Cazzu, entre la rabia y la ternura: el perfil de la artista que cierra la Fiesta de la Cerveza
La jefa del trap argentino llega a Mendoza con Latinaje, su disco más audaz: un cruce de ritmos latinoamericanos, confesiones íntimas y una voluntad explícita de salirse de las etiquetas.
Con una carrera que arrancó en la cumbia y trepó al trap, Cazzu se presenta como un torbellino de géneros, emociones y códigos propios. Esta noche cierra lo que en principio era la última jornada de la Fiesta de la Cerveza, antes del cambio de fechas por alerta meteorológica. En este sentido es importante destacar que el domingo fue la única fecha que no sufrió modificaciones, por lo que Cazzu, se presenta luego de Molotov, tal como estaba previsto.
La artista jujeña llega a Mendoza para presentar Latinaje —su nuevo disco— que no es solo un giro musical, es una declaración de identidad, vulnerabilidad y reivindicación regional. Julieta Emilia Cazzuchelli, la mujer que hoy responde al nombre artístico de Cazzu, nació el 16 de diciembre de 1993 en Fraile Pintado, un pueblo de la provincia de Jujuy. Su biografía, simple en las formas pero densa en los matices, arranca con una casa en la que la música era parte del paisaje. Desde los once años cantaba folklore junto a su padre y pasó por experiencias tempranas con cumbia y rock antes de encontrar el tono que la iba a catapultar. Esa polifonía de comienzos está registrada en su trayectoria y en las crónicas que la siguen.
La historia de Cazzu es, en parte, la historia del trap en español: una escena que creció en la periferia y, con artistas como ella, fue encontrando voz femenina sin pedir permiso. En 2017 editó Maldade$, un debut que no buscó dulcificar nada: sonido crudo, letras filosas y una actitud de protagonista que rompía el molde del circuito urbano local. El despegue comercial vendría después, con éxitos y colaboraciones que la ubicaron en playlists masivas y escenarios mayores, pero la huella de aquellos discos tempranos sigue presente en su impronta.
Cazzu superó el récord de Lady Gaga
El salto de Cazzu al gran público estuvo marcado por temas que se transformaron en himnos de la escena. Sencillos como “Loca” —con Duki y Khea, y más tarde con participaciones internacionales— y otros como “Toda” o “Pa Mi” la colocaron en un punto de visibilidad que la obligó a redefinirse constantemente. Ese tránsito entre el underground y la masividad no estuvo exento de preguntas: ¿Se puede sostener la autenticidad cuando la industria exige reproducir fórmulas? Ella respondió con reinventos, con riesgos calculados y, más recientemente, con una apuesta amplia que no teme desarmar etiquetas musicales.
Ese riesgo es Latinaje, el álbum que presenta en 2025 y que, más que un simple cambio de sonido, se lee como un mapa de reencuentros. En este proyecto Cazzu integra cumbia, corridos, salsa, pasajes folclóricos e incluso guiños al tango; la propuesta es deliberada: explorar la amplitud de lo latino sin traducirlo a un solo código urbano. En palabras de la propia artista, Latinaje “fue como una manera de ponerme a prueba de lo que puedo lograr en la música, más allá del género urbano”, una confesión tomada de sus entrevistas con medios que la acompañaron en la salida del disco. Esa ambición programática está vinculada tanto a una búsqueda estética como a una reivindicación identitaria: traer a la superficie sonidos que la habitan desde la infancia y los lugares por los que transitó.
La narrativa de Cazzu en esta etapa tiene además un componente íntimo y confesional: la maternidad, las rupturas personales y la exposición mediática aparecen como fuerzas que moldearon su mirada. En la portada digital de Vogue México dijo que “es muy valiente mostrarse como una es de verdad”, una frase que no sólo apunta a su nuevo repertorio sino a la decisión de escribir sin muros, de aceptar que la vulnerabilidad puede convivir con la fortaleza escénica. Esa voluntad de sinceridad también alimentó su primer libro, “Perreo, una revolución", donde reflexiona sobre feminismo, libertad sexual y el lugar de las mujeres en géneros históricamente dominados por varones. El cruce entre la música y el ensayo revela, por un lado, a una artista que piensa su propio acto creativo y, por otro, a una figura con conciencia colectiva sobre el impacto cultural de sus pasos.
Musicalmente, Latinaje no busca el guiño fácil. Sus arreglos y la curaduría de beats muestran a una Cazzu que entiende la textura de cada género y la respeta: “Cuando hacemos salsa, hacemos salsa, no hacemos una canción reggaetonera con toques de salsa”, explicó en una entrevista con GQ México, subrayando que la mixtura no pasa por un recorte superficial sino por el reconocimiento serio de esas tradiciones sonoras. Esa precisión técnica y estética transforma el álbum en una operación de cuidado: pretende que cada pieza funcione por sí misma, pero también que dialoguen entre sí para contar una historia coherente.
La ambición artística, sin embargo, convive con críticas previsibles. Para algunos sectores, la mezcla de trap con folklore o corridos puede sonar como un collage que no termina de ajustarse; para otros, la transición de figura underground a estrella sólida plantea dudas sobre la pérdida de la rabia fundacional que caracterizaba sus primeros trabajos. Es un debate habitual cuando un artista cambia de escala: la pregunta sobre autenticidad se repite, y Cazzu la enfrenta mostrando que su eje, en buena medida, no fue siempre la coherencia estilística sino la honestidad de su mirada. Ella lo ha contado así: sus canciones “eran para ellas, no para mí”, referida a esa función social y colectiva del arte urbano; ahora, añade, también le interesa escribir desde su experiencia personal. Esa doble tensión —entre lo colectivo y lo íntimo— atraviesa su obra reciente y, por extensión, su presencia en los grandes festivales.
Fiesta Provincial de la Cerveza 2025: Molotov, Cazzu, La Konga y Ciro y los Persas
Fiesta Provincial de la Cerveza 2025: Molotov, Cazzu, La Konga y Ciro y los Persas
Cazzu: La presencia escénica más fuerte de la noche mendocina
La llegada de Cazzu a la Fiesta Provincial de la Cerveza en Mendoza tiene, por lo tanto, varios sentidos. Por un lado es un gesto logístico: la artista cerrará la edición 2025 del festival, un lugar donde el público del interior puede verla sin viajar a grandes centros; por otro lado es una oportunidad para que su apuesta sonora se ponga a prueba frente a una audiencia masiva y diversa, que puede venir tanto por la cerveza como por el cartel mixto de la grilla. Las entradas y los abonos para la fiesta aparecen publicados en plataformas de venta y en los comunicados oficiales del evento, que confirman la presencia de nombres fuertes en la programación. Si la intención es medir cómo su nuevo repertorio se sostiene fuera de la lógica estricta del circuito urbano porteño, el festival será un termómetro perfecto.
¿Qué puede esperar quien vaya a verla? Primero: que no sólo tocará hits de su pasado —los temas que la hicieron omnipresente en playlists—, sino que será muy probable que incorpore material de Latinaje, disponiendo de arreglos y atmósferas pensadas para la mixtura. En segundo lugar, una puesta que, según sus entrevistas, está pensada como relato. En GQ México la artista habló de llevar al escenario una idea narrativa que acompañe la música, transformando cada bloque en un episodio de su propia biografía sonora. Y tercero: una presencia escénica que hace equilibrio entre la rabia y la ternura, entre la reivindicación y la confesión. Esa polaridad es, acaso, la clave del momento de Cazzu: ser a la vez peligrosa y cercana.
Catarsis literaria en un libro que la expone
Su posicionamiento público también lleva aparejado un costo: la sobreexposición. Convertirse en figura de referencia obliga a transitar la mirada pública sobre decisiones personales —desde su regreso a plataformas de contenido hasta la escritura de su libro— y a ganar o perder adhesiones en función de gestos que, en otros contextos, pasarían inadvertidos. Cazzu eligió asumir ese lugar. En una entrevista de 2025 dijo, con crudeza y humor, que “de todas las mierdas que me han pasado, escribí un libro y algunas canciones”, frase que resume la voluntad de convertir la experiencia dolorosa en obra y conversación pública. Para muchos, esa transparencia es valiosa; para otros, es una ecuación incómoda entre intimidad y mercado.
Cazzu
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LM Comunicación
Pero más allá de las lecturas, la medida última será siempre el show: cómo suena la mezcla en vivo, cómo responde el público a la inclusión de ritmos que vienen de otros contextos y cómo se sostiene la dramaturgia que propone. En festivales multigénero, la artista que no pestañea es la que consigue que el público la siga a pesar de la sorpresa. Cazzu, con su recorrido de pueblito jujeño a portadas y estadios, tiene experiencia en sorprender. Su desafío ahora es transformar esa sorpresa en convicción colectiva: demostrar que la mixtura no es una jugada cosmética, sino una forma de narrar una identidad compleja y expandida.
Si la pregunta final fuera qué representa hoy Cazzu para la escena latinoamericana, la respuesta tendría varias capas: Es una pionera femenina del trap en español, una artista que buscó ampliar su universo sonoro y una figura pública que habilita debates sobre feminismo, libertad sexual y el lugar de las mujeres en los géneros urbanos. Su obra reciente, su libro y su visibilidad mediática la colocan en una zona de influencia que excede lo estrictamente musical. Entre la rabia, la estrategia y la ternura, Cazzu propone una figura que no evita contradicciones sino que las usa como materia prima para su creación.
Llegar al Hipódromo de Mendoza este domingo será, para quienes la sigan, la oportunidad de ver cómo se recorta ese mapa: si Latinaje funciona en vivo, si la mezcla de ritmos convence a una audiencia plural y si la artista mantiene la tensión entre lo íntimo y lo masivo sin perder pulso. Para quienes la ven desde lejos, la cita servirá para calibrar si la transformación de Cazzu es completa o si aún quedan capítulos por escribir. En cualquiera de los casos, lo más claro es que se trata de una artista no predecible y esa es, en muchos casos, su mejor carta.
Cazzu
Cazzu estudió dos carreras antes de lanzarse de lleno en la música.
Web
Cazzu rompe marcas: De multitudes reales a vistas globales
La jugada de Julieta “Cazzu” Cazzuchelli no es suerte: es éxito medido. A lo largo de su carrera acumuló varios récords tanto en vivo como en plataformas digitales, lo que la transforma en un fenómeno de la música urbana latinoamericana. Uno de los hitos más concretos ocurrió en 2023, cuando en la capital mendocina se presentó en el cierre de la Vendimia de Ciudad. Su show en el Parque Cívico convocó a unas 20.000 personas, según la organización del evento. Fue una noche que quedó marcada: desde temprano ya había gente esperando, algunos acampando, para asegurarse un lugar en un concierto gratuito que terminaría siendo multitudinario. Ese nivel de convocatoria —libre, abierto y masivo— confirma que Cazzu tiene el poder de movilizar públicos reales, no solo online.
Pero su impacto ya no se queda en los escenarios: en 2025 alcanzó un logro global que pocos artistas latinoamericanos pueden mostrar. Su videoclip Con Otra —tema de su álbum Latinaje— se convirtió en el video de una artista femenina más reproducido en YouTube durante ese año. Superó los 170,1 millones de visualizaciones, desplazando del primer puesto a Lady Gaga y su video “Abracadabra”.
Ese récord no es anecdótico. Varios medios posicionaron a Cazzu como “la artista femenina más vista del mundo en YouTube en 2025”. Además, ese videoclip no solo lidera en cantidad de vistas: se mantuvo entre los videos más populares globales del año, lo que demuestra que su música atravesó fronteras y llegó a audiencias diversas.
Este contraste —llenar plazas reales y dominar plataformas globales— habla de su versatilidad y del furor en dos frentes: el físico y el virtual. En vivo demuestra que puede convocar masas; online, que su contenido atraviesa geografías y se convierte en fenómeno viral.
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Cazzu estudió dos carreras antes de lanzarse de lleno en la música.
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Para una artista surgida originalmente del trap —género que en muchos casos funciona como semillero underground—, este salto es doble: no solo eligió no estancarse, sino que amplió su radio de acción. Su recorrido de provincias, recitales gratuitos o de bajo costo, hasta giras, hits y videos masivos —es un recorrido creciente, con marcas reales.
Cazzu logró algo que muchos buscan: conservar identidad (el origen, la historia, el estilo) y al mismo tiempo adaptarse a la lógica global de consumo masivo. Nadie la obliga a elegir: ella demuestra que se puede ser popular y mantener cierta “verdad sonora”. Si hoy alguien cuestiona su lugar en la música latina, los números contestan. Los 20.000 presentes en Mendoza y los más de 170 millones de vistas en YouTube son tan reales como implacables.