Ya cansan las justificaciones de los exabruptos, agravios, difamaciones del presidente Milei a quienes tienen opiniones críticas con el latiguillo de "Javier es así", es su idiosincrasia, es su manera de ser. O no le demos importancia a las formas o a los estilos, no podemos retroceder al pasado.
El problema es que seguimos en el pasado. Solo cambiamos un populismo con déficit fiscal por otro con superávit fiscal. Superávit obtenido con retenciones que se prometieron derogar el primer día de gobierno, según decían en la campaña electoral y con rebajas en los ingresos de los jubilados mientras se incrementan plantas de personal en Casa de Gobierno y en cargos jerárquicos y en el presupuesto para espiar a los críticos.
La presencia del secretario de culto Nahuel Sotelo y del escriba Agustín Laje en una reunión del partido del autócrata húngaro y aliado de Putin, Viktor Orbán deja en claro que los gritos vivando la Libertad son una farsa y que el proyecto del gobierno es autocrático.
Ningún liberal en serio está cerca de personajes como los que lideran Vox en España o el autócrata húngaro. Un liberal no tiene nada que ver con los nostálgicos de Franco y su dictadura obscurantista y anacrónica
Días pasados, Alejandro Horowicz, el autor de los Cuatro peronismos, decía que críticos del gobierno, exponentes del pensamiento liberal, como Natalio Botana o Claudio Escribano solo no coincidían con Milei en los estilos y los modales pues las ideas eran las mismas. Un comentario alejado de las convicciones de los que adherimos a la tradición republicana argentina. Al contrario, las diferencias son de fondo. Los que gobiernan vociferan viva la libertad, pero su proyecto no es liberal. No confundamos que propongan fortalecer el capitalismo. China es capitalista y no es una sociedad libre.
Los ataques a la libertad de prensa siguen el modelo instrumentado en su país por el dictador húngaro. La idea de proponer un paka paka libertario es tan autoritario como el paka paka de los K. Justificarlo con la idea que el paka paka mileista difunde “la verdad” y eso lo legitima a diferencia del otro, es de una concepción totalitaria como lo es que unos representen a las fuerzas del bien y los otros son el mal. Cuando el presidente vocifera “no se odia lo suficiente a los periodistas”, es el miedo que le causa la libertad de expresión, esa libertad que permitirá descubrir que el “rey está desnudo”.
Hay muchas explicaciones sobre el retroceso de la democracia en el mundo, los cambios tecnológicos, la crisis del estado de bienestar, el estancamiento o el retroceso de las clases medias, la supuesta ineficacia para resolver esos problemas de las democracias.
No es un fenómeno nuevo, hace un siglo también parecía que la democracia estaba en crisis. Así surgieron los regímenes totalitarios europeos que sin ningún pudor se burlaban de la democracia. Hasta que las democracias los vencieron en los campos de batalla en las guerras que esos totalitarismos provocaron con sus millones de muertos y la destrucción material de los países en que imperaron esos regímenes.
Así como en los treinta en el siglo pasado querían instalar una opción entre comunismo y fascismo dejando de lado a la democracia, hoy se pretende una falsa opción entre izquierdas y derechas como si Maduro, Bukele, Orbán, Ortega, Le Pen no estuvieran unidos por su concepción autocrática.
El modelo de Orbán de una autocracia electiva, es el que se pretende adoptar. Se inicia con campañas contra la prensa libre y la separación de poderes. El modelo se extiende por los Estados Unidos y llega a la Argentina. En los Estados Unidos el enemigo es el New York Times o figuras importiantes del espectáculo como George Clooney. En nuestro país son los diarios independientes o un actor como Darín, así se silencia a los más débiles, se va imponiendo el miedo que impone el poder y el ejército de asalariados del estado que manejan las redes sociales vinculadas al gobierno.
Ideólogos vinculados a las tecnológicas, como Peter Thiel, no ocultan su desdén por la democracia. Es uno de los financiadores de grupos como “los nuevos reaccionarios” que proponen gobiernos “monárquicos” a cargo de Ceos de las tecnológicas y junto a Elon Musk respaldan financieramente al vicepresidente de Estados Unidos, Vance.
El país después de las elecciones en la ciudad de Buenos Aires con un 49% del padrón electoral que prefirió no votar a nadie, necesita la reconstitución de un centro derecha democrático. Cuando los extremos se imponen se acercan los desastres.
* El autor es presidente de la Academia Argentina de la Historia.