Si uno presta atención, ve que las barberías están por todos lados. Desde las grandes y “paquetas” en el centro o barrios top de Ciudad y de Godoy Cruz hasta las más modestas que funcionan en el garaje de una casa con amplia gama y variedad en el medio. Las barberías son una tendencia socioeconómica que ha ido en crecimiento y que en los últimos años se han extendido de la mano de las crisis económicas. Desde las escuelas de peluquería suelen destacar que en tiempos de vacas flacas sus cursos se llenan debido a que este noble oficio ofrece una salida laboral relativamente rápida sin la necesidad de grandes inversiones.
“En el último año se ha dado una especie de moda en la que han aparecido una gran cantidad de barberías en Mendoza ”, comentó José Vargas, economista de la consultora Evaluecon. Subrayó que este modo de conseguir trabajo o generar el propio de manera más sencilla al compararlo con otros negocios podría saturarse dada la suerte de boom que se dio en los últimos meses. Como un signo de época, se pueden contabilizar innumerables barberías en distintas partes de la provincia y, aunque muchas tienen un movimiento importante, otras no logran persistir. “Hay que analizar dónde se colocan y otras variables debido a que el mercado corre el riesgo de saturarse”, reflexionó Vargas.
Ariel Guiñazú es precursor de las barberías en Mendoza con el modelo de Buenos Muchachos en funcionamiento desde hace 10 años. Desde su punto de vista, la permanencia de algunos locales también tiene que ver con el grado de formalidad o no que puedan tener con relación al cumplimiento con los clientes. “En aquel momento no existía el concepto de las barberías modernas y las que lo hacían habían quedado relegadas por el paso del tiempo”, recordó Guiñazú quien tenía una peluquería unisex y se interesó por un modelo que hoy es exitoso y se ha replicado hasta el cansancio.
Estilismo masculino
Las barberías son las actuales peluquerías exclusivas para hombres y no se han agotado porque se trata de un consumo cada vez más habitual. Mientras antes ellos iban, con suerte, una vez por mes a cortarse el pelo, ahora no solo se trata de retocar la barba sino de mantener peinados específicos o colores que son cada vez más habituales, en especial en los jóvenes. Más allá de los modelos específicos, una característica es que no son lugares de paso sino de encuentro. Por eso, cuando abrió sobre Pedro Molina, Guiñazú demoró en obtener la habilitación ya que además de peluquería también había cafetería.
Barberías. Foto Los Andes.jpeg
Si bien ahora cuenta con las dos opciones en sus dos locales –es decir que se puede tomar un café sin ser cliente de la barbería- en el inicio era un mimo para los que acudían por el corte. Además de café, también se ofrecían gaseosas y tragos por lo que el momento de la peluquería se comenzó a transformar en espacios de reunión. Esto también se ve claramente en las barberías de barrios de todos los segmentos en donde los chicos que esperan aprovechan para compartir.
Mariano Villodas, dueño de una pelulquería y barbería ubicada en Azcuénaga y Coni de Guaymallén, explicó que esta situación suele verse los fines de semana. Sin embargo, atribuyó el fenómeno a dos motivos. Uno a que algunos espacios no contratan el personal suficiente para abastecer la demanda y por eso se juntan muchas personas que esperan y el otro a que algunos chicos aprovechan para ir en grupo. En su caso, abrió la peluquería durante la pandemia y debido a la demanda, mutó su negocio al público masculino. Aunque no ofrece café, en verano a veces hay refrescos.
Desde los inicios de Buenos Muchachos, el modelo de negocio llevó a la familia casi completa a a la barbería acudían juntos abuelos, padres e hijos. Ellos cuentan con sillones de 100 años por lo que para los más grandes fue una manera de rememorar viejos tiempos y para los más chicos un juego para compartir con los adultos. “El hombre se cansó de estar en el mismo lugar que las mujeres que se adueñaban del negocio y las peluquerías no estaban aggiornadas para ellos”, opinó Guiñazú. “Es el estilismo masculino”, sumó Villodas.
Ahora la moda de los jóvenes, con cortes precisos que requieren retoques y coloraciones de todo tipo, los lleva a la barbería una vez por semana o cada quinces días. “En la época de las redes, la imagen es cada vez más importante y hoy los grandes referentes son los futbolistas”, subrayó Guiñazú. Y Villodas completó que –modelo futbolero mediante- ahora se usa el pelo más largo, en degradé y que es importante actualizarse de manera constante para hacerlo bien.
Cursos, opciones y salida laboral
El dueño de Buenos Muchachos expresó que la posibilidad que hoy ofrecen las barberías es un fenómeno social y económico muy importante. “Me parece muy positivo porque los chicos que no tenían una salida laboral, tengan la posibilidad de estudiar barbería, comprarse una máquina y conseguir un trabajo o abrir algo propio”, opinó Ariel Guiñazú. Agregó que la modalidad se puso de moda, pero que no pasará porque los hombres encontraron un modelo de peluquería particular que antes debían compartir con las clientas mujeres. “Empiezan a practicar con amigos y luego pueden hacer algo propio sin necesidad de grandes inversiones, en función de lo que se pueda o quiera”, agregó.
En la actualidad, los cursos de peluquería se llenan ya que no son caros y algunas cosas se pueden aprender relativamente rápido. “Algunos se hacen los días domingos de manera intensiva y están con la capacidad colmada”, comentó el especialista. Villodas, por su parte, coincidió en que la barbería puede aportar una salida laboral interesante. Agregó que si bien los primeros cursos son económicos solo enseñan lo básico y es preciso perfeccionarse de manera continua. Los atelieres y especializaciones tienen costos diversos y requieren inversión de tiempo para mejorar.
Para Guiñazú, la informalidad puede ser un problema para los chicos que abren su negocio no como salida laboral sino solo para darse algunos gustos ya que al cliente hay que mantenerlo y cumplirle. “En estos momentos de crisis económica y falta de oferta laboral es una opción buena, pero también hay mucha informalidad”, comentó Guiñazú en alusión a modos de comportamiento más que otra cosa. En línea, el dueño de la barbería de la calle Azcuénaga sumó que no es sencillo conseguir personas que se comprometan con el trabajo y que tengan persistencia tanto como empleado como para su propio negocio.