16 de agosto de 2025 - 01:05

Libro con datos poco conocidos sobre las Casuchas del Rey

Un amplio trabajo de investigación de cuatro décadas sobre antiguos refugios en la cordillera para viajeros, se resume en el libro de recientemente lanzamiento, “Las Casuchas del Rey”, de Víctor Ramos y Beatriz Aguirre-Urreta.

Trescientas cincuenta y cinco páginas, un buen número de ellas ilustradas, conforman una de las características del libro de reciente aparición, Las Casuchas del Rey. Una historia de 250 años de comunicaciones trasandinas, escrito por la paleontóloga Beatriz Aguirre-Urreta (UBA) y el geólogo Víctor A. Ramos, ambos investigadores de larga trayectoria y profesores eméritos de la UBA.

La obra ha sido editada por Eudeba y conforma una indagación a fondo de los refugios o casuchas construidas a partir de 1756 en la Alta Cordillera de los Andes para permitir el cruce de viajeros civiles y fuerzas militares a través del Paso de la Cumbre.

Los refugios a lo largo del territorio mendocino y de Chile, son varios y los primeros fueron construidos por iniciativa del comerciante irlandés Ambrosio O’Higgins, quien llegó a ser gobernador de Chile, virrey del Perú y fue el padre del libertador chileno Bernardo O’Higgins.

Las casuchas del rey
Bien conservada. Vista invernal de la Casucha del Paramillo de las Cuevas con el cerro Tolosa (5.332 m) de fondo, conocida como Casucha de las Vacas.

Bien conservada. Vista invernal de la Casucha del Paramillo de las Cuevas con el cerro Tolosa (5.332 m) de fondo, conocida como Casucha de las Vacas.

La obra, producto de un trabajo de estudio de cuarenta años, está divida en 18 capítulos. El primero se refiere a las comunicaciones en la época colonial; el segundo a las casuchas, en general; el tercero a la construcción y mantenimiento. El cuarto describe el camino que unía Mendoza con Santiago de Chile, y los restantes se explayan sobre cada uno de los refugios. “Se define en ellos -sostiene en el prólogo el arqueólogo Víctor Durán- el período de construcción de cada casucha sobre la base de importantes documentos inéditos y su lugar de emplazamiento, se describen sus características arquitectónicas, las obras de refacción realizadas y el estado actual…”

Las ilustraciones son fotografías de época y otras actuales de las construcciones. También hay pinturas, como las del artista alemán Moritz Rugendas, que, según los autores, han sido determinantes para reconstruir no solamente la ubicación de las instalaciones, sino también la huella de herradura que existía en las primeras de décadas del siglo XIX.

La lectura del libro es amena. Se transcriben datos técnicos y científicos de las construcciones y su ubicación, pero además se intercalan relatos entretenidos como el caso de los doblones de oro perdidos en una travesía, en 1793, o descripciones pintorescas del cruce por viajeros, entre otros Ignacio Domeyko y Benjamín Vicuña Mackenna.

La bibliografía es generosa y en ella se mencionan a varios autores mendocinos, como P. S. Martínez, H. Chiavazza, C. Prieto Olavarría, y J. Roberto Bárcena, entre otros.

Víctor Ramos -en declaraciones a Los Andes- sostuvo que “los refugios son los monumentos más antiguos que tiene la provincia de Mendoza y deberían prodigarse todos los esfuerzos posibles para mantenerlos en las mejores condiciones”.

Recordó que estas construcciones son Patrimonio Histórico Nacional desde 1973, pero lamentó el error existente en el decreto en la identificación de la casucha de las Vacas, ya que hace más de cincuenta años que se viene llamando a ésta, de manera equivocada, como la casucha de los Puquios.

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