27 de junio de 2025 - 00:00

Sucesos que muestran que no todo está perdido

No podemos evitar las malas noticias porque sería engañarnos y desconocer la realidad. Contra ese cuadro de situación, resulta altamente gratificante también la difusión de hechos donde la solidaridad y la empatía por los demás son las coordenadas que inspiran actos y actitudes.

Vivimos en un tiempo en el que las malas noticias se reiteran en los medios de difusión, como las guerras, los femicidios, las peligrosas conductas derivadas manejar bajo los efectos del alcohol, y la lista continúa.

Ante esto, a veces podemos tender a volvernos un poco pesimistas y desencantados.

Cuando los medios informativos no tienen más remedio que dar noticias como una, ocurrida en Córdoba, con la condena de una enfermera por asesinar a cinco bebés con dosis de potasio y/o insulina, el contraste con otros sucesos nos devuelven cierta cuota de optimismo y recrean el mensaje de que no todo está perdido.

Vivimos en un mundo en el que buena parte de lo que sucede es negativo, pero no debemos ceder a esa presión de las cosas negativas para no afectar nuestro ánimo y consecuentemente, nuestras existencias.

En este sentido podemos tomar nota del pensamiento de la escritora y pensadora norteamericana, Mariana Alessandri (50), quien en su libro “Visión nocturna”, reflexiona sobre nuestras emociones negativas -la ira, el dolor, la tristeza o la ansiedad- y sostiene que nos permiten descubrir una parte valiosa de la realidad.

Afortunadamente hay situaciones que ocurren en la comunidad que elevan la autoestima y pergeñan la perspectiva de que la solidaridad y la dignidad se afirman como valores a los que debemos aspirar en forma permanente.

El pasado domingo 15 de junio, diario Los Andes publicó dos notas que nos proveen información sobre cómo la ayuda a personas que la necesitan moviliza cambios y permiten ver que la vida, siendo muy difícil en muchas ocasiones, se presente en otras más amable, más empática con la condición humana.

Uno de los casos que traemos a colación es el programa de Acogimiento Familiar de Mendoza, en el que treinta y cuatro familias reciben en el seno de su hogar a chicos que están incursos en alguna situación de vulnerabilidad de sus derechos.

El cuidado es solidario, transitorio y sin fines adoptivos. De hecho, estar en la lista de adoptantes es un impedimento para acceder a esa posibilidad. Las tareas de cuidado de esos niños y adolescentes revisten la condición de transitoria y se realizan con una alta dosis de amor por el prójimo. Tenemos aquí un ejemplo de que todo lo que sucede es negativo.

La restante historia es también digna de mención en una hipotética crónica de hechos que reconfortan y compensan los malos momentos de la violencia y el desprecio por los demás.

Es la historia de un vecino del distrito El Algarrobal (Las Heras), Miguel Pallero, a quien el cronista bautizó con la acertada denominación de “padre coraje”. No es para menos: el hombre crio a los hijos de su primer matrimonio y los de una segunda relación, once vástagos en total.

Resumiendo, no podremos evitar las malas noticias, estén insertas en la cotidianidad, mal que nos pese, pero breguemos para no sean las únicas que nos alcancen porque a poco de profundizar surgen las actitudes y los comportamientos que dan revancha frente a la amargura de situaciones que nos quitan los deseos de luchar y seguir luchando por un mundo mejor.

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