Los participantes rompieron un velador y Gran Hermano tomó una drástica decisión

La pacífica noche de los participantes de Gran Hermano 2023 se vio interrumpida por un incidente inesperado que involucró un velador roto durante una batalla de almohadas en una de las habitaciones, desatando la ira del omnipresente ojo del programa.

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El caos se desató cuando los once concursantes, listos para descansar, se vieron envueltos en una guerra de almohadas, lanzándose los cojines de una cama a otra entre risas y comentarios jocosos.

Ante la creciente algarabía, la voz de Gran Hermano intervino con una clara advertencia: “Por favor, no tiren los almohadones. Gracias”. Sin embargo, los participantes continuaron la batalla ignorando la advertencia hasta que uno de ellos rompió el velador de la mesa de noche de Rosina Beltrán.

Consciente del peligro de vidrios esparcidos, Nicolás Grosman instó a sus compañeros a tener precaución: “No bajen de la cama descalzas. Quédense ahí. Eso hay que limpiarlo ahora porque mañana vamos a bajar descalzos sin querer y nos vamos a clavar todo”.

Juliana “Furia” Scaglione atribuyó la responsabilidad de la rotura a sus compañeros, anticipando posibles consecuencias: “Nos van a sancionar a todos”, lamentó, mientras que Rosina Beltrán comentó que la situación “era más tranquila antes”.

El mensaje de Gran Hermano

La situación tomó un giro drástico cuando el locutor del programa convocó a Agostina Spinelli al confesionario para abordar el incidente.

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Minutos después, se emitió una orden: “En dos minutos, todos a la habitación celeste. Y cierran la puerta. Está re caliente Gran Hermano”, sentenció, desatando la preocupación entre los concursantes. “Se re pudrió”, acordó Juliana.

Entre la confusión y el malestar general, Virginia Demo expresó su disgusto, criticando la falta de sábanas y la temperatura de la habitación: “Yo tendría que estar re caliente porque bajó el aire acondicionado. Encima no tengo sábanas, una gar...”, concluyó, reflejando la frustración del momento.

El incidente dejó en evidencia las tensiones latentes entre los participantes de Gran Hermano, marcando un momento de crisis en la convivencia televisada.