Macri, el amigo que debe morir y Cristina, la enemiga que debe vivir

Hoy para Milei, en términos de su lucha por acumular el máximo poder político aprovechando la buena marcha económica, lo importante son dos cosas: la primera matar políticamente a Macri (y así quedarse con los restos de lo que supo ser Juntos por el Cambio) y la segunda, mantener políticamente viva a Cristina (para que no crezca ninguna otra alternativa más competitiva que ella dentro de la oposición).

Javier Milei tiene dos aspiraciones para las elecciones de este domingo en Capital, una de máxima y otra de mínima, aunque casi le da lo mismo que salga una u otra. Porque más que ganar él, quiere que pierda Macri. Ese es su objetivo central, casi excluyente. En ese sentido, la aspiración de máxima es que su candidato gane y la de mínima es que la candidata de Macri pierda, aunque el que salga primero sea el partido obrero trotskista. Lo importante es que, en un caso u otro, pierda Macri.

A Milei le está yendo bien económicamente, entonces piensa que políticamente puede hacer lo que quiera por más excéntrico que sea. ¿Y qué es lo que quiere? Lo mismo que todos los políticos que no practican el arte de la prudencia (que son casi todos): quedarse con el poder absoluto, sin compartirlo con nadie. Y para lograrlo, hoy se ha propuesto dos objetivos: destrozar políticamente a Macri al costo que sea y cuidar la sobrevivencia política de Cristina al costo que sea. Porque para Milei (como para los Kirchner) la política es el arte de inventar enemigos y de traicionar amigos. Pues, para acumular todo el poder en una sola mano, los enemigos son necesarios, mientras que los amigos son peligrosos.

Macri, el amigo, debe morir

El primer objetivo, el de destrozar políticamente a Macri, está con grandes posibilidades de lograrlo aplicando una estratagema casi calcada de la que Néstor Kirchner utilizó con Eduardo Duhalde en 2005. En eso, al santacruceño le fue muy bien. Justo a los dos años de su gestión (igual que ahora Milei), exterminó electoralmente a un Duhalde que estaba dispuesto a todo para seguir aliado con Néstor, pero Néstor lo único que quería era matarlo para quedar como el único jefe del peronismo. Cosa que por otro lado ya lo era. Pero como antes lo fue Duhalde, por las dudas de algún futuro “revival”, mejor hacerlo desaparecer para siempre de la faz de la política. Milei está siguiendo la receta de Néstor Kirchner al pie de la letra.

Pero, en fin, parece que esa es la lógica de la política. O cuando menos de un modo de entender la política que muchos ilusos creyeron que los que hoy gobiernan, vinieron para cambiar. La lógica de que quien antes que vós detentó el poder que hoy tenés, aunque hoy no lo tenga, por las dudas que lo vuelva a recuperar, mejor liquidarlo políticamente ya mismo. Porque un amigo que tuvo poder es mucho más peligroso que un enemigo que te lo quiere disputar.

Sin embargo, ese razonamiento no es lo más criticable en Milei, porque es lo mismo que hacían casi todos sus antecesores, sobre todo los peronistas. Lo que sí es criticable, y en grado sumo, es si de algún modo el mileismo boicoteó Ficha Limpia (o no puso todo el empeño y la fuerza política que efectivamente tenía para que el proyecto saliera) por suponer que si se aprobaba una semana antes de las elecciones podía beneficiar con su aprobación a Silvia Lospennato, la candidata de Macri en Capital que desde siempre fue la principal y más sincera propulsora de ficha limpia en estos muchos meses en que el gobierno viene demorando la discusión del tema.

Si es cierto, como dicen los misioneros, que el gobierno nacional les pidió que votaran en contra de ficha limpia, o cuando menos que ellos votaron en contra de ficha limpia para favorecer a Milei de un supuesto pacto entre Macri y Cristina (que Milei, al igual que Rovira, afirma que existe), el presidente se equivoca absolutamente. No solamente en el delirio de inventar un pacto increible por donde se lo mire, sino porque si Milei gana las elecciones de Capital este domingo o cuando menos se las hace perder a la candidata de Macri, ese triunfo no será por haber impedido ficha limpia, sino por la situación económica evaluada como favorable por la mayoría de los argentinos que no son kirchneristas. Sólo se verificaría que Ficha Limpia influyó en las elecciones de Capital si Lospennato gana la Capital, y eso hoy por hoy parece ser muy pero muy difícil. Porque la gente suele votar más por la economía que por un tema institucional, aunque sea cierto que incluso muchísimos votantes de Milei no están nada contentos de cómo el gobierno jugó con ficha limpia (haciendo que no saliera o cuando menos no haciendo ningún esfuerzo para que saliera), pero no por eso van a dejar de votarlo. En otras palabras, si el gobierno no apoyó ficha limpia por querer ganar estas elecciones golpeando a la candidata del PRO, fue una irresponsabilidad, innecesaria además. Una herida institucional mayor a cambio de una especulación política menor.

Insistimos, que Milei quiera que Macri desaparezca de la faz de la política a pesar de todo lo que éste lo apoyó, está dentro de la lógica de esa demasiada "non sancta" profesión que ambos practican, pero que para destrozar a Macri se destroce a ficha limpia es algo repudiable desde todo punto de vista.

Cristina, la enemiga, debe seguir viviendo

Su segundo objetivo, la paradoja de querer mantener políticamente viva a su enemiga Cristina (aunque sea en formol) mientras mata a su amigo Macri, para así incrementar su poder, no es una idea original de Milei ni de sus asesores. Es la repetición de lo que Macri practicó durante todo su gobierno. La estrategia de querer tener siempre enfrente a Cristina K porque se supone es fácil de vencer y porque es a la vez un tapón para que no pueda aparecer nadie en el peronismo que sea más difícil de vencer.

Jaime Durán Barba durante cuatro años le vendió a Macri esa idea como la llave mágica para ser reelegido. Porque se suponía en aquel entonces que se ganaría la reelección con facilidad si a Macri le iba bien en la economía (como hoy supone Milei para sí mismo) pero si no le iba tan bien, igual ganaría un segundo mandato. si su rival fuera Cristina. Esa era la tesis, que además se tuvo oportunidad de probar en la práctica porque Macri los últimos dos años no le fueron tan bien en economía, pero tenían a Cristina, para igual ganar un segundo mandato, según sostenían Durán Barba y Marcos Peña. Y tenían una prueba fáctica muy fuerte a su favor: si al fin y al cabo un desconocido tal cual era en aquel entonces Esteban Bullrich le ganó una elección legislativa a Cristina, ¿cómo Macri no le ganaría la presidencia a esa misma señora en decadencia? La estrategia no podía fallar. Sin embargo falló, y de manera estrepitosa.

Cristina, con una habilidad política que siempre tuvo pero que el macrismo menospreció, le ganó la partida de truco, no con un as de espadas y con 33 de mano, sino con un cuatro de copas inventado por ella. La aprendiz de bruja arrasó a un Macri y a un Durán Barba que decían que Cristina ya no era ningún peligro y por eso había que mantenerla artificialmente viva. Y para colmo les ganó con un personaje insignificante que en cuatro años destrozaría el país. Porque eso hacen las brujas cuando ganan, siembran calamidades. Pero el que la dejó hacer fue el macrismo. Por lo cual Macri perdió su reelección mucho más por errores políticos que por errores económicos. Porque subestimó a Cristina, igual que MIlei está haciendo ahora.

Es cierto que la historia nunca se repite. Por lo tanto, no sabemos si ahora le dará a Milei un buen resultado hacer lo mismo que a Macri le dio un resultado pésimo porque no somos profetas. Pero sí podemos afirmar que el talento político de Cristina, subestimado por Juntos por el Cambio hizo que ella ganara una elección que Macri no merecía perder por sus resultados económicos... flojos, sí, pero nada horribles ni mucho menos No terminó como Alfonsín, ni como de la Rúa ni estaba tan agotado como Cristina después de tres gobiernos K. Lo único que no pudo hacer es bajar una inflación apenas un punto más alta de la que Milei obtuvo hace un mes antes de arreglar con el FMI. Sin embargo, Cristina les impuso al peor presidente de la democracia. Y además se puso ella como vicepresidente. Y hoy, mientras Alberto Fernández no puede salir de su casa y es repudiado por la Argentina entera (incluso por los peronistas), Cristina, que fue la principal causante de todo ese caos, sigue siendo la jefa del peronismo y el mileismo se desvive para que ella sigua viva. Frente a esos hechos, a esas evidencias ¿es ella una mala política?, ¿es ella una candidata a la que conviene cuidar para que siga siendo la principal rival?, ¿es ella la persona por la cual hay que boicotear Ficha Limpia para que la señora no vaya a la cárcel por delitos efectivamente cometidos? El gobierno parece responder a todo que sí.

En síntesis, que hoy Milei aconsejado por Santiago Caputo -que aprendió su oficio trabajando con Durán Barba- está haciendo exactamente lo mismo que hizo Macri. Pero con muchísimos menos escrúpulos que el ex presidente. El mileismo piensa así: lo importante es mantener viva a Cristina para que sea nuestra única rival y que impida crecer a cualquier otro, no importan las fichas limpias que sea necesario destrozar para que eso ocurra. Cristina viva bien vale una ficha limpia muerta, o dos o tres piensan hoy en el gobierno.

Si se hace lo mismo que se hizo antes, como hoy el clima político es distinto, los resultados serán distintos dicen los que justifican esta estrategia. No lo sabemos, pero lo intuimos dificultoso. Los seres humanos solemos pensar que lo que vivimos en el presente siempre es distinto a lo que vivimos en el pasado, aun los momentos en que el pasado fue muy similar al presente. Es que, así como la esperanza es lo último que se pierde, la experiencia es lo primero que se olvida.

* El autor es sociólogo y periodista. [email protected]

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