5 de octubre de 2025 - 00:01

De Juan Manuel de Rosas a Julio Argentino Roca: el coronel que peleó en las dos Campañas al Desierto

Fue el único militar argentino que participó en las expediciones al Desierto de Juan Manuel de Rosas y de Julio Argentino Roca, uniendo dos épocas del país.

Otro buen servidor de la patria ha muerto esta semana: el coronel don Eugenio del Busto, venerable veterano de las campañas contra el indio”. Con estas palabras, la revista Caras y Caretas anunciaba el fallecimiento de un hombre singular: el único militar argentino que participó tanto en la expedición al Desierto de Juan Manuel de Rosas como en la de Julio Argentino Roca.

Un niño entre los malones

Eugenio del Busto nació en Montevideo, en 1811. Su familia se trasladó pronto a Luján, provincia de Buenos Aires, pero la calma duró poco: con apenas seis años fue secuestrado durante un malón y llevado cautivo por un grupo de aborígenes.

Pasaron ocho años hasta que fue liberado por el coronel Federico Rauch, en una de sus expediciones contra las tribus indígenas. Para entonces, el muchacho había olvidado completamente el idioma español.

Lenguaraz y soldado

A los catorce años, del Busto comenzó una nueva vida. Se transformó en lenguaraz, es decir, intérprete entre los pueblos originarios y el ejército criollo. Su dominio de las lenguas y su experiencia como baqueano lo convirtieron en un colaborador valioso para las autoridades militares.

Se incorporó a las filas del ejército bajo las órdenes del propio Rauch, y su traumática experiencia infantil marcó su destino. El resentimiento por los padecimientos del cautiverio se transformó en una voluntad férrea de combatir a los malones y proteger a otros cautivos.

Al servicio de Juan Manuel de Rosas

En 1829, del Busto se sumó a las fuerzas de Rosas, actuando como enlace con los boroganos, un grupo de mapuches llegados desde Chile y establecidos en la Pampa argentina bajo el mando de Mariano Rondeau, ahijado del general del mismo apellido.

El historiador Gerardo Bartolomé relata que Rondeau “había tenido una actitud cambiante. Si bien decía apoyar a Juan Manuel, varios de sus actos habían sido de guerra. Por tal motivo Rosas había mandado varias veces a Catriel y su gente a atacarlos, sin comprometerse él. Al mismo tiempo Juan Manuel había enviado a Del Busto a los toldos boroganos para tantear la voluntad del cacique por llegar a un acuerdo. El lenguaraz cumplió con su misión de alto riesgo sin quejarse”.

Esa lealtad le valió la confianza directa de Rosas, quien lo incorporó a la Campaña al Desierto de 1833, bajo su mando personal.

Un niño que cambiaría la historia

Durante una de sus incursiones, en 1834, del Busto capturó a un grupo de niños ranqueles. Entre ellos estaba Panghitruz Güer, hijo del cacique Painé Güer. Los pequeños fueron llevados engrillados hasta Santos Lugares, donde Rosas, al saber que uno de ellos pertenecía a la realeza ranquel, lo apadrinó y lo bautizó con su propio nombre: Mariano Rosas.

Ese niño, años después, sería uno de los grandes líderes de la resistencia indígena.

De Caseros al fin del desierto

Fiel a Rosas, del Busto luchó en Caseros en 1852. Tras la derrota del Restaurador, continuó sirviendo en el ejército porteño gracias a su experiencia como intérprete y explorador.

Décadas más tarde, acompañó a Julio Argentino Roca en la Conquista del Desierto. Participó así en la liberación de numerosos cautivos, evitando que otros niños sufrieran el mismo destino que él había padecido en su infancia.

El último veterano

Eugenio del Busto fue, en definitiva, un testigo viviente de dos grandes campañas y de un país que todavía se estaba haciendo. Su vida, atravesada por el cautiverio, la guerra y la frontera, refleja los contrastes de una Argentina que buscaba afirmarse entre la civilización y el desierto.

LAS MAS LEIDAS