En tiempos donde todos compiten por aparecer en la primera página de Google, muchas marcas creen que la solución mágica está en producir grandes volúmenes de contenido con herramientas de inteligencia artificial. Sin embargo, cada vez más casos muestran que publicar en masa no garantiza visibilidad. ¿Por qué? Porque Google está aprendiendo a detectar cuándo el contenido no fue creado con intención humana.
El resultado: miles de artículos que nunca posicionan, que nadie lee y que, en la práctica, son invisibles.
La trampa del contenido “rápido y barato”
La posibilidad de generar textos automáticamente con IA generativa abrió un nuevo escenario para equipos de marketing y agencias. Pero ese mismo entusiasmo está generando un problema: la calidad editorial queda relegada frente a la cantidad.
¿Qué ocurre cuando todo lo que se publica suena igual?
¿Cómo saber si tu contenido está en riesgo?
Ahí es donde entran en juego herramientas como AI detector —término en inglés que refiere a detectores de contenido generado por inteligencia artificial—. Estas herramientas permiten analizar si un texto tiene patrones propios de la escritura automatizada, como estructuras repetitivas, vocabulario neutro o frases genéricas.
Al integrarlas en el flujo editorial, las marcas pueden:
- Auditar contenidos antes de publicarlos.
- Decidir si conviene editar o reescribir.
- Mantener el estilo y coherencia de su comunicación.
- Evitar sanciones de buscadores por contenido “de baja calidad”.
Lo que Google está buscando (y lo que no)
El algoritmo de búsqueda actual prioriza contenido útil, original y con valor real para el usuario. Esto no significa que no se pueda usar IA, pero sí implica que el contenido debe estar curado, ajustado y editado por humanos.
Algunas recomendaciones para mejorar tu estrategia:
- No publiques automáticamente todo lo que genera una IA.
- Usá herramientas de detección para filtrar lo que no suma.
- Apostá a la calidad por sobre la cantidad.
- Incorporá datos propios, contexto local o análisis reales.
Publicar más no es publicar mejor
El posicionamiento orgánico no se trata de ganarle a la máquina, sino de conectar con lo que las personas realmente buscan. Y para lograr eso, la inteligencia artificial puede ser una ayuda, pero nunca debe reemplazar la estrategia, el criterio ni la voz auténtica de una marca.
Si tu contenido no aporta nada nuevo, Google ya no lo muestra. Y si nadie lo lee, no existe.