El anuncio del Premio Nobel de Literatura 2025 para el escritor húngaro László Krasznahorkai tuvo un efecto inmediato en Mendoza. En pocas horas, librerías locales registraron un inusual interés por sus obras, agotando ejemplares que hasta hace pocos días pasaban inadvertidos en los estantes.
“Hasta ayer, nadie venía preguntando por él”, cuenta Eduardo, encargado de una reconocida librería céntrica. “Hoy fue furor: lo primero que hicimos fue colocarlo en vidrieras, y antes del mediodía ya habíamos vendido cinco ejemplares”.
El fenómeno se repite año tras año: cada nuevo Nobel de Literatura reaviva la curiosidad de los lectores y reconfigura las listas de ventas. Eduardo recuerda un caso similar con el galardonado anterior, Jon Fosse. “Antes del anuncio no llegaban sus libros a Mendoza. Recién después del premio comenzaron a circular, cuando grandes editoriales como Penguin o Planeta compraron los derechos. Con Krasznahorkai va a pasar lo mismo”, anticipa.
"El Último Lobo", libro del escritor húngaro László Krasznahorkai, ganador Premio Nobel de Literatura 2025
"El Último Lobo", una de las obras del escritor húngaro László Krasznahorkai tiene alta demanda desde que se supo que ganó el Premio Nobel de Literatura 2025
Los Andes
El autor húngaro, considerado una figura clave de la narrativa contemporánea europea, es publicado en Argentina por la editorial Sigilo, un sello independiente de bajo volumen pero de gran prestigio literario. Su obra más conocida, El último lobo, combina ironía, reflexión y una prosa hipnótica en torno a un profesor alemán que viaja a Hungría para investigar la extinción de los lobos: una parábola sobre el desencanto y la soledad del mundo moderno. “Es una editorial excelente, aunque sus títulos representan un porcentaje pequeño en ventas. Este reconocimiento cambia todo”, explica Eduardo, que atribuye parte del éxito a la rápida distribución nacional de la cadena Cúspide.
El interés no se limita al nombre del autor. Según Eduardo, muchos lectores se acercan directamente pidiendo “el último Nobel”. El público, en su mayoría, ronda los 35 años en adelante, un perfil de lector que busca literatura exigente. “Los más jóvenes consumen otro tipo de libros, más best sellers, más ágiles”, aclara.
Mientras los ejemplares de El último lobo desaparecen de las góndolas, las librerías mendocinas celebran un impulso inesperado. “El Nobel siempre abre una puerta nueva”, concluye Eduardo. “Nos permite descubrir autores, movimientos y países que de otro modo quizá nunca llegarían hasta acá”.