Josefina Mesa (20) es de Tunuyán y este lunes inicia el viaje más importante de su carrera deportiva: competir en el Mundial de Taekwondo ITF que se realizará en Jesolo, Italia, del 3 al 13 de octubre.
Josefina Mesa representará a la Argentina en el Mundial de Taekwondo en Jesolo, Italia. Campeona mundial 2023, hoy necesita apoyo.
Josefina Mesa (20) es de Tunuyán y este lunes inicia el viaje más importante de su carrera deportiva: competir en el Mundial de Taekwondo ITF que se realizará en Jesolo, Italia, del 3 al 13 de octubre.
Más allá del logro deportivo, ahora enfrenta otro desafío: conseguir los recursos que le faltan para hacer realidad el sueño.
Parte del viaje ya está cubierto, pero aún necesita reunir 1.200 dólares para cancelar la última cuota del torneo y alrededor de 600 dólares para adquirir la indumentaria reglamentaria exigida. En los últimos días hizo un posteo en sus redes sociales para buscar apoyo de sponsors. “La idea es confeccionar una camiseta con los nombres de quienes me apoyen, porque este viaje lo hago gracias a todos ellos”, dice Josefina.
Competirá en la categoría tercer dan, tanto en formas como en lucha hasta 72 kilos. Para llegar a este nivel, los últimos meses fueron de exigencia total: entrenamientos en doble turno, ajustes en la alimentación y viajes a distintas provincias para cumplir con las prácticas obligatorias de la selección. “Todavía no caigo en que estoy a días de viajar. Es una mezcla de ansiedad, responsabilidad y felicidad. El taekwondo es mi segunda casa y quiero vivir esto con todo lo que tengo”, dice Jose.
Al Mundial viajará con su maestro Fermín Rodríguez. Pero en representación de Mendoza será la única, lo que convierte el desafío en un esfuerzo económico casi en primera persona.
Más allá del actual pedido que la impulsa a cruzar de continente, su historia tiene la dualidad que viven cientos de atletas en la Argentina: talento y pasión de un lado, esfuerzo económico y autogestión del otro. Y también suma la decisión de animarse a dar el siguiente paso con el sueño de una familia entera dedicada al taekwondo y un padre que cedió su lugar para que ella pudiera estar.
Josefina es seis veces campeona nacional y en 2023 se consagró campeona mundial en Kazajistán, con medalla de oro en formas y bronce en lucha. Ese torneo le marcó un antes y un después: “Me demostró que podía estar a la altura de competir contra las mejores del mundo”.
El último título nacional lo consiguió hace apenas unas semanas en Jujuy, donde volvió a subirse al podio en lucha y formas. Esos logros le permitieron llegar al Mundial con el respaldo de una trayectoria que la ubica en la elite del taekwondo argentino.
El camino a Jesolo tuvo un punto decisivo en octubre de 2024, cuando se realizó el clasificatorio nacional con más de 1.200 competidores. Allí se definió la selección argentina y Josefina quedó confirmada como representante. Desde marzo de este año entrena con el equipo nacional en distintas provincias, con un régimen intensivo que incluyó prácticas obligatorias, torneos y preparación física de alto rendimiento.
A los 11 años, en sus manos un volante. Se lo dieron cuando salía de su escuela. “Decía taekwondo en grande, con dibujitos de personitas pateando. No sabía qué era, pero me llama la atención y le pedí a mi mamá que me llevara a probar”, dice Jose.
Su primera clase fue en el histórico salón Belgrano de Tunuyán, a cargo del profesor Lucas Pinto, quien la formó desde aquellos inicios. Con el tiempo buscó más exigencia y empezó a viajar a Arroyo Seco para entrenar con el maestro Fermín Rodríguez (séptimo dan, orientado al alto rendimiento). “Lucas me formó desde cero y Fermín me abrió a la competencia internacional. Con los dos encontré un equilibrio”, asegura.
A los 15 años dio el paso de lo recreativo a lo profesional y empezó a competir en torneos nacionales. “Ahí me lo empecé a tomar con otra cabeza, ya no como un hobby sino como un proyecto deportivo serio”, cuenta.
En 2022, en la Copa del Mundo de Santiago del Estero, obtuvo el primer lugar en formas y lucha, lo que le dio el pase directo a su primer Mundial. En Kazajistán 2023 revalidó su nivel con oro y bronce. Desde entonces participó en competencias en Tucumán, Córdoba, Jujuy y Buenos Aires. “Lo difícil no es solo entrenar, sino sostenerlo en el tiempo. Cada viaje implica plata, tiempo y organización. Pero al mismo tiempo son experiencias que te fortalecen”, explica.
En la familia Mesa, el taekwondo es más que un deporte: es parte de la vida cotidiana. Además de Josefina, su padre y su hermano también practican y compiten a nivel nacional. Hasta su madre entrenó en algún momento.
En la última clasificatoria, su padre también consiguió el pase al Mundial de Jesolo, pero la situación económica impuso un límite. “Mi papá clasificó, pero como cada participación cuesta unos 5.000 dólares, se decidió que viajara yo. Fue fuerte porque él tenía el mismo derecho, pero eligió dar un paso al costado”, relata Josefina. Esa decisión no se discutió: se asumió como natural, priorizando la oportunidad de ella. “Lo vivo con gratitud, porque no deja de ser mi papá, pero también es un competidor que resignó su lugar”, reconoce.
Ese gesto resume el peso del acompañamiento familiar. Su padre está en cada torneo, comparte entrenamientos y la acompaña en el camino deportivo. “Es un orgullo enorme tenerlo al lado. Entrenar juntos nos une como familia y también como deportistas. Lo que vivimos gracias al taekwondo es único”.
El apoyo económico también recae en la familia, aunque Josefina cuenta con respaldo institucional. La Municipalidad de Tunuyán, mediante el intendente Emir Andraos y la directora de Deportes, Agustina Caetano, y las gestiones del diputado nacional Martín Aveiro han ayudado. También la Subsecretaría de Deportes de Mendoza colabora con transporte y entrenamientos. Sin embargo, los gastos más fuertes recaen en ella y los suyos.
“Para juntar lo que falta hicimos rifas, vendimos pollos al horno, organizamos colectas. La gente siempre ayuda y eso emociona, porque sentís que no estás sola. Pero es una realidad: llegar a un Mundial cuesta mucho dinero y la autogestión no alcanza. Por eso la convocatoria a sponsors es fundamental”, explica.
A pocos días del embarque a Italia, Josefina Mesa define al taekwondo como su segunda casa: “Es un deporte que me dio vida y que pienso practicar siempre. Me llena de pasión y me hace muy feliz”.
Con entrenamientos dobles, alimentación controlada, proyectos personales en pausa, su día no admite imprevisto. El objetivo inmediato es claro: competir en Jesolo, revalidar su título y dejar en alto el nombre de Tunuyán, de Mendoza y de la Argentina. Pero para que eso ocurra todavía necesita cerrar el aspecto económico. “Quiero que sepan que cada aporte suma. La camiseta que lleve en Italia va a tener los nombres de quienes hicieron posible este sueño. Representar a mi ciudad y a mi país en un Mundial es un orgullo que quiero compartir con todos”, dice.
Contacto @josefinamesa_ o 2622-310101