Las elecciones siempre han generado ruido en la economía argentina. Sin embargo, hacía mucho que no se veía tanto nerviosismo frente a las de medio término debido a que plantean caminos absolutamente contradictorios. El ajuste realizado dio sus frutos en el equilibrio fiscal, pero no se tradujo en una mejora general para los ciudadanos en líneas generales. Pese a que sectores como la energía y el campo mostraron números positivos, el resto está complicado en líneas generales con fuerte impacto en las pymes y los niveles de ingresos.
La votación del mes pasado en la provincia de Buenos Aires (7 de septiembre) en donde el Gobierno nacional perdió por 13 puntos, mostró cierto cansancio en donde no se percibió una mejora luego de los sacrificios. Así lo señaló un trabajo realizado por la consultora Equilibra de Martín Rapetti, Lorenzo Sigaut Gravina y Gonzalo Carrera que habla de la “raíz del desencanto”.
Entre otros puntos, el estudio le puso números a parte de esa derrota y evaluó los ingresos de un conjunto mayoritario de la sociedad (14,5 millones de personas) que son los registrados en la seguridad social. Durante los dos primeros años del gobierno de Javier Milei, estos ingresos siguieron una trayectoria del tipo “raíz del desencanto”, graficaron desde Equilibra. “Luego de una caída inicial del 19% respecto del promedio de enero-septiembre de 2023, hubo una recuperación parcial hasta febrero de 2025 (94% del nivel previo), seguida por un estancamiento y leve retroceso, en línea con la evolución de la actividad económica”, detalló el trabajo.
El economista del Centro de Economía y Finanzas de Mendoza, Nicolás Aroma, subrayó por su lado que la economía está estancada y no se avizoran signos de recuperación más allá del resultado de las elecciones. Los datos de los últimos meses muestran una baja en ventas, industria y turismo por mencionar los sectores más afectados. Esto ha provocado el pronunciamiento de diversas cámaras empresarias que si bien celebran la estabilidad en precios, esperan guiños nuevos que impacten en una mejora de la economía real o de la microeconomía.
Para el economista de Valeu International Group, Daniel Garro, la economía ha mostrado una “pequeña” retracción en especial en lo que a consumo respecta. “Las inversiones vienen normal con respecto al año pasado, aunque es claro que se han frenado desde hace algunos meses de cara al resultado electoral”, observó Garro. Para el especialista, hay muchas propuestas de RIGI que esperan una convalidación del modelo actual para terminar de formalizar las presentaciones. Es en los sectores pasibles de RIGI como energía y minería donde más se ha un crecimiento.
Por su parte, José Vargas, economista de la consultora Evaluecon, apuntó que la actividad no se ha logrado recuperar más allá de un par de excepciones. “La mayoría de los sectores sigue en una situación compleja, el poder de compra está dañado y la inflación baja en los últimos meses parece haber comenzado a despertarse”, apuntó Vargas. El profesional agregó que a esta economía dañada se suma una fuerte presión sobre la variable estrella que es el dólar.
El informe de Equilibra lo explica de la siguiente manera: “La estabilidad o caída del ingreso real y empleo formal configuran un riesgo electoral para el Gobierno. La trayectoria en curso —caída profunda, recuperación parcial y estancamiento— podría ser una “raíz del desencanto”: la sociedad aceptó el ajuste a la espera de una mejora, pero al no verla se vuelve al descontento. Las elecciones del 26/10 dirán”.
La insoportable levedad del dólar
Una de las noticias de las últimas semanas ha sido la suerte de salvataje financiero que aportó Estados Unidos a través del formato del swap de monedas (intercambio) por U$S20.000 millones. El apoyo explícito de ese país fue el bálsamo que contribuyó a evitar una fuerte suba del dólar en la semana posterior a las elecciones bonaerenses y pese a que no hubo una disparada, esta moneda ha tendido a subir aunque se mantiene apenas por encima del límite de la banda cambiaria estipulada en $1.400. De hecho, el miércoles al mediodía pasó la barrera de los $1.500.
El economista José Vargas expresó que el dólar llega a las elecciones muy demandado y con una fuerte presión al alza pese a la regulación por parte del Banco Central y también por el tesoro de Estados Unidos. “El dólar llega con expectativa de devaluación, lo que condiciona el mercado cambiario ya que es tradicional la necesidad de los argentinos de protegerse esta moneda”, expresó Vargas. Desde su punto de vista, el mercado descuenta una devaluación poselecciones, por lo que ha crecido la demanda de dólares y no ha podido contenerse como se esperaba.
Desde el punto de vista de Nicolás Aroma, esta situación hace crecer la incertidumbre que es lo que ha frenado aún más la economía en los últimos dos meses. Pese al apoyo de Estados Unidos, los bonistas tienen dudas sobre lo que pasará en el futuro lo que impacta en el valor del dólar. “Cuando devaluás porque es una idea de tu programa económico está bien, pero cuando no es así no lo está”, sintetizó Aroma para quien lo peor que puede pasar es que el mercado interprete que el resultado electoral no es el correcto y presionaría una de las anclas que el Gobierno eligió para frenar la inflación que es el dólar.
Para el economista Daniel Garro, la volatilidad del tipo de cambio se ha debido al fuerte posicionamiento de los agentes económicos a la espera del resultado de las elecciones. “Esto ha ocurrido siempre en la Argentina frente a las votaciones, pero este nerviosismo en las de medio término es atípico”, subrayó el profesional. Desde su punto de vista hay dos puntos a evaluar en este caso. Uno es la importancia de estas elecciones que muestran dos caminos muy opuestos; algo que no se había visto antes de Milei. Otro es que pese a la volatilidad mencionada, el tipo de cambio no se ha movido tanto como en otras previas electorales.