12 de noviembre de 2025 - 00:00

El "comando" en moto que limpia montañas

Limpian pintadas en montañas y otros espacios naturales. Nos referimos a un comando de limpieza de la fundación Pro Montaña, que circulan en moto. Un ejemplo a seguir y que puede servir para que las insulsas leyendas en aerosol en paisajes de montaña vayan disminuyendo.

Los Andes denominó “Comando limpieza” al grupo de motociclistas del Gran Mendoza, que lleva adelante operativos de limpieza en la cordillera mendocina.

No lo hacen ahora por primera vez, sino que ya llevan un tiempo ejecutando estas acciones de solidaridad y respeto por lo "público".

La actividad que este comando sui generis realiza tiene antecedentes en una actividad llamada plogging. Se trata de aquella modalidad de ejercicio en la que la acción de correr, trotar o caminar se le agrega la recolección de residuos, y en otra de sus facetas, la de erradicar las insulsas pintadas en ambientes al aire libre.

Sí hay algo difícil de controlar y que produce el desagrado de la mayoría de las personas, son las vandálicas leyendas que algunos ciudadanos estampan en hermosos paisajes de la montaña mendocina.

Descubrir estas contravenciones es un tema arduo y dificultoso y no siempre se ubica a los autores y por supuesto, no se los sanciona. Son tan gravosas sus acciones como las que dañan y malogran las señales viales, un código de aceptación mutua que permite circular por calles y rutas con ciertas garantías de seguridad.

En lo que concierne a las desagradables pintadas en la montaña, las paredes de edificios, los diques y otros lugares, uno de los casos que más trascendencia tuvo últimamente fue la pintada de sus nombres, que turistas bonaerenses estamparon en rocas vecinas a la ruta nacional 7 y el dique Potrerillos.

Tras el daño realizado, las inscripciones fueron borradas por los miembros de la Fundación Pro Montaña, grupo del que es referente Claudio Mellimacci, de 53 años, y que está integrado por unos doce integrantes, aunque el número puede aumentar según las circunstancias.

Las inscripciones de Potrerillos se borraron y como saldo positivo de esa desafortunada acción de paseantes de la provincia de Buenos Aires, quedó como sensación que conviene pensarlo dos veces antes de ensuciar la naturaleza con pintura blanca: la familia que cometió la infracción debió enfrentar una multa millonaria por parte del gobierno local ($ 2.100.000 más trabajo comunitario). La organización de motoqueros se encargó de borrar las leyendas, que no eran otra cosa que los nombres o apelativos de los turistas.

Mientras se confeccionaba este comentario, los componentes de la patrulla de higiene se encontraban "limpiando" más de cincuenta leyendas pintadas con aerosol en la reserva natural Villavicencio, uno de los lugares de nuestra provincia donde la naturaleza se enseñorea.

Otra misión está proyectada para el 11 de noviembre, junto a miembros de la congregación religiosa Verbo Encarnado (San Rafael). El conjunto de ‘hidrolavadores’ tiene prevista una salida al Cajón de Arenales (en el área natural protegida del Manzano Histórico). Allí, durante una excursión, miembros de esa orden religiosa realizaron pintadas en una roca de montaña y ahora el daño será subsanado, con la presencia de los motoqueros y los propios causantes de las pintadas.

Con la reiteración de estas acciones de protección ambiental y patrimonial, los integrantes de la fundación creen que se accede a punto de inflexión en la gente, que termina por entender que pintar nombres o grafitis en una pared montañosa u otro lugar que debe permanecer intacto no tiene nada de divertido y es un delito o una contravención.

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