14 de diciembre de 2025 - 08:05

Estancamiento productivo: Mendoza tiene la misma cantidad de empresas que hace 30 años

Un informe del Consejo Empresario Mendocino (CEM) pone de relieve la importancia de potenciar el sector privado para el crecimiento económico y la competitividad.

En medio del debate por la minería y la necesidad de que Mendoza crezca, el Consejo Empresario Mendocino (CEM) realizó un informe en el que relaciona la cantidad de empresas y la competitividad. Desde el punto de vista de esta entidad, el desarrollo sostenible de la provincia se apoya sobre el concepto de densidad empresarial la cual emerge como un indicador crucial de crecimiento. Esto es porque se vincula directamente el dinamismo del sector privado con el desempeño económico regional.

El número de empresas por cantidad de habitantes es un indicador de impacto que ofrece una evaluación concreta del dinamismo y vitalidad de una economía. El trabajo del CEM expresó así que un territorio con mayor densidad empresarial es, generalmente, uno más competitivo. Esto debido a que se crea una suerte de ecosistema con mayores oportunidades para las empresas que forman parte de él.

Si hay menos cantidad de compañías o emprendedores, quedan “colgadas” más cuestiones por resolver que pueden impulsar a varias empresas en líneas generales. De este modo, una alta densidad empresarial crea un entorno con más oportunidades para: Emprender e innovar, generar empleo formal y de calidad, diversificar la matriz productiva y fortalecer la red empresarial. La existencia de esta red, explicitó el CEM, facilita diversos procesos así como encadenamientos productivos para el crecimiento privado y, por tanto, de todo el entorno económico y social.

Mendoza rezagada

El ecosistema empresarial argentino se caracteriza por una marcada concentración territorial y sectorial, liderada por la región pampeana que concentra el 75,6% de las empresas registradas en Argentina. Le sigue el Noroeste Argentino (NOA) con el 6,7%, la región Patagónica y Cuyo co el 6,1%, respectivamente y el NEA en el último lugar con el 5,5%. La zona de La Pampa también lidera en densidad empresarial con 15,5 empresas cada 1.000 habitantes, seguida por la Patagonia con 14,1 empresas.

En tanto, Cuyo se ubica en la mitad de tabla, con 11,2 empresas por 1.000 habitantes, número que se ubica por debajo del promedio nacional que es de 13,4 firmas. En contraste, las regiones del norte registran las densidades más bajas y entre ambas promedian 7,5 empresas cada 1.000 habitantes. En concreto, según el Observatorio de Empleo y Desarrollo Empresarial, Mendoza cuenta con unas 25.000 empresas privadas registradas. El dato es equivalente al 4% del total nacional y presenta una densidad aproximada de 12 firmas cada 1.000 habitantes, un valor también algo menor al promedio del país.

En el ranking nacional, la provincia se ubica en el décimo lugar entre 24 jurisdicciones y está cuarta entre las más pobladas detrás de CABA, Córdoba y Santa Fe y antes de Buenos Aires. Mendoza también se encuentra rezagada en cantidad de empleos privados ya que registra 133 trabajos formales por cada 1.000 habitantes. Según consignó el Consejo Empresario Mendocino, dicho número también es inferior al promedio nacional que posee 148 cada 1.000 habitantes, aunque superior al promedio del interior cuando se excluye a CABA. Este número es de 121 empleos privados cada mil personas. Esta situación refleja las asimetrías territoriales del país en donde se concentran infraestructura y mercados en el centro o en la región pampeana. En este marco, el CEM subrayó la necesidad de políticas específicas de desarrollo regional para incrementar la densidad empresarial fuera de ese núcleo.

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Fuente: CEM

Fuente: CEM

En Mendoza, en 1996 había 18.084 firmas activas, cifra que creció de manera sostenida desde el mínimo de la serie en 2002 (16.304) hasta las 29.866 empresas en 2018. A partir de allí, resaltó el trabajo del CEM, comenzó una tendencia descendente, propia del estancamiento iniciado en 2011 pero acentuada por la pandemia, hasta alcanzar las 24.693 empresas en 2023. La cantidad de compañías cada 1.000 habitantes en nuestra provincia es casi la misma (12) en 1996 que en 2023; lo que mostró una tendencia decreciente en los últimos años.

La composición sectorial muestra en Mendoza el peso dominante del comercio, la agricultura y los servicios empresariales y logísticos, que concentran dos tercios de las empresas privadas y casi la mitad del empleo privado formal. La industria manufacturera se destaca por su elevada capacidad de generación de empleo (18 puestos por firma), mientras que sectores como enseñanza, minas y canteras (hoy hidrocarburos) y servicios públicos exhiben alta intensidad laboral pese a su menor cantidad de empresas.

A favor de Cuyo –que aloja a 37.841 empresas- hay que expresar que exhibe una composición sectorial más equilibrada y diversificada en comparación con otras regiones no pampeanas. Así el sector Primario (agrario) posee el 16% de las empresas y el Secundario (manufactura e industria) también el 16% de las empresas, con una fuerte presencia de la industria vitivinícola en la región. En tanto, el sector Terciario (Servicios) se lleva el 68% de las compañías que se centran en servicios empresariales, comercio y turismo.

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“Esta mixtura revela que la matriz productiva de Cuyo combina una base primaria y manufacturera sólida con una red de servicios dinámica, especialmente desarrollada en torno a las áreas metropolitanas de Mendoza y San Juan”, se precisó en el trabajo del CEM. Un doble click en Cuyo muestra que Mendoza mantiene el liderazgo en densidad empresarial, aunque sin tendencia a crecer. San Juan y San Luis se ubican por debajo, con estructuras productivas menos diversificadas. La región como un todo no ha logrado ampliar significativamente su base empresarial en las últimas décadas y ha limitado su capacidad competitiva.

Estrecho vínculo entre empresas y crecimiento

El informe realizó un análisis de la cantidad de empresas registradas en la Argentina en los últimos 20 años. En este marco, expresó que al comparar los años 1996 al 2023, se advirtió que el aumento del número de empresas registradas fue casi igual al crecimiento poblacional. Esto, según el análisis, explica el estancamiento de la densidad empresarial y del dinamismo emprendedor. “Hay más empresas que hace casi 30 años, pero la densidad empresarial apenas creció, lo que muestra la limitada capacidad del sector privado para crear más empleo formal y apalancar el crecimiento a largo plazo”, se comentó desde el CEM.

El desempeño “en serrucho” del Producto Interno Bruto (PBI) argentino desde hace muchos años muestra una cuasi paridad entre años de crecimiento (15) y años de contracción (12). Entre 2011 y 2023 se registraron 6 años de aumento y 7 de caída del PBI (8 años si se considera 2024), lo que define un periodo de estancamiento económico durante el cual ni el producto real ni el empleo privado variaron en líneas generales. Si se considera que la población aumentó 12% entre 2011 y 2023, el efecto sobre el ingreso real de los argentinos fue significativo, se puede decir que hubo una caída en torno al 10%.

El Consejo Empresario puso de relieve la relación casi de espejo entre los ciclos del PBI la dinámica empresarial. En las fases de expansión, la creación de empresas se aceleró y la densidad empresarial mejoró; cuando el PBI cayó o se estancó, el tejido productivo se contrajo. La persistente volatilidad estructural de Argentina, marcada por desequilibrios macroeconómicos recurrentes, impidió consolidar un crecimiento sostenido de la base productiva. Los “subibajas” incidieron directamente en la micro (las decisiones cotidianas de hogares, emprendedores y empresas), al configurar un entorno que desalentó la inversión y la producción.

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Fuente: CEM

Fuente: CEM

Una dinámica empresarial robusta puede así impulsar un círculo virtuoso de inversión, producción, empleo y bienestar. En este marco, la densidad empresarial, definida como la cantidad de firmas por cada 1.000 habitantes es un indicador especialmente útil que permite medir la vitalidad del entramado productivo y su potencial para generar trabajo, promover la innovación y fortalecer la cohesión económica.

Por este motivo, para el CEM es clave poder recuperar la capacidad de crear más empresas y alcanzar niveles de densidad comparables con los de la región para avanzar hacia un desarrollo más estable y competitivo. Más firmas, reafirmó el Consejo Empresario, implican exportaciones e innovación así como un sistema previsional más robusto. Por el contrario, la relación entre menor densidad empresarial y pobreza estructural también es puesta de relieve por el CEM. La entidad sostiene estos datos como el fundamento para incentivar y apoyar un buen clima de negocios que facilite la producción de las empresas existentes y que aliente el nacimiento de nuevas.

Trabas a la creación de empresas

Más allá de la importancia de incentivar la creación de emprendimientos privados, desde el CEM expresaron que las inversiones y nuevas apuestas en Argentina se han asemejado a una carrera de obstáculos en los últimos años. “La incertidumbre sistémica alimentada por la inestabilidad de las reglas de juego y un profundo desorden macroeconómico han erosionado la previsibilidad”, destacaron desde el Consejo Empresario Mendocino.

El telón de fondo de esta dificultad está marcado por un complejo laberinto macroeconómico y fiscal enquistado. Entre otros puntos, se mencionaron problemas como desequilibrios permanentes, un déficit fiscal crónico, una inflación galopante, crisis recurrentes en la balanza de pagos y una constante pérdida de reservas que han mantenido al riesgo país en niveles sistemáticamente elevados.

La presión tributaria récord, con un sector productivo que enfrenta una de las cargas impositivas más altas de América Latina, también ha sido un fuerte freno a la creación de empresas. A esto se suma el esquema confuso de más de 150 gravámenes (impuestos y tasas) que emanan de los tres niveles de gobierno. “A pesar de esto, solo nueve tributos explican el 90% de la recaudación total”, detalló el CEM que agregó que la maraña fiscal resta eficiencia, productividad y, en última instancia, competitividad a las empresas.

Entre otras restricciones al nacimiento de nuevos emprendimientos también se mencionaron las limitaciones operativas dadas por los sobreprecios que encarecen la actividad cotidiana. A esto se suma el costo laboral y una creciente litigiosidad en el ámbito judicial que complican la gestión de recursos humanos y lo caro que está el financiamiento en líneas generales. El conjunto de todas estas distorsiones se conoce como el “Costo Argentino”, un entramado complejo que no solo encarece la producción sino que también limita la inversión de capital.

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Fuente: CEM

Fuente: CEM

Esto, expresó el CEM, reduce de manera estructural la capacidad de la economía para competir en el escenario global. Argentina y Mendoza necesitan crecer y prosperar. Los países que lo lograron lo hicieron con seguridad jurídica y estabilidad macroeconómica. A eso habría que sumar costos impositivos, financieros y logísticos competitivos que faciliten la inversión en lugar de ahogar al sector privado, verdadero generador de riqueza.

Los beneficios de sumar empresas

El informe del CEM destacó la importancia de crear densidad empresarial y sumó que el Banco Mundial mide la densidad de nuevas empresas considerando la cantidad de registros nuevos por cada 1.000 personas en edad laboral entre 15 a 64 años. Argentina registraba un valor de 0,2 nuevas empresas cada 1.000 personas en edad laboral (último dato: 2018). En América Latina, se encuentran Chile (10,8), seguido por Costa Rica (5,8), Brasil (5,1), Perú (4,7) y Uruguay (3,1), cercanos al promedio global de 3,4.

La densidad empresarial implica una red empresarial amplia y formalizada es vital para la competitividad. Esta red facilita la creación de encadenamientos productivos en los que las empresas locales se articulan eficientemente como proveedoras y clientes. Además, la formación de clústeres y polos industriales fortalecen las capacidades colectivas de la región, ya que reducen costos logísticos, aumentan la eficiencia productiva, y fortalece la red empresarial. Esto, por otro lado, genera beneficios que van más allá del sector privado. Entre otros se pueden enumerar:

  • Mayor capacidad productiva
  • Más recursos para el Estado
  • Infraestructura
  • Educación y salud
  • Servicios sociales
  • Mercado Laboral Dinámico

En síntesis, la verdadera generación de riqueza y desarrollo sostenible se origina en un sector privado productivo y dinámico. Al aumentar la cantidad de empresas privadas (de todos los tamaños), se incrementa la cantidad de trabajo privado de calidad, elevando los niveles de prosperidad en el mediano y largo plazo.

Un caso local de éxito

“Crear un ecosistema que promueva clústeres productivos con empresas de todos los tamaños puedan invertir, producir, exportar y generar empleo es una vía adecuada para promover el desarrollo”, definió el Consejo Empresario Mendocino. Agregó que un país sin empresas y sin empresarios no tiene destino ya que son ellos los que arriesgan, producen, innovan, generando el empleo y el trabajo que aporta al progreso de una nación.

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En este marco, el informe del CEM destacó el Programa de Desarrollo y Fortalecimiento de Clústeres de Mendoza que se lleva adelante con el impulso del Ministerio de Producción y la Agencia Mendocina de Innovación, Ciencia y Tecnología. Este espacio, explicaron, busca potenciar la competitividad territorial a través de la cooperación público-privada. Su propósito ha sido identificar, acompañar y consolidar aglomerados productivos -clústeres, distritos o redes empresariales- que integren empresas, universidades, centros tecnológicos y gobiernos locales bajo dinámicas de colaboración e innovación.

El programa, además, ha promovido y promueve planes trianuales con objetivos, métricas y compromisos institucionales orientados a fortalecer el entramado productivo provincial, y busca instalar capacidades duraderas. Así, fomenta la creación de clústeres entre los que se hace foco el nuevo Clúster Logístico Mendoza que se gestó en uno de los Foros de Inversión organizado por el Consejo Empresario Mendocino con apoyo del Gobierno de Mendoza.

En este marco, el CEM resaltó “la formación en innovación, la creación de redes de proveedores y la incorporación de herramientas que mejoren la eficiencia y la vinculación productiva con un enfoque de sostenibilidad”. El informe también citó al director del programa, Federico Morábito, quien expresó que los impactos esperados incluyen mayor innovación, transferencia de conocimiento, expansión de mercados, creación de empleo y nuevas oportunidades de inversión. “Esto consolida a Mendoza como un territorio competitivo, conectado y con un entramado empresarial sofisticado”, sumaron.

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