En la última reunión de Lula con su colega francés, Emmanuel Macron, fracasó el intento del primero para reabrir la posibilidad de que se firme un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.
La relación de Milei y Lula con Macron es una evidencia de la falta de cohesión política de la que no sólo carece América Latina, sino también América del Sur, y en particular el Mercosur. La próxima Cumbre semestral de presidentes de este grupo regional mostrará más diferencias que coincidencias.
En la última reunión de Lula con su colega francés, Emmanuel Macron, fracasó el intento del primero para reabrir la posibilidad de que se firme un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.
La oposición francesa lleva ya más de un cuarto de siglo y la han mantenido en forma constante todos los gobiernos de dicho país. La razón es el reclamo de los agricultores franceses para que no se bajen las barreras arancelarias que los protegen y les permiten, sólo en esas condiciones, competir con la producción de alimentos de los países del Mercosur. Es el peso electoral de los agricultores de este país el argumento central por el cual los gobiernos franceses siguen protegiendo a su agro. Pese a que sus votos no son tantos y no alcanzan el 5% del total, en una elección muy pareja pueden decidirla.
A pesar de esta diferencia, la relación del presidente francés con el brasileño es buena políticamente, pero tienen otras diferencias. Ambos coinciden en una línea crítica hacia las políticas de Donald Trump, especialmente en lo comercial. Pero los dos países tienen posiciones diametralmente opuestas respecto a los problemas de Ucrania y Gaza. En el primero, Francia es quizás el líder del sector que impulsa un mayor compromiso militar de Europa con Kiev y cuestiona la inacción de Estados Unidos, a la que considera favorable a los intereses rusos.
Respecto a Palestina, la posición francesa es la de reconocerla como país, coincidiendo con el reclamo del actual gobierno palestino, un tema que choca con la posición de Trump, hasta ahora solidaria con Netanyahu. Brasil, por su parte, mantiene una posición de neutralidad en la guerra entre Rusia y Ucrania y apoya el reclamo de que sea reconocido el estado palestino, al igual que Francia.
El 9 de junio el presidente francés se reunió con su colega argentino, Javier Milei. Recibió la misma negativa de Macron respecto a la baja de los aranceles para la producción agropecuaria. Aunque Lula y Milei representan dos posiciones divergentes en lo ideológico en América del Sur, ello no modifica la posición del presidente francés. Milei es el presidente que hoy en América del Sur es el aliado más firme de Trump, mientras que el brasileño es quizás quien más lo enfrenta regionalmente.
Lo que sucede es un ejemplo de cuánto los intereses regionales pueden incidir sobre los nacionales. Está reunión fue la tercera que mantuvo Milei con Macron, quien es quizás el presidente europeo que más desafía internacionalmente a Trump. La oportunidad para el encuentro fue la “Cumbre de los Océanos”, organizada por Naciones Unidas y que tiene lugar en la ciudad francesa de Niza.
El objetivo de este encuentro es promover la protección de los océanos y los fondos marinos para preservar el medio ambiente y evitar su explotación económica, como plantea el presidente Trump. Acá divergen las posiciones de Macron y Milei. Este último respalda la posición de su colega norteamericano de que el deterioro del medio ambiente no es consecuencia del hacer humano, sino efecto de un proceso cíclico que ya ha tenido precedentes. Pero Milei y Macron firmaron acuerdos en materia de cooperación científica y nuclear.
La relación de Milei y Lula con Macron es una evidencia de la falta de cohesión política de la que no sólo carece América Latina, sino también América del Sur, y en particular el Mercosur.La próxima Cumbre semestral de presidentes de este grupo regional mostrará más diferencias que coincidencias. La posición de Paraguay será coincidente con la de Argentina y en cambio la de Uruguay lo será con Brasil. Los dos primeros asumirán el respaldo a Trump en un momento en que enfrenta fuertes dificultades por el reclamo de los migrantes y el conflicto con Elon Musk. Los otros dos manifestarán una postura global más diversa, que tendrá como referencia al grupo BRICS (una pieza que tiene un lugar prioritario en la política exterior brasileña).
El intento de asesinato contra el candidato a presidente colombiano de centroderecha, Miguel Uribe Turbay, muestra que la región mantiene altos niveles de violencia política. Colombia tiene un récord de candidatos presidenciales asesinados en las últimas décadas, aunque hace mucho tiempo que no sucedía. La violencia que todavía generan en el país los carteles del narcotráfico y las disidencias de los grupos guerrilleros continúa siendo alta y ha hecho fracasar los procesos de paz impulsados por los últimos presidentes. La situación del presidente colombiano, Gustavo Petro, de centroizquierda, es compleja y para la derecha el intento de asesinato tiene relación con el “discurso violento” del presidente contra la oposición.
* El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.