15 de agosto de 2025 - 08:32

Entrevista a Nadia "Coralina", la voz del Conicet: cómo reflotó el amor por la fauna marina y qué le preocupa aún

Con sus relatos, la bióloga fue el corazón de la histórica transmisión en vivo en el cañón submarino de Mar del Plata, a 3.900 kilómetros de profundidad.

Aún hoy, se conmueve hasta las lágrimas al hablar de la frustración que le provoca ver cómo la contaminación marina pasa inadvertida para la mayoría. “A nadie parece importarle”, lamentó en diálogo con Los Andes.

Para ella, “su granito de arena” –en una constante alusión al tema que la apasiona– no fue tanto la expedición y los descubrimientos que resultarán de sus investigaciones en corales marinos, sino el mensaje de cuidado de la naturaleza que logró transmitir con su calidez.

Esa cercanía que vivió durante toda la transmisión en vivo –el ruido del mate de fondo, las charlas sobre situaciones cotidianas que vivía la gente en sus casas mientras los veía, y las referencias a personajes populares– revivieron la ciencia nacional. Una luz de esperanza se iluminó en medio del océano más oscuro para aquellos que, como Nadia, aman las maravillas naturales, esas que ninguna tecnología o mente más creativa puede imitar.

Me llegan muchísimos mensajes de niños que quieren ser biólogos marinos. Sería hermoso que crezca el interés por la ciencia, porque se estaba perdiendo. Ojalá el año que viene explote la inscripción en carreras científicas”, proyectó.

El inicio de la expedición en el cañón de Mar del Plata

Desde el 23 de julio hasta el 12 de agosto, Nadia y más de 30 investigadores del Conicet mostraron las operaciones del robot submarino ROV SuBastian, que descendió hasta 3.900 metros de profundidad. Los científicos estaban divididos en dos grupos de seis integrantes cada uno, que rotaban para mantener la transmisión en vivo durante las 24 horas.

Un equipo manejaba el robot, tomaba las decisiones logísticas y los controles; el otro grupo armaba planillas, documentaba los datos y muestras y, en una labor que se volvió crucial, hablaba con el público. Si bien la transmisión en vivo era un requerimiento de la fundación Schmidt Ocean Institute –que financió la investigación y otorgó el barco–, la interacción con la audiencia nació de los propios investigadores.

Las transmisiones en vivo del Conicet: la ciencia le ganó a Olga y Luzu

Empecé hablando con muy pocas personas, casi todas conocidas. Se escuchaba todo: no podías ni comer un caramelo y tenías que hablar bajito, y aun así se oía. Por eso yo todo el tiempo decía ‘no sean chusmas’”, relató la investigadora sobre el inicio de la expedición.

En una de sus guardias la acompañaban 2.700 personas en directo y, mientras pedía ver si podían llegar a 3.000, un comentario le cambiaría el nombre para siempre. Ella, al estar en el segundo grupo, no tenía injerencia en lo que recolectaba el robot, por lo que, luego de seis horas de ver pasar corales, reclamó: “¡No sacan ninguno!”.

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Ese comentario despertó la euforia de quienes, para ese momento, no eran ni un décimo del público que tendrían después. “Un coral para Nadia” y “Nadia Coralina” comenzaron a repetirse en el chat, a tal punto que se volvió su apodo para el resto de la campaña y su nuevo nombre en redes sociales.

“Durante la transmisión, la gente comentaba en el chat usando términos científicos, participando activamente, y era maravilloso. Eso educó y generó conciencia sobre la conservación”, contó, aún sorprendida.

Más de 70 mil espectadores en simultáneo

El boom de la expedición, que alcanzó picos de más de 70 mil espectadores, llegó a través de las redes sociales, cuando a los usuarios les llamaron la atención las nuevas especies que los investigadores iban descubriendo. Del pulpo “Dumbo” a la estrella “culona” e, incluso, las peleas entre cangrejos, todo podía disfrutarse en gran calidad gracias al robot.

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Una estrella de mar con una forma que recuerda a unos glúteos humanos fue bautizada en redes como

Una estrella de mar con una forma que recuerda a unos glúteos humanos fue bautizada en redes como "la estrella culona".

“Hay especies que no son tan llamativas o que son muy pequeñas, como por ejemplo los crustáceos. Ustedes nos pueden haber visto aspirar la arena sola o con algo que parecía insignificante, porque animales como la ‘batata violeta’ son muy llamativos a la vista. Pero hay un montón de especies, gusanos y caracoles que son de suma importancia para las investigaciones”, explicó.

En la expedición también hubo un interés especial en ciertas especies que ya habían sido registradas, pero de manera incompleta: en algunos casos solo existía un ejemplar dañado o un fragmento, lo que impedía su descripción científica. Nadia buscaba un coral ramificado del que apenas conservaba una porción mezclada con otro material, lo que imposibilitaba su análisis.

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El particular pulpo o

El particular pulpo o "Dumbo marino".

Conocer el mar es entender el ambiente. Al no conocer nada, nos pasaba que encontrábamos un campo de remolacha y pensábamos: ¿por qué solo hay remolacha? Ahí buscamos comprender eso, estudiamos ese animal para ver qué tiene de especial y que le permite sobrevivir donde casi nadie más lo hace”, describió.

Un nuevo mundo, al descubierto

Nadia analizó que no sólo se abrió un nuevo mundo para la gente, sobre un espacio inexplorado y poco conocido como es el océano, sino también para aquellos que dedican gran parte de su vida y todo su trabajo a entenderlo.

Ni nosotros lo conocíamos mucho, menos la gente que no se dedica a esto. Ahora pudimos conocer más ambientes y, lo que es aún mejor, acercárselos a la gente. Pero no sólo por los organismos que habitan el mar, sino también por su superficie: mostrar que no todo es arena lisa, que hay rocas gigantes, cañones, paredes y distintas faunas”, analizó.

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En expediciones previas, como las denominadas Calud 1, 2 y 3 –la última es la 4–, los equipos científicos habían logrado explorar fondos marinos profundos y registrar hallazgos sorprendentes. De esas campañas surgieron alrededor de 60 especies nuevas para la ciencia, además de unos 400 trabajos de investigación y el registro de numerosos organismos hasta entonces desconocidos.

“La gente ama la naturaleza, pero está lejos de ella porque nadie se la muestra de forma accesible”, comprendió Nadia sobre esta cuarta expedición, que fue notablemente la más exitosa por fuera del ámbito científico. Y agregó: “Pensamos que es muy difícil porque los científicos hablan raro y existe esa idea de que saben mucho. Nosotros tampoco sabíamos todo: preguntábamos todo el tiempo ‘¿qué es eso?’ y debatíamos. Al explicarlo de forma simple, la gente se sintió parte”.

Viendo un poco fuera del agua (1)

Por qué la investigación marina del Conicet recién empieza

La expedición con el ROV SuBastian es apenas el inicio del trabajo para los investigadores del Conicet. Ahora cada grupo debe procesar las muestras finales: empacar, limpiar y ordenar todo. Una parte del material se traslada a un Museo, otra se va a los laboratorios de los especialistas de distintas partes del país para analizarlas, compararlas y establecer resultados.

El momento más esperado del día. SUBE EL ROV (1)
Organización y limpieza de muestras.

Organización y limpieza de muestras.

“En realidad, la investigación comienza recién ahora. Este proceso demanda tiempo: los primeros estudios podrían estar listos en alrededor de un año, mientras que otros pueden extenderse durante más de una década”, adelantó.

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