El ajedrez mendocino tiene nuevo campeón absoluto: Indalecio López Miller. A sus 28 años, logró quedarse con el título en el certamen más importante de la provincia, el “absoluto”, en el que pueden competir tanto hombres como mujeres sin distinción de categorías. En una charla distendida con Aconcagua Radio, “Inda”, como le dicen sus amigos y colegas, habló de su camino en el ajedrez, de la final que lo consagró y de los retos que se vienen.
—¿Cómo fue este campeonato y qué significa el título de “absoluto”?
—Se llama campeonato absoluto porque pueden jugar mujeres y hombres, a diferencia del femenino. Es el torneo más importante porque está abierto a cualquier persona de Mendoza. También existen categorías como Sub-10 o Sub-20, pero este es el general. Se jugó al ritmo clásico, que es una hora más 30 segundos de incremento, por lo que las partidas duraban entre 3 y 4 horas.
—¿Cuántos movimientos suelen tener estas partidas?
—Unas 40 o 50 jugadas en promedio. La más pareja que tuve llegó a 60 movimientos. Al sumar los incrementos de tiempo, fácilmente una partida se extiende a tres horas o más.
—¿Qué edad tenés y cómo empezó tu vínculo con el ajedrez?
—Acabo de cumplir 28 años. Juego desde los 8, así que ya llevo 20 en el ajedrez. Curiosamente, me inspiró un videojuego, Age of Empires, que en su introducción mostraba un tablero. Terminé enganchándome más con el ajedrez que con el propio juego.
—¿Y cuándo empezaste a competir?
—Siempre fui muy competitivo, así que desde chico me motivaban los torneos provinciales. A los 8 años ya era campeón mendocino Sub-8, después Sub-10… El hecho de llegar a un lugar con 15 o 20 chicos de mi edad, todos con la misma pasión, me generaba adrenalina y ganas de mejorar.
—¿Cómo entrenás?
—Empecé en el Club Regatas y, en ese tiempo, lo fundamental era leer libros: habré leído unos 50 en mi vida. También resolvía ejercicios y problemas de ajedrez que te ponen los profesores. Es un entrenamiento muy introspectivo, uno pasa mucho tiempo solo, y a veces cuesta mantener la motivación.
—En la final enfrentaste a Ismael Alejo Jiménez, un jugador de gran nivel nacional. ¿Cómo fue esa experiencia?
—Con él empaté. Era el rival más duro, yo arrancaba número cinco en el torneo y él era el número dos. Nuestra partida terminó en tablas, pero después yo gané seis encuentros y él en la última ronda empató, así que esa mínima diferencia me dio el campeonato.
—¿Qué se viene ahora para vos?
—El primer fin de semana de septiembre jugaré el Maipú Chess Open, válido para el ranking internacional. Hoy tengo 2142 puntos ELO, lo que me da el título de Maestro Nacional. Mi objetivo es superar los 2200 y convertirme en Candidato a Maestro de la FIDE, un título internacional.
—Además, este torneo de Maipú reparte un millón de pesos en premios. ¿Está creciendo la visibilidad del ajedrez?
—Sí, mucho. La tecnología ayudó: ahora los torneos se difunden con anticipación y la preparación cambió. Antes estudiábamos con libros, hoy lo hacemos con módulos de análisis en la computadora, que son muy potentes y permiten entrenar a un nivel altísimo.
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