6 de abril de 2025 - 00:05

Rodolfo Giro: "Argentina ya no sólo exporta horas de programación, sino servicios profesionales más potentes"

El cofundador de Interbrain y vicepresidente de Conocimiento de la FEM analiza la situación del sector y los puntos fuertes de las empresas locales.

La industria del conocimiento, si bien no puede escapar por completo a la realidad del país, en ciertos momentos ha tenido una evolución muy distinta a la de otras ramas de actividad. Sin embargo, el dólar bajo y los salarios que se han ido tornando más altos en esa moneda han tenido su impacto, como también la desaceleración de la demanda mundial.

Rodolfo Giro, cofundador de Interbrain y vicepresidente de Conocimiento de la FEM (Federación Económica de Mendoza), cuenta cuáles siguen siendo los elementos favorables para el desarrollo de esta actividad en Argentina y en Mendoza.

- ¿Cómo se encuentra hoy el sector del conocimiento?

- El sector es cada vez más diverso. Puede haber partes en crecimiento y otras que no. Uno siempre toma el promedio, pero hay extremos y existe mucha dispersión. A nivel global, hay una tendencia a la desaceleración. La actividad sigue creciendo, pero a menor ritmo, porque ha habido un reacomodamiento. Hubo una burbuja con las criptomonedas, otra con las Fintech, que después se desinflan y, en cascada, caen algunas empresas.

Como no somos formadores de precio ni de demanda, nos afectan las cosas que pasan en el exterior. Pero, en general, en Argentina, en comparación con el año pasado, estamos mucho mejor, porque 2024 fue muy áspero.

- Con un dólar bajo y salarios que se volvieron más caros en dólares, ¿cuál es la rentabilidad del sector?

- La desaceleración de la inflación también desaceleró el aumento salarial. Antes, todos los meses teníamos que recalcular. Ahora sigue habiendo subas, pero ya no con el frenesí que había. Y sí es cierto que, en términos dólar, estamos un poco caros. Como las compras en Chile, nos pasa a todos. Los valores internacionales los fija India, que es el principal exportador del mundo y, como el valor de la hora se mantiene bastante estable, a veces nosotros estamos súper competitivos y otras veces no tanto. Ahora estamos en el no tanto.

Son cuestiones cíclicas, que tienen que ver con el dólar. Por un lado, está bueno que no haya tanta brecha, porque cuando se achica, automáticamente suben las exportaciones argentinas. Nuestras empresas no salen por Aduana. Si hay un problema con el tipo de cambio, se factura vía Chile, Perú o Uruguay, donde muchas compañías tienen filiales. Pero si está más parejo, la exportación sale de acá.

El gran problema argentino es la competitividad. Tenemos costos altos. Eso sí afecta la rentabilidad y, lamentablemente, los clientes internacionales no tienen el concepto de inflación. Uno no puede aplicar índices de ajustes, porque no es algo que en el resto del mundo sea política habitual.

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- Y la estabilización los beneficia en ese sentido…

- Sucedió un fenómeno interesante. El año pasado, inmersos en la vorágine, tomabas un alquiler y se fijaban índices muy altos y a nadie le molestaba, porque la inflación era muy alta también. Y quedaron muchos contratos con esas cláusulas. Ha habido renegociaciones, porque, con esas indexaciones, los precios se duplicaron.

Y las modificaciones del dólar hicieron que las tarifas cambiaran. Pero, a la larga, nos ayuda, porque nos ordena. Es preferible estar caros en dólares, pero tener un dólar único, que una falsa competitividad dada por una brecha. Cada cosa tiene sus pros y contras.

Volviendo al salario, el capital de trabajo demanda el mayor flujo de fondos en nuestras empresas, por lo que el tema salarial sigue siendo el gran tema, porque hay inflación, pero se ha tranquilizado. De hecho, algunas empresas grandes, de afuera, han tenido que reestructurar y las locales, como no hay tanta demanda, tampoco salen a buscar tanta gente. Antes había que perseguir al programador para contratarlo y ahora llegan currículums.

- ¿Y qué perspectivas tienen para este año?

- Las tendencias son todas positivas. Todos los vaivenes políticos afectan mucho los proyectos tecnológicos, porque la mayoría son a mediano o largo plazo. Una empresa no empieza con un proyecto si no hay cierta estabilidad macro. El año no arrancó muy bien, pero va mejorando. Y, en promedio, siguen siendo números positivos.

Y se espera más exportación, pese a que no somos competitivo en precios. Pero hay un montón de cosas que nos benefician, como, por ejemplo, la zona horaria compatible con Europa y Estados Unidos. Además, Argentina ha mejorado y ya no sólo vende horas de programación, sino servicios profesionales más potentes, de contadores, médicos, audiovisual, un montón de otros sectores que están teniendo cada vez más protagonismo en el conocimiento y que aumentan la masa de exportaciones.

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- ¿Cómo se sitúa Mendoza en este panorama?

Es importante entender algo: nuestro sector no tiene fronteras. La persona puede trabajar desde cualquier lado. Pero el conocimiento no depende sólo de las personas, sino de la infraestructura y del trabajo en equipo. Y hay regiones que potencian el talento, porque no sólo hay programadores, sino una matriz más amplia.

A Mendoza viene más talento del que se va. Se viene gente de Buenos Aires a vivir acá, porque la calidad de vida es mejor, tenemos el paisaje, el vino. En la medida en que aprovechemos esas condiciones, la plataforma natural que tiene la provincia, vamos a seguir teniendo mucho protagonismo a nivel regional. Incluso vienen de chile.

Mendoza ha generado una matriz de condiciones para que el talento decida venir. Hay buena asociatividad institucional, universidades. En toda la Argentina hay distintos polos y clústeres, que van creciendo y es positivo, porque en eso el país está más balanceado.

- ¿Qué se necesita para seguir posicionando el sector?

Hay que viajar más, posicionarse más en el exterior, porque si bien en Argentina se consumen los servicios, es un negocio global y hay que lograr que nos conozcan en todo el mundo. Hay voluntad del Gobierno provincial. El gobernador lo ha manifestado, pero es importante salir a vender el sector del conocimiento, como en su momento se hizo con el vino y se está haciendo hoy con la minería.

Pero no son cosas que puede hacer el Gobierno solo. Todos tenemos que jugar. Volviendo al ejemplo de la vitivinicultura, tenemos que tener buenos vinos y el Gobierno ayudarnos a llegar a los mercados. Sería muy bueno que surgiera un unicornio en Mendoza. Y más allá de nosotros, como sector, el futuro del trabajo involucra tecnología, inteligencia artificial y hay que incorporar la innovación en nuestro ADN, para no quedarnos en esta nueva ola.

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