, ya hace tres años y medio que estoy en ese rol, además de tocar el contrabajo. Y también hace un tiempo similar que la orquesta funciona con una formación más pequeña, lo cual para nosotros es mucho más dúctil para el trabajo que estamos haciendo. Es mucho más elaborado el audio, sobre todo en lo que refiere al fuelle: un sonido mucho más procesado, pero que rinden más trabajando con un solo bandoneón y una sola fila de cuerdas.

—Ese sonido característico de la Fernández Fierro, ¿es un intento de fusionar el tango con el rock? ¿Cómo lo describirías?

—Nosotros nunca intentamos una fusión en sentido estricto. Lo que hicimos fue desarrollar elementos que son comunes a cierto tango y a cierto rock, que son dos conceptos muy amplios. Medio que lo que hicimos fue una manera rockera de entender el tango, por una cuestión generacional. Yo tengo 51 años, y el rock y la cultura rock fueron muy influyentes para mi generación. Pero no es una cosa superficial, no es que porque pongo una guitarra eléctrica va a sonar a rock, o porque pongo un bandoneón va a sonar a tango. Hay una búsqueda profunda desde los elementos musicales.

—Al principio decías que este “Basta” también iba dirigido a cosas del tango. ¿A qué te referías concretamente?

—Veo muchas cosas interesantes que apuntan a ir para adelante, a buscar sonoridades nuevas, ideas nuevas, música nueva que suene a hoy. Pero también veo muchos músicos jóvenes en una especie de reacción a eso, reviviendo cosas que no tienen demasiado para decir. Y no vamos a dejar de decir “basta” a eso.

—¿Te referís a músicos que insisten con el tango souvenir?

—Sí. Veo mucha lentejuela dando vueltas por ahí, ¿viste? Pero trato de enfocarme en construir junto a colegas que la ven como una búsqueda, como lo hicieron los grandes referentes del tango en su época: Troilo, De Caro, Salgán, Piazzolla. Siempre fueron revolucionarios. Pero no queremos exprimir el limoncito que quedó en la heladera.

—Vos hablaste en alguna entrevista de una propuesta musical áspera…

—Que nuestra música pueda sonar ruda o agresiva es una búsqueda estética, no un descuido. El problema es cuando uno se queda cómodo, en la pereza intelectual. El arte no puede conformarse con lo que hay, tiene que ir más allá.

—En Basta hay también una canción grabada con Palo Pandolfo, ¿no?

—Sí, nosotros habíamos ganado el Gardel al mejor disco por Ahora y siempre y querían que hiciéramos una participación en la ceremonia, en colaboración. Nos ofrecieron nombres muy convocantes, pero que no tenían nada que ver con nosotros. Nuestra contrapropuesta fue hacerlo con Palo. Yo escribí el arreglo de “Cabeza de platino”, de Don Cornelio, y grabamos. Después, cuando hicimos el disco nuevo, grabamos otra versión, conmigo cantando. Pero queríamos que esa canción estuviera, porque nos gustó mucho el resultado y porque Palo fue muy importante para nosotros.

Un tango que no pide permiso

Desde su irrupción en la escena, la Fernández Fierro no dejó de asumir riesgos. Rompió con los protocolos de la academia tanguera, se autoprodujo, fundó su propio espacio —el Club Atlético Fernández Fierro—, puso el cuerpo en cada recital. La suya no es una nostalgia del siglo XX, sino una lectura feroz del presente.

El regreso a Mendoza, entonces, no es solo una parada más en la gira: es también un test para ese sonido procesado, compacto, afilado, que viene a poner en crisis una forma estandarizada de hacer tango. Lo que se verá el viernes 1 de agosto en el Teatro Independencia no será un espectáculo más: será un acto político y artístico al mismo tiempo.

—Siempre que fuimos a Mendoza nos recibieron muy bien. Es una ciudad hermosa. Y para nosotros, poder seguir tocando en vivo, por todo el país, es un placer enorme.

Las entradas ya están a la venta por EntradaWeb. Y aunque el tango que hace la Fierro no encaje del todo en ninguna etiqueta, hay algo seguro: suena a ahora. Y no pide permiso.

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