Hoy muchos mendocinos se preguntan: ¿es un buen momento para tomar un crédito hipotecario o conviene esperar? Tiempo atrás, el sueño de la vivienda propia parecía volver a tomar fuerza en Argentina. Los créditos hipotecarios habían mostrado una reactivación, con bancos que impulsan líneas competitivas y familias que se animaban para financiar su primera casa o cambiarla por una más grande.
Los Andes habló con Andy Landa de AELE Inmobiliaria que explicó, “si bien venimos viendo buenos números -inclusive en septiembre se entregaron más volumen en dólares en créditos, siendo el mejor septiembre de los últimos 10 años-, son escrituras de trámites que se hicieron en julio-agosto. El panorama de estos últimos meses lo veremos reflejado en diciembre, que será mucho menos”.
Posteriormente la fuente consultada, enfatizó que “lo cierto es que cuando arrancaron los bancos a dar créditos, la tasa era promedio del 5%+ UVA, ese número hoy es del 12% + UVA, totalmente inaccesible. Y solo Banco Nación ofrece una tasa del 4.5% más UVA pero con un scoring complicadísimo para poder acceder, es lo mismo que decir que no están otorgándolos. Con este corte de créditos, se termina ese círculo virtuoso que genera el hipotecario, que hace que se generen entre 2 y 3 ventas más por cada crédito otorgado. La suba y baja del dólar en estos últimos días hizo que se frenen decisiones en aquellos que estaban por avanzar y también hicieron caer algunos negocios comenzados”.
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Solo Banco Nación ofrece una tasa del 4.5% más UVA pero con un scoring complicado para poder acceder.
Inversión en ladrillos: el motor silencioso de la economía regional
En Argentina todo cambia. El dólar, la inflación, las reglas de juego. Lo que hoy es de un modo, mañana puede ser de otro. Pero hay algo que no cambia: la confianza en el ladrillo. Por eso, de acuerdo a la opinión de especialistas sigue siendo la inversión más sólida. Protege el capital y, al mismo tiempo, hace girar la economía real.
“Cada vez que alguien compra un lote, arranca una obra o levanta un edificio, no está moviendo solo su plata. Está generando trabajo de verdad. Albañiles, arquitectos, ingenieros, proveedores, corralones, inmobiliarias… toda una cadena que se activa y hace crecer a la comunidad. La diferencia con cualquier otro tipo de inversión es simple: el ladrillo queda. No es humo, no es un número en una pantalla. Es algo tangible. Le da forma a la ciudad, transforma barrios, mejora la vida de las familias. Por eso lo llamo el motor silencioso: mientras muchos miran el dólar o la bolsa, el ladrillo sigue construyendo futuro”, remarcó Gerónimo Odriozola, broker inmobiliario de Remax Roble.