El Gobierno nacional resolvió aplazar nuevamente la actualización del impuesto sobre los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono, trasladando su aplicación para noviembre. La medida quedó oficializada este miércoles a través del Decreto 699/2025 publicado en el Boletín Oficial.
De esta forma, el Ejecutivo definió diferir los incrementos remanentes correspondientes a las actualizaciones del año calendario 2024 y de los dos primeros trimestres de 2025, que impactan sobre la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil.
Según el texto oficial, la decisión busca “continuar estimulando el crecimiento de la economía a través de un sendero fiscal sostenible” y responde a la necesidad de “volver a diferir los incrementos remanentes originados en las referidas actualizaciones”.
La postergación se da en un escenario de fuerte presión sobre los precios, potenciada por la suba del dólar tras la derrota electoral del oficialismo en los comicios legislativos de la provincia de Buenos Aires a principios de septiembre. En ese marco, el Gobierno intenta evitar un mayor traslado a la inflación en la previa de las elecciones nacionales.
La nueva fecha para aplicar los incrementos diferidos es noviembre, cuando hayan pasado las elecciones legislativas nacionales, para evitar que el impacto en los surtidores y por decantación en la inflación se sienta en las semanas previas a ir a las urnas.
Desde mediados de 2024, la administración de Javier Milei dispuso 16 postergaciones en la aplicación del impuesto a los combustibles, con el objetivo de morigerar el impacto en la inflación y consolidar el proceso de desaceleración de precios.
Cómo impacta el impuesto sobre los combustibles líquidos (ICL) al bolsillo del consumidor
El impuesto a los combustibles en Argentina es un monto fijo por litro, ajustado trimestralmente por inflación, pero en la práctica el Gobierno suele diferir o desdoblar las actualizaciones para moderar su efecto en la inflación y en el bolsillo de los consumidores.
Es un costo fijo dentro del precio del litro. El Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) no es un porcentaje sino un monto en pesos por cada litro. Eso significa que cada vez que cargás nafta o gasoil, estás pagando una parte que corresponde directamente al impuesto.
Sube el precio final en surtidor
Cuando el Gobierno actualiza el ICL (ajustado por inflación), automáticamente se incrementa el precio de cada litro. Por ejemplo: si el ICL aumenta $10 por litro, llenar un tanque de 50 litros te sale $500 más, independientemente de la cotización del petróleo o del dólar.
Efecto acumulativo en la inflación. El combustible es un insumo básico para transporte, logística y producción. Cuando sube la nafta o el gasoil por el ICL, no solo se encarece cargar el auto, sino también el costo de trasladar alimentos, mercaderías y servicios → lo que pega en el precio de todo lo demás.