Después de haber alcanzado la fama con Gran Hermano y haber mantenido su presencia en el mundo del espectáculo con la música, Brian Lanzelotta atraviesa un presente muy diferente. A una década de su salto a la fama, decidió reinventarse con un emprendimiento que lo llevó a cambiar su vida por completo.
Muchos dirán que está en “una situación actual difícil”, pero, sin embargo, él cree que puede hacer lo que cualquiera hace y asegura que con eso busca “estabilidad”. Ahora se dedica a la venta de papel higiénico y rollos de cocina, y creó su propia marca. “Yo hago todo. Tomo pedidos, armo y reparto”, manifestó.
Reconversión de Brian Lanzelotta
El exparticipante del reality reconoció que la pandemia golpeó fuerte a su economía y lo obligó a buscar alternativas junto a su familia. Vendió buzos, alimento balanceado, trabajó como barbero y, con esfuerzo, encontró en este nuevo rubro una manera de salir adelante.
Hoy, con 35 años, el cantante reconvertido en emprendedor se mostró orgulloso de lo que construyó. Días atrás incluso vendió su auto para comprarse un camión usado que le permite hacer los repartos y, poco a poco, su proyecto va creciendo.
Lanzelotta contó que pudo poner en marcha este desafío gracias a la ayuda del papá de un compañero de jardín de sus hijos, quien le prestó un depósito de su fábrica de embalajes para guardar la mercadería hasta que logre contar con un espacio propio.
Sobre su emprendimiento “Bien Limpio”
Su emprendimiento se llama “Bien Limpio”, un juego de palabras con sus iniciales. “Esto es algo que tenía dando vueltas en mi cabeza en la pandemia, pero cuando me llamaron para el Cantando 2020 lo postergué. Hoy lo refloté y estoy muy feliz porque poco a poco estamos logrando cosas que solamente me las imaginaba”, contó en una entrevista a TN.
El músico reconvertido en empresario admitió que no fue fácil conseguir clientes. “En principio el reparto es algo chiquito que voy construyendo día a día. Yo subo muchos videos a las redes sociales; mucho TikTok, mucho Instagram y muestro el día a día del emprendimiento, tanto lo bueno como lo malo”, dijo.
“Desde los pedidos hasta las dificultades para entregar la mercadería. Arranqué en mi auto y por la cantidad de pedidos tomamos la decisión con mi mujer de venderlo para poder comprar una camionetita y así llegar a más gente y lugares”, relató.