En tanto, el último análisis del Observatorio Pyme destacó que la industria pyme manufacturera no ha logrado salir de la recesión. En este contexto, los datos mostraron que predominan los indicadores recesivos en el que el 70% de las empresas informaron una producción estable o en baja. En tanto, la preocupación por la debilidad de la demanda alcanza al 68% de las empresas. Es decir que la caída en las ventas es presentada como el principal problema del rubro industrial.
Panel nuclear Foro Industrial
Uno de los investigadores de este organismo, el economista Federico Poli, estuvo en la provincia también el en el marco del Foro Agroindustrial de la Federación Económica de Mendoza (FEM). Aquí explicó que si bien los empresarios todavía confían en la gestión nacional actual en niveles elevados esta confianza cayó por segundo trimestre consecutivo. Este análisis, por otra parte, mencionó como otro foco de alerta la agudización de la tensión en los precios, costos y rentabilidad.
“Los precios y las ventas evolucionaron por debajo de los costos”, precisó el análisis y agregó que el 74% de las empresas reportó aumento de costos y solo un poco menos de la mitad (35%) pudo trasladarlo a precios. Esta situación ha llevado a las pymes a buscar estrategias defensivas para mejorar las cuentas (entre lo que se destaca la baja del empleo) y a reclamar medidas para “nivelar la cancha”, es decir para equiparar las condiciones locales con las empresas que venden sus productos desde afuera. El peso de los impuestos en la ecuación es reclamado por todas las asociaciones gremiales empresarias nacionales y provinciales.
Desde el Centro de Economía y Política Argentina (CEPA) destacaron que en 2024 se registró una caída interanual promedio del 8,8% y en 2025 hasta junio acumuló una nueva contracción del 3% respecto del promedio de 2024, según el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE). El Índice de Producción Industrial del INDEC da cuenta de un proceso similar y precisó que la producción industrial desestacionalizada en junio cayó 1,2%. “Todos los sectores industriales con excepción de refinación de petróleo, redujeron su uso de capacidad instalada”, expresó el informe de CEPA. Esta situación también ha afectado fuertemente a la metalmecánica como industria transversal al resto.
La preocupación por el empleo
“El contexto actual tiene consecuencias sobre el tejido productivo y hay consecuencias no deseadas de la estabilización”, destacó el economista Federico Poli. Entre los puntos más alarmantes, además del mercado deprimido, mencionó el gran ajuste en el empleo que ha tenido el sector manufacturero. Según el informe del Observatorio, como consecuencia del bajo nivel de actividad, la necesidad de mejorar la estructura de costos y la fuerte presión importadora, se profundizó la caída del empleo en las pymes industriales. Con una baja de -4,7% interanual acumuló nueve trimestres de caída.
Durante su exposición en el Foro Industrial, Poli puso en contexto el número y expresó que el dato es “preocupante” ya que ha sido una de las principales variables de ajuste en la desigual ecuación entre costos, precios y ventas. Es que la baja en la cantidad de puestos de trabajo en el sector manufacturero ha sido la más profunda y la industria se ubicó como la que “más empleo destruyó”. Así, se perdieron más puestos en este rubro que en el sector público –como segundo en este ranking- y en la construcción, actividad que todavía está fuertemente golpeada.
Expo Foro Mendoza Industrial
El sector público-privado, ejemplo de articulación en Mendoza.
Según los últimos datos relevados por el CEU de la Unión Industrial y también publicados por CEPA, entre noviembre de 2023 y mayo de 2025, se perdieron 39.016 puestos de trabajo registrados en unidades productivas industriales (-3,2%) y 1.482industria manufactureras. Matías Díaz Telli, presidente de la Unión Industrial de Mendoza (UIM), expresó que si bien muchos sectores están complicados, otros han podido levantar cabeza. Aunque hay deudas pendientes como la presión impositiva, Díaz Telli destacó la importancia de la estabilización de la inflación así como la situación macroeconómica.
La presión importadora
Otra de las dificultades por las que atraviesa la industria hoy es la presión importadora o la llamada apertura indiscriminada. En este marco, el trabajo del Observatorio Pyme destacó que el 45% de las empresas informó sentirse amenazada por la importación mientras que el 33% verificó pérdida de participación a manos de importaciones. Ambos indicadores se ubicaron en niveles récord, con China como principal origen de la amenaza ya que el 73% de las empresas señalaron esta situación.
El economista Federico Poli destacó, sin embargo, que en el Gran Mendoza, el porcentaje de empresas que dijo sentirse amenazada por la importación fue menor y solo el 26%, la mitad del promedio nacional, declaró sentirse amenazada por las importaciones. Esto no quita que crezca de a poco el proceso de sustitución de producción local por importaciones en insumos y bienes terminados y hasta de productos en fresco. “Esta situación es agravada por el ingreso de mercadería con competencia desleal, incumplimiento normativo y contrabando”, detalló el informe.
Aquí Poli explicó que aunque en contexto global la incidencia es baja, en el último año ha crecido fuertemente el ingreso de –entre otras- uvas, ciruelas y manzanas frescas. Más allá de la situación nacional, Poli realizó una observación más dentro del nuevo contexto económico internacional con la guerra de aranceles mediante. “La producción sobrante que no pueda entrar a Estados Unidos buscará colocarla en otros lados y habrá que estar atentos a esta situación”, comentó el economista.
Desde la Unión Industrial, también se puso de relieve la tensión que genera el aumento de la competencia por las importaciones de bienes terminados. Y expresaron que las importaciones desde Brasil crecieron un 55% interanual en mayo, impulsadas por la compra de autos y maquinaria agrícola. En contrapartida, las exportaciones hacia el mismo destino solo subieron un 4%. Del mismo modo, la encuesta realizada por el CEU reveló que casi un tercio de las firmas (31,1%) experimentaron caídas en sus exportaciones, mientras que solo el 15,2% reportó aumentos.
Entre las empresas que dejaron de exportar, los principales motivos fueron la falta de competitividad, los costos y los factores cambiarios. Franco Totero –miembro de la comisión directiva de ASINMET y vicepresidente primero de la FEM- puso en contexto la situación con relación a la metalmecánica. Para esta industria que atraviesa a todo el resto, la gran amenaza es China debido al fuerte subsidio de esa potencia a casi toda su industria. En medio de una importante caída de la metalmecánica, Totero destacó el trabajo conjunto intersectorial y la clave de nivelar la cancha.
CEPA, por su parte, calificó el fenómeno como “apertura no planificada” y agregó que provocó un aluvión de importaciones de bienes de consumo”. El informe también detalló que en julio de 2025 las importaciones CIF de bienes de consumo alcanzaron los U$S 959 millones, lo que implicó un aumento del 33,7% respecto del mismo período de 2023. Entre los rubros de mayor aumento se destacaron: Electrodomésticos, baterías y lámparas, Motos, bicicletas, productos alimenticios, prendas de vestir y marroquinería. “La apertura importadora indiscriminada golpea de lleno a la industria nacional, debilita la producción local, profundiza la sustitución por bienes externos y afecta el empleo local”, expresaron desde CEPA.
Reglas Claras para la Industria
En el Día de la Industria, desde la UIA plantearon un “Nuevo Contrato Productivo” que ha puesto foco en la necesidad de establecer reglas de juego claras y estables para impulsar el desarrollo del país y sentar las bases para una Argentina más competitiva. “Este documento es un modo de zanjar la discusión porque creemos que es lo que hay que hacer más allá de quién gobierne”, explicó en Mendoza el presidente de la UIA, Martín Rappallini. Agregó que los principios planteados hablan de seguridad jurídica y de compromiso de las empresas con la eficiencia y la mejora en la productividad.
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Martín Rappallini y Mauricio Badaloni de la Unión Industrial Argentina
Ramiro Gómez/ Los Andes
El Contrato Productivo presentó 10 principios clave para fortalecer la industria a través de un acuerdo entre el sector privado, el Estado y la sociedad a lo que se suma también el rol de la academia. “Creemos que la universidad puede contribuir a mejorar la competitividad de las empresas”, destacó Rappallini. Así, el decálogo está planteado como una hoja de ruta para la competitividad y aborda aspectos cruciales como: Fortalecer la colaboración en la relación público-privada, garantizar un entorno estable y predecible desde lo macroeconómico y promover la integración de la industria argentina en el mundo.
Además, el Contrato toca temas relacionados con el impulso del crecimiento en todas las regiones del país, la modernización laboral que adapte el marco legal a las nuevas realidades del trabajo. Por otra parte, hace foco en la importancia de facilitar el acceso a crédito e invertir en obras estratégicas y el fomento para la adopción de nuevas tecnologías y prácticas amigables con el medio ambiente. “La base es dar a la industria las condiciones para competir globalmente”, sintetizó Rappallini. En este decálogo también se mencionó la urgencia de reducir el llamado costo argentino y se propusieron cinco ejes fundamentales para lograrlo:
- Reforma tributaria: Simplificar la carga impositiva para fomentar la inversión y el empleo formal.
- Modernización laboral: Generar marcos flexibles que promuevan la inclusión y el empleo de calidad.
- Inversiones en infraestructura: Reducir costos logísticos y conectar las regiones productivas.
- Financiamiento productivo: Asegurar un acceso accesible y previsible al crédito, especialmente para pymes.
- Educación técnica: Fortalecer la formación para que se alinee con las demandas del sector productivo.
El futuro es industrial
En Mendoza, el presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), Elio del Re, expresó que el futuro de la Argentina es industrial. “La industria es la solución a muchos de los problemas que hoy tiene el país y para ello hay que buscar consensos y vectores para el desarrollo”, expresó Del Re. En el m arco del Foro Expo Mendoza 2025 Producción Sostenible el referente nacional subrayó que el país tiene grandes posibilidades para subirse a la industrialización aunque hizo un llamado de atención con relación al alto costo de la energía como un punto clave para la competitividad hacia adentro y hacia afuera.
En línea, Tomás Navarro, presidente de Asinmet Joven, expresó que el Foro fue un hito importante porque reunió todo el sector industrial. “Hacia adelante viene un panorama alentador a la espera de que se active la economía y la producción”, subrayó Navarro. Más allá de la situación de Mendoza en donde la baja del petróleo ha impactado en varios sectores y la minería esperanza a la mayoría, hacia adelante los especialistas hablaron de proactividad. Por otro lado, esperaron que el proceso eleccionario finalice para poder avanzar en la agenda que la industria necesita.
“Hay que pasar de una agenda defensiva a otra ofensiva”, comentó el economista Federico Poli. Tanto él como otros referentes como Mariano Mastrángelo de la Escuela de Negocios de CAME, pusieron foco en depender menos de la demanda y salir a ofrecer lo que la industria local puede dar. Con fuerte foco en el marketing, hubo acuerdo en que es preciso invertir en innovación y digitalización así como en continuar la apuesta conjunta entre todos los sectores productivos. A esto, sumar la articulación con las áreas pública y académica; algo en lo que Mendoza es un ejemplo a seguir en este tipo de articulaciones. En este sentido, Poli destacó que se “echa en falta la falta de diálogo en mesas sectoriales”.
Un punto más a tener en cuenta de cara al futuro lo trajo el economista David Miazzo de Coninagro que también disertó en el Foro. Con la importancia que posee el tipo de cambio para la competitividad exportadora e industrial, este profesional anticipó dos posibles escenarios para luego de octubre. Uno más favorable que otro, pero ninguno “explosivo”. En los dos se espera una leve apreciación del tipo de cambio por lo que el dólar se iría a unos $1.500 con un tope de poco más de $1.600. Desde su punto de vista, esto no impactaría fuertemente en la inflación más allá del impacto lógico. En líneas generales, no obstante, hubo coincidencia en que la competitividad no puede depender solo del valor del dólar y que es clave una economía estable.