Cosas de la fe

El vocablo “fe” tiene raigambre latina, ya que proviene de “fides”, y actualmente posee varias acepciones y diferentes usos.

Crucifijo.
Crucifijo.

El titular del diario trae como noticia que ya no será necesario, para los jubilados, dar “la fe de vida” en las instituciones bancarias en donde perciben sus haberes.

Dentro de otra sección del mismo diario, encuentro otro título que reza “Sorprendieron a una mujer en su buena fe”. Y, al hojear las páginas de un libro de reciente adquisición, me encuentro un apartado llamado “Fe de erratas”. Indudablemente, el común denominador para estas tres expresiones lo constituye el sustantivo ‘fe’.

El sentido religioso

El vocablo tiene raigambre latina, ya que proviene de “fides”. Posee actualmente varias acepciones; las dos primeras tienen en común el ser un “conjunto de creencias”, ya de una religión, ya de alguien, de un grupo o de una multitud de personas: “Esas nociones pertenecen a la fe católica” y “Vinieron a predicar varios jóvenes de esa fe cristiana”.

Otras veces, el término ‘fe’ señala “confianza que se tiene de algo o de alguien”: “Le tengo fe al nuevo administrador”.

En ese sentido, es parecida la acepción que llama ‘fe’ a la “seguridad o aseveración de que algo es cierto”: “Puedo dar fe de la veracidad de los hechos”. Hay ocasiones en que la ‘fe’ es un documento que certifica la verdad de algo: “Para casarte, deberás presentar la fe de bautismo”.

En el cristianismo, la ‘fe’ es una virtud teologal, que consiste en el “asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia”.

Significados particulares

Existe un conjunto de locuciones con el vocablo ‘fe’, con significados particulares: ‘buena fe’ y ‘mala fe’ significan, respectivamente, “rectitud y honradez” frente a “doblez, alevosía”. En este último caso, también se habla de ‘fe púnica’. Cercana a la acepción de la primera, está la de la locución ‘a la buena fe’, cuyo valor es el de “con ingenuidad y sencillez, sin dolo ni malicia”: “Apelo a tu buena fe”.

En cuanto a las locuciones que mencionamos en el primer párrafo, una ‘fe de erratas’ es la lista de equivocaciones observadas en un libro; puede estar inserta al comienzo o al final y debe incluir la enmienda que de cada errata debe realizarse.

Por lo que se refiere a ‘fe de vida’ es la “certificación negativa de defunción y afirmativa de presencia, expedida por una autoridad”.

La etimología

Cuando nos remitimos a la etimología de ‘fe’, mencionamos el sustantivo latino “fides”, que se ha conservado en el corazón de vocablos que usamos frecuentemente: para aludir a una marca muy conocida de café, evocamos el término ‘Bonafide’, que claramente se escinde en dos (“bona” y “fide”), denominación que indica que el producto que se consume es “de buena fe”.

Y cuando elegimos a una persona para revelarle nuestros secretos, porque tenemos fe en ella, decimos que hemos encontrado un ‘confidente’ (“persona a quien otra fía sus secretos o le encarga la ejecución de cosas reservadas”) y que le hemos hecho una ‘confidencia’ (“revelación secreta, noticia reservada; confianza estrecha e íntima”); estas dos palabras llegan a tener ese valor por la unión de “con-” (prefijo que indica reunión) y de “fides” (lealtad, confianza).

Alrededor de estas palabras, se forman vocablos como ‘confidencialidad’, ‘confidencialmente’, ‘confidentemente’.

En el extremo opuesto, se ubican el sustantivo ‘infidencia’ y el adjetivo ‘infidente’, vinculados a la violación de la confianza y fe debidas a alguien: “Si te digo lo que pasó, voy a cometer una infidencia”.

El carácter negativo de ambos términos viene dado por la presencia del prefijo privativo ‘in-’.

Otros vocablos

¿Y cuál es el significado que poseen los vocablos ‘fidedigno’ y ‘fehaciente’? El adjetivo ‘fidedigno’ está formado por dos partes: “fide” (fe) y “digno’ (merecedor); entra al español, desde el latín, como un préstamo a partir del siglo XVII y su valor significativo es “digno, merecedor de fe o crédito”: “Esa información se basa en datos fidedignos”.

En cuanto a ‘fehaciente’, equivale a fidedigno y está formado por el vocablo ‘fe’ y la forma ‘haciente’, vestigio del participio presente del verbo ‘hacer’, con el valor de “que hace”; así, algo fehaciente es lo que permite dar o hacer fe respecto de un hecho, pues brinda certeza indudable: “Sus palabras son una prueba fehaciente de la verdad de ese suceso”.

Apegado al latín “fides”, se da el nombre propio ‘Fidel’ que, etimológicamente, significa “fiel, digno de fe”. También, en relación con aquel étimo latino, se da ‘fidelidad’ que, con la idea de fe, significa “lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona”: “Es preciso guardar fidelidad a los valores tradicionales”.

Es posible, además, encontrar la noción de fe en los términos ‘fiar’ y ‘confianza’; el primero encierra la idea de fe porque implica tener confianza en la palabra del otro y en su cumplimiento: “En estos días de crisis, muchos pequeños comerciantes fían mercadería a los clientes habituales en un pacto mutuo”.

De este verbo, proviene el participio ‘fiado’, usado en la locución ‘al fiado’, que designa lo que alguien compra, vende, contrata o juega sin dar o tomar de presente lo que debe pagar o recibir; la transacción supone una mutua fe entre comprador y vendedor: “Antes, la libreta de almacén llevaba un prolijo detalle de lo que se adquiría al fiado”.

Asimismo, se vincula el sustantivo ‘fianza’ en que también está presente la idea de fe pues no es otra cosa que una garantía, materializada en la entrega de dinero o de otro bien material a cambio del cumplimiento de una obligación: “Salió bajo fianza”.

Y, entonces, comprendemos el significado de ‘confianza’, entendida como la fe firme que se tiene de alguien o algo y, también, la seguridad que alguien tiene en sí mismo: “Le he dado mi voto de confianza” y “Se tiene una gran confianza para lograr esa meta”.

Del valor de la fe, nos brinda testimonio, una vez más, el Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes, que recoge la frase proverbial “La fe mueve montañas”; finalmente, el pensamiento de Goethe al dejar esta reflexión: “La fidelidad es el esfuerzo de un alma noble para igualarse a otra más grande que ella”.

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