4 de mayo de 2025 - 00:05

El significado de lo "raigal" en la obra de Mercedes Araujo

Es una de las destacadas y reconocidas poetas y novelistas de Mendoza. En este artículo, Marta Castellino repasa algunas claves de sus libros, algunos de ellos, premiados.

[…] la raíz es parte del equipaje

del viajero. Facilita el retorno

insufla los ojos y el recuerdo,

aletarga los pies y le impone el regreso.

Mercedes Araujo. “Raíces” (2003)

Raigal” significa lo que es propio o perteneciente a la raíz. Remite, entonces, en primer lugar, al campo de la botánica. Pero también, por extensión, puede aplicarse a la vida humana y relacionarse con los orígenes, con el arraigo (otra palabra del mismo étimo) en la tierra. En ambos sentidos, el adjetivo es perfectamente aplicable a la obra de Mercedes Araujo.

Nacida en Mendoza en 1972, ha publicado varios libros de poemas: Ásperos esmeros (2003); Viajar sola (2008); La isla (2010) y Así es el fuego (2018). En narrativa ha publicado la novela La hija de la Cabra (2012 –Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes) y Botánica sentimental (2022).

Es abogada; en la actualidad reside en Buenos Aires, donde da talleres literarios, y se desempeña como profesora de Escritura creativa en la Universidad Nacional de las Artes y de Derecho y Política Ambiental en Universidad Nacional de San Antonio de Areco.

En cuanto a la ya anticipada referencia a lo raigal en su doble acepción, la relación con la botánica se hace presente ya desde su primer libro de poemas, cuya sección inicial -de la procede el poema citado en el epígrafe- se titula “Jardín botánico”. En los poemas que la componen se va tejiendo una sutil red de asociaciones entre lo vegetal y lo humano, que el título de su libro de prosa Botánica sentimental vuelve a hace expresa.

Así, en el poema “Flores”, leemos: “Tuve pétalos grandes, brillantes y coloreados. / Fue antes de purgar ensoñaciones, // [hojas de vivos colores / fruto, cárpelos y estambres]” (2003, p. 21). Nótese el texto en cursiva que se intercala y que, al decir de Cristina Piña, “permite la irrupción de una segunda voz […] que suma un nuevo nivel de sentido al poema, una perspectiva que relativiza o desplaza la que predomina en el texto” (2003).

Pero la obra de Mercedes Araujo arraiga también firmemente en la tierra mendocina, a pesar de la distancia, y esta adhesión espiritual se textualiza en permanentes referencias a un paisaje y a hechos trascendentales de nuestra historia común, como es el terremoto de 1861, al que se alude en varios relatos de Botánica sentimental: “El aire se llena de ruido /1861”; “El anuncio / 1861” y “La loca del terremoto / 1861”, por citar solo unos pocos ejemplos.

En cuanto al paisaje, la rispidez del secano lavallino es el escenario elegido por Mercedes para desarrollar las peripecias de La hija de la cabra, sufrida epopeya de los moradores del desierto: “Médanos y montes. El sol subió y el viento arrastró animales. Las ropas, andrajos; la cara, mugrienta. Una máscara de tierra blanca lo cubre” (2012, p. 9).

Esta novela ha merecido elogiosos comentarios por parte de la crítica; así, Camilo Carbonelli escribe que Mercedes “no solo escribe historias, traza mapas de territorios donde la tierra y la naturaleza son protagonistas silenciosos, pero poderosos. En su escritura, el paisaje no es un mero escenario sino un personaje vivo que reclama su lugar” (Agencia Paco Urondo, 25 de agosto 2024). Se trama así una estrecha vinculación entre los seres humanos y la tierra que los ha visto nacer, expuesta “con una mirada crítica y poética” (Carbonelli, 2024).

Por su parte, respecto de la escritura de Araujo, Gabriela Cabezón Cámara ha dicho que “tiene el ritmo de lo observado minuciosamente, el afecto complejo de los actos más pequeños […] Es poesía”; por su parte, Esther Cross destaca el poder creador de su escritura, capaz de reinstaurar “un mundo único y perdido”, el de ese remoto rincón de la tierra mendocina.

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