28 de septiembre de 2025 - 23:23

Rocambole en la Feria del Libro: "La contracultura hoy quizá seamos los que fuimos jóvenes en los 80 y los 90"

El histórico ilustrador y artista gráfico Rocambole reflexiona sobre la transformación cultural y repasa cómo la idea de disco-total y la fusión de disciplinas fueron claves en sus comienzos.

Ricardo Cohen, más conocido como Rocambole, llegó a la Feria del Libro de Mendoza,que se presenta en el Le Parc, con su impronta inconfundible. El artista, responsable de la estética visual de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, presentó la nueva edición de Arte, diseño y contracultura, un volumen que reúne gran parte de su recorrido como ilustrador, diseñador y creador de universos visuales ligados a la música.

En una charla con Diario Los Andes, Rocambole se distancia de la nostalgia: no se considera del todo parte de la contracultura actual, pero percibe en quienes sostienen la estética, la poesía y el compromiso artístico del rock, un eco que aún resiste. Reconoce que los tiempos han cambiado —el trap, el rap y las redes sociales marcan la agenda cultural—, pero también sostiene que siempre habrá jóvenes capaces de crear algo nuevo desde los márgenes. Su obra con Los Redondos no fue solo tapa de disco: fue parte constitutiva del mensaje artístico.

A sus más de ochenta años, Ricardo Cohen —el hombre detrás de las inolvidables tapas de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota— sigue pensando el arte como un cruce de disciplinas y como un espacio de resistencia. “En estos tiempos el rock and roll ya no es el líder de la situación. Hoy aparecen otros géneros como el rap, el trap y tantas variantes que ocupan ese lugar”, admitió. Para Rocambole, la noción de contracultura muta con cada época. En los setenta y ochenta, el rock nacional surgió como un movimiento que quería diferenciarse: música en castellano, con poesía, con compromiso estético, que discutía con la lógica comercial de la música juvenil “pasatista”.

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Hoy, asegura, no tiene del todo claro dónde está ese germen contestatario. “Quizás la contracultura ahora seamos nosotros, los que fuimos jóvenes en los 80 y 90 y escuchábamos ese tipo de música. A mí me gustaría pensarlo así. Pero ya no puedo desligar que debe haber, en algún garaje, como decía John Lennon, algunos chicos que en poco tiempo van a cambiar las ideas al respecto, que van a crear algo importante”.

El artista no deja de advertir sobre el peso de las corporaciones culturales, que hoy manejan con más eficacia la difusión gracias a las redes sociales. Sin embargo, mantiene la esperanza: “No creo que las ideas comerciales tapen todo. Siempre va a haber alguna situación distinta, alguien que se anime a proponer otra cosa”.

Rocambole no solo es un referente visual de Los Redondos, también lo fue antes con la Cofradía de la Flor Solar, aquel grupo platense que entendía al disco como una obra integral. “Desde entonces pensábamos que un disco no era solo una pila de canciones a la que después había que hacerle la tapa. Un disco debía ser más parecido a una ópera del siglo XIX: reunir música, artes plásticas, poesía, escenografía. El mensaje visual era tan importante como el poético”, explicó.

Ese ideario estalló en los años dorados de Patricio Rey. “En el segundo disco de Los Redondos es donde más se notó ese trabajo. Mucha gente me dice: ‘Me resulta imposible escuchar la música de Los Redondos sin que aparezcan también las imágenes’. Ahí creo que logramos que la imagen no fuera solo ilustración, sino parte del mensaje, que lo completara”, señaló.

A lo largo de la charla, Rocambole se muestra consciente del peso de su obra, pero no lo vive como un lastre: “Es una propuesta de vida constante. Lo que hicimos en aquellos años no quedó atrás, me sigue acompañando en cada proyecto”. Su nuevo libro, Arte, diseño y contracultura, continúa esa línea de pensamiento, con la convicción de que la estética no es adorno, sino núcleo del mensaje cultural.

En Mendoza, además de participar de la Feria, compartió firmas y charlas con el público. Su mesa fue punto de encuentro de fanáticos que buscaban llevarse un ejemplar dedicado y, sobre todo, escuchar de su propia voz lo que siempre transmitió con imágenes: que el arte es una forma de vida, una manera de entender el mundo y también una resistencia frente a lo homogéneo.

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