Tras una jornada clave en los Tribunales de Milán por la causa de divorcio que los enfrenta, Wanda Nara y Mauro Icardi se cruzaron a la salida de la audiencia y sorprendieron a todos con su actitud. Pese a los rumores de gritos y tensión que circularon, una cámara captó una escena muy distinta de complicidad y risas entre ambos.
El video, que fue difundido en Sálvese quien pueda (América TV), mostró cómo la empresaria y el futbolista compartieron una conversación informal luego de estar frente a frente durante más de tres horas en sede judicial.
Lejos de los gestos de enojo o frialdad que muchos esperaban, los protagonistas de una de las separaciones más mediáticas del año se miraron, se rieron y se despidieron sin tensiones aparentes. Incluso, Mauro Icardi estuvo parado junto al Lamborghini que Wanda mandó a pintar de rosa.
Yanina Latorre dio detalles del encuentro entre Wanda Nara y Mauro Icardi
La conductora del ciclo, Yanina Latorre, fue contundente al analizar la escena. “Acá no hay odio. Se van juntos, relajados. Se miran. Se matan de risa post audiencia”, afirmó en su programa. Para muchos, ese gesto sorprendió por completo, en especial por el contexto legal y emocional que los rodea.
Además, Latorre deslizó una posible consecuencia emocional para la actual pareja de Icardi: “Cuando la China Suárez vea esto, pone el grito en el cielo”. La relación del futbolista con la actriz continúa en el centro del debate mediático, más aún luego de que se supiera que en la audiencia judicial él expresó su intención de convivir con sus hijas Francesca e Isabella, y también con Eugenia Suárez.
Embed - MAURO ICARDI Y WANDA NARA: ESCANDALOSA AUDIENCIA DE DIVORCIO EN MILÁN
“En la audiencia, (Mauro) llegó a decir que quería vivir con Francesca, Isabella y Eugenia Suárez”, agregó Yanina Latorre, insinuando que el planteo del jugador fue parte de una estrategia para herir a Wanda o desestabilizarla en el plano emocional.
Aún no trascendió una resolución judicial concreta, pero lo cierto es que el vínculo entre Wanda e Icardi parece moverse entre el conflicto y cierta familiaridad que no desaparece, incluso en los momentos más críticos.