Este domingo 6 de julio, a las 21, el Teatro Independencia vibrará con la emoción de un mito: el escenario recibirá "De raíz cantora. 90 años del nacimiento de La Negra", un espectáculo que celebra la obra y la vida de Mercedes Sosa, la voz que cambió el mapa de la música latinoamericana. Las entradas están disponibles en Entradaweb.com.ar y en la boletería de la sala, ubicada en Espejo y Chile.
En el año en que se cumplen nueve décadas de su nacimiento (el próximo 9 de julio) y sesenta años de su histórica irrupción en Cosquín (el pasado 31 de enero), el legado de La Negra vuelve a sonar fuerte, ahora de la mano de nuevas voces que la reverencian: pero sin solemnidad, sino con la misma raíz combativa que ella defendió desde su canto.
La noche contará con un ensamble de grandes músicos mendocinos —cuerdas, clarinete, piano y percusión bajo la dirección de Patricio Ibire— y una sucesión impecable de voces femeninas. Desde Mendoza, Gabriela Fernández y Julieta Cangemi. Desde Buenos Aires, Maggie Cullen, joven referente del nuevo folclore. Y como figura central, Araceli Matus, nieta de Mercedes y presidenta de la fundación que lleva su nombre, pondrá su voz y sus relatos para trazar los distintos cuadros del espectáculo.
"Haré los relatos entre las etapas o cuadros representativos de la vida de mi abuela", adelanta a Los Andes Araceli, que además de artista es la encargada de custodiar su archivo e historia. La mujer que creció con la figura inmensa de Mercedes Sosa en su casa, y que a pesar de la cercanía biográfica, no se permite mitificarla: “Mercedes es la única abuela que tuve, así que no sé cómo sería crecer con una abuela distinta a ella, que fue una persona pública y con un trabajo particular, nada común entre las abuelas de mis amigos de infancia”, reflexiona.
“Me parece importante que el público pueda darse cuenta que mi abuela era una mujer en este mundo y todo lo que eso conlleva, más el contexto histórico en el que le tocó vivir. Sino, esa imagen de ‘Pachamama’ con la que se la suele relacionar desdibuja un poco su realidad”, señala Araceli con filosa honestidad.
Ella misma recuerda que tomó conciencia del peso simbólico de su abuela cuando apenas tenía cuatro años: “Ella estaba exiliada y yo ya sabía bastante sobre su trabajo y por qué estaba lejos”. Hoy, esa dimensión pública, política y artística se entrelaza con su propia búsqueda estética, con una raíz ineludible: “Siento una admiración y un orgullo inmenso por mis abuelos; y el Nuevo Cancionero lo llevo conmigo desde niña, una posición ética y estética en mi caso como música”, dice sobre el manifiesto surgido en Mendoza.
De hecho, Mercedes fue una de las fundadoras de ese movimiento que cambió el folclore argentino para siempre, junto a referentes como Armando Tejada Gómez y Tito Francia. Araceli lo siente como una herencia activa: “La raíz cuyana ocupa un lugar muy importante en mí, que no tengo una familia muy grande”, dice, y la frase se carga de espesor emocional.
Más homenajes y una fundación en riesgo
Además del show mendocino, la Fundación Mercedes Sosa, que Araceli preside, prepara otros homenajes para el 9 de julio: “Desde la FMS inauguraremos una sala que llevará el nombre de mi abuela, en donde tendrá lugar parte del archivo de Mercedes, principalmente lo que se refiere a archivo en papel: fotos, documentos, cancioneros, correspondencia personal, prensa, afiches, diplomas, etc. Un espacio donde el público en general podrá tener acceso, funcionará en CABA, en el Comité Central del Partido Comunista”. También impulsan dos ciclos en el Centro Cultural de la Cooperación: Palabras y canciones para Mercedes —por donde ya pasaron Teresa Parodi y León Gieco— y Cantoras por Mercedes Sosa, que se extenderá durante todo el año.
Desde la Fundación, el propósito está claro: “La misión urgente que tenemos hoy es el cuidado material del acervo de Mercedes y difusión de su discografía”.
Pero a pesar de las dificultades económicas y de gestión, no bajan los brazos: “Nos es tan dificultoso como en otras gestiones, no creo que la crisis haya comenzado hace un año y medio. No pensé en disolverla, pero sí al ganar Milei decidí dar por terminado el convenio que la FMS tenía con el Ministerio de Cultura y de Justicia, que era la sesión de uso de un espacio de patrimonio histórico y luego el poder mudarnos al Centro Cultural Borges que nunca nos lo permitieron a pesar del convenio firmado. Desde el 2011 a la fecha, la FMS nunca tuvo un subsidio estatal continuo o algo así de ninguna gestión”, revela.
En una Argentina que volvió a encenderse en debates sobre cultura, memoria y derechos, Araceli responde sin eufemismos a una pregunta inevitable: ¿qué le diría hoy Mercedes a las personas, y en especial los artistas, que luchan por sus derechos? “Nada distinto a lo que ya dijo ”.