Por estos días, la industria editorial argentina atraviesa una de sus etapas más contradictorias: nunca se publicaron tantos libros, pero nunca fue tan difícil venderlos. Así lo observa Graciela Scarlatto, titular de Ediciones Diótima, quien conversó con Aconcagua Radio sobre el presente y los desafíos del sector independiente.
“Estamos en un momento muy singular —explica Scarlato— porque la oferta ha aumentado más que nunca. Se ha democratizado mucho quién puede publicar un libro: hay editoriales de autopublicación que sacan todo sin filtro, y otras como la nuestra que elegimos un catálogo, pero aun así publicamos autores emergentes. Hay una gran oferta, muy diversa, pero la demanda se estrecha muchísimo, principalmente por razones económicas. Los libros se han convertido en un objeto de lujo.”
La editora observa que esta caída en el consumo no responde solo a la situación económica. También influye un cambio profundo en la manera en que las personas se relacionan con la lectura. “Estamos compitiendo con una forma distinta de conocimiento. Internet y las redes sociales fragmentaron nuestra atención. Leer una obra literaria requiere silencio, concentración, un estado especial que cada vez cuesta más alcanzar”, advierte.
El precio del papel y los costos invisibles
Consultada sobre el constante aumento de los precios de los libros, Scarlatto detalla que la raíz del problema está en los insumos y la imprenta. “El papel es un holding y no cesa de aumentar. Los precios de impresión tienen inflación en dólares, entonces no queda más remedio que subir el precio final”, explica.
Aun así, Diótima mantiene una política de precios accesibles: “Ninguno de nuestros libros supera los 25 mil pesos, pero incluso esa cifra hoy es alta para muchos lectores que no llegan a fin de mes. El papel y la impresión representan casi el 70% del costo total de un libro”.
Una crisis con características propias
Aunque la inflación y los costos editoriales son un fenómeno global, Scarlatto destaca la singularidad del panorama argentino. “Argentina debe ser uno de los países donde más libros se publican y donde la oferta es más diversa. En ese sentido somos líderes en Latinoamérica. El público lector argentino tiene una gran tradición, pero la demanda está condicionada por la economía y por los cambios en los hábitos culturales.”
Aun en tiempos difíciles, la editora rescata un dato alentador: “La gente que siempre leyó sigue comprando libros. Hay un público nostálgico, el que disfruta de ir a la librería, de tener su biblioteca como lugar de placer y consulta. Lo que pasa es que ya casi no tenemos tiempo para leer como antes, salvo en vacaciones”, reflexiona.
Nuevas lecturas, nuevos géneros
El mercado también refleja los movimientos de la sociedad. Según Scarlatto, las temáticas se ajustan cada vez más al pulso de la actualidad. “Se habla mucho del abuso, de temas de género, o de situaciones sociales. A veces se piensa que son nichos, pero no siempre es así. Muchas veces resulta más interesante un texto que aborda esos fenómenos de forma lateral, no como tema central”, comenta.
La literatura romántica y el policial se mantienen entre los géneros más vendidos, mientras que la narrativa literaria —más exigente para el lector— enfrenta mayores dificultades. “Nosotros publicamos sobre todo literatura y autores emergentes. No es fácil, pero tenemos buena distribución y un público fiel”, dice Scarlatto, con el optimismo de quien sostiene la apuesta por la palabra escrita.
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