La ilustradora española María Hesse (Huelva, 1982) ha dado una nueva vida a "El diario de Ana Frank" en una reciente publicación con material inédito, editada por Lumen. Una obra que, en palabras de Hesse, invita a releer "porque este tipo de lecturas humaniza".
En entrevista con la agencia Efe, la autora anima a los lectores a sumergirse nuevamente en este libro que a ella misma la sorprendió, al reencontrarse con una Ana adolescente que habla sin tapujos de temas como la menstruación y la sexualidad. “Habla de la guerra y de cómo se sentía en casa, pero también te das cuenta de que lo hace desde la perspectiva de una adolescente”, señala.
Páginas inéditas
Hesse admite que algunos de esos pasajes no los recordaba de ediciones anteriores, tal vez porque estaban “censuradas”. Por eso, al trabajar con el texto original que Ana comenzó a escribir el 12 de junio de 1942, la ilustradora se permitió acompañar con una imagen de una vulva el capítulo en el que la joven escribe: “la importante noticia de la regla: Apenas puedo esperar. ¡Me parece algo tan importante!”.
El proceso de censura —tanto externa como autoimpuesta— también quedó reflejado en esta nueva edición. Hay, por ejemplo, una doble página que Ana cubrió ella misma, probablemente temiendo que alguien pudiera leer aspectos demasiado íntimos de su vida durante su encierro en el refugio de Ámsterdam.
La edición, lanzada coincidiendo con el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz, aporta la mirada visual de Hesse al conmovedor testimonio de Ana, escrito mientras permanecía escondida durante la ocupación nazi.
Uno de los detalles más evocadores del volumen es la ilustración de la antecubierta, que reproduce el papel pintado de las paredes de la casa donde Ana y su familia vivieron ocultos. El libro se abre con un prólogo que contextualiza brevemente la situación familiar y el momento en que Ana comenzó a redactar su diario.
En la primavera de 1944, la joven decidió corregir el texto y darle forma de novela tras escuchar por la radio —una emisora inglesa— que existía la intención de publcar diarios y cartas escritos durante la ocupación.
"Este era un proyecto que me parecía interesante porque yo leí el libro cuando era niña, pero no lo recordaba así", confiesa Hesse. Redescubrió, así, no solo el horror de la guerra, sino también la modernidad del pensamiento de Ana, su despertar sexual, su cercanía con Peter —el joven con quien compartió un breve romance durante el encierro— y la mirada aguda de una adolescente de apenas 13 años.
Esa modernidad, explica Hesse, responde en parte al entorno en el que creció Ana: "Era de una familia de clase alta que no restringía sus lecturas, y tenía intereses culturales".
Para lograr la mayor fidelidad visual, Hesse se documentó a fondo: estudió fotografías de la época, imágenes de la familia Frank, recorrió el Museo de Ana Frank —donde se conservan las habitaciones de la casa— y analizó películas que le ayudaron a recrear los vestuarios.
Ana Frank escribió su última anotación el 1 de agosto de 1944. Tres días después, la Gestapo descubrió el escondite y arrestó a todos sus ocupantes. Su legado, sin embargo, permanece más vivo que nunca.