La Real Academia Española (RAE) presentó en el reciente X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), celebrado en Arequipa, una edición conmemorativa de la "Poesía reunida" de César Vallejo, el poeta peruano más universal. El volumen se suma a la prestigiosa colección de clásicos editados por la institución, que ya incluye dos obras fundamentales de la literatura peruana: "La ciudad y los perros", de Mario Vargas Llosa, y "Los ríos profundos", de José María Arguedas.
Durante la presentación, el escritor Alonso Cueto destacó el lugar que ocupa Perú dentro del canon literario en lengua española: “Perú tiene ya a tres escritores importantes entre las publicaciones conmemorativas de la RAE, más que Argentina con Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, o España con Miguel de Cervantes y Camilo José Cela”, señaló según cubrió Efe.
Cueto reflexionó sobre las razones que explican la potencia creativa de la literatura peruana pese a los déficits estructurales en materia educativa y cultural: “Uno se pregunta por qué nuestro país, un lugar con tantos problemas en la educación y en la difusión de la cultura, ha sido capaz de producir a estos escritores, a los que podríamos agregar al Inca Garcilaso de la Vega, Blanca Varela o José María Eguren”.
Para el novelista, la respuesta se encuentra en el mestizaje, una de las temáticas centrales del Congreso: “De alguna manera, la narrativa y la literatura surgen del contraste, del conflicto y de las diferencias entre culturas que conviven entre tensiones y dificultades en un mismo territorio como el nuestro, al que Vargas Llosa llamó ‘el país de las mil caras’ y Arguedas, ‘el país de todas las sangres’”.
Cueto subrayó además el carácter excepcional de Vallejo dentro de la poesía en español del siglo XX: “La poesía latinoamericana y la española produjeron poetas de gran calidad, todos en idioma castellano. Lo que hace que Vallejo sea distinto es que trasciende el idioma y va más allá”.
El autor ejemplificó esa singularidad con un verso de " Trilce": “Alguien que escribe ‘Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos; pura yema infantil innumerable, madre’, está alcanzando una dimensión del lenguaje a la que no van los demás, por más extraordinarios que sean”.
El idioma más allá del castellano
Según Cueto, buena parte de esa originalidad proviene de la influencia del quechua en la obra de Vallejo: “Hay en su poesía una gramática y un vocabulario que van más allá del castellano, un mestizaje que lo vuelve un poeta singular. Por extraño, enigmático y vibrante, Vallejo se convierte en un gran compañero”.
El escritor describió la experiencia de leer a Vallejo como un ejercicio siempre renovado: “La experiencia que uno tiene al leer a Vallejo tiene que ver con los cambios de tono, con las distorsiones, con una música que tiene sentido. Es curioso y revelador leerlo infinitas veces y sentir las corrientes internas que conviven en el texto”.
La edición de la "Poesía reunida" de Vallejo estuvo a cargo del expresidente de la Academia Peruana de la Lengua, Marco Martos Carrera, poeta y crítico especializado en la obra del autor de "Los heraldos negros". Martos realizó la edición textual y coordinó las contribuciones críticas incluidas en el volumen.
Por su parte, Eduardo Hopkins, actual presidente de la Academia Peruana de la Lengua, destacó la decisión de Vallejo de dejar al lector libertad interpretativa: “En 'Trilce', su obra maestra, ni siquiera tituló los poemas, porque no quería condicionar su lectura ni cerrar los sentidos posibles”.
La poesía en la colección conmemorativa
El académico y exdirector de la RAE Darío Villanueva recordó que la serie de ediciones conmemorativas ya alcanza las diecisiete obras, y adelantó próximas publicaciones dedicadas a Federico García Lorca y José Lezama Lima.
Villanueva resaltó el peso de la poesía dentro de la colección y la figura fundacional de Rubén Darío: “La poesía tiene una presencia muy destacada en esta colección, y por supuesto no puede faltar Rubén Darío, una regalía del destino para nuestra lengua y literatura, porque transformó el lenguaje poético que estaba anquilosado a fines del siglo XIX”.