En Mendoza fue el último (y maravilloso) recital en Argentina de Gustavo Cerati antes de iniciar un tour latinoamericano de un mes que terminaría de la peor manera. Gira que se cerraría el 15 de mayo de 2010, en Caracas, Venezuela. Minutos después de finalizar el concierto sufrió un ACV que lo dejó en estado de coma. “El tiempo es arena en mis manos”, confiesa en la letra de “Lago en el cielo”, la última canción de aquel recital.
Rebobinemos. Horas antes de que llegara a Mendoza desde Buenos Aires lo entrevisté para Los Andes, vía teléfono. Una charla intensa donde pudimos hablar de las peores críticas que se fumaba en aquellos días (por la “interna” feroz que tenía con Los Redonditos de Ricota); donde sentenció el no futuro de Soda (confirmó que no habrían más “regresos a los escenarios” de la banda); y hasta hablamos de cómo enfrentaría esa (última) gira internacional que vendría.
La madre de Gustavo Cerati habló sobre el estado de salud del músico
Gustavo Cerati en su mejor momento solista.
Me reveló: “No me voy más de un mes (de Argentina), porque sé que ése es mi límite; así que voy y vuelvo. No tengo nada para quejarme. Disfruto mucho de la banda; somos todos muy amigos lo cual hace que las cosas funcionen fuera y dentro del escenario. Alguna vez pensé que me iba a cansar de esto... ¡Pero la verdad es que no me pasa!”.
Su muerte, el 4 de septiembre de 2004, dejó más que claro que no hubo otro como él. Que entonces se aquietaban bocanadas de rock que nunca más se respirarían. Que la tristeza toma dimensión cuando la que se va es una voz que supo cambiar las maneras de ver lo que somos.
¿Qué opinaba Gustavo Cerati de Los Redonditos de Ricota?
Me acuerdo como si hubiera sido ayer cuando hablamos de la disputa con Los Redondos, erizada por los fans: "El hecho de que a alguien le guste una banda y que eso lo ponga en una posición antagónica a otra es una gran pelotudez. Sobre todo porque estamos hablando de música. Igualmente, como yo soy cero futbolero creo que no entiendo del todo lo de la futbolización de la música. Sé que hay intolerancia en muchos niveles. Vivimos años muy jodidos, con gobiernos que ayudaron a que la gente se lobotomizara culturalmente. Esta especie de globalización peligrosa que se planteó en los 90 trajo como resultado una resaltación de valores como el chauvinismo. ‘Argentina, Argentina’ como grito, cuando realmente Argentina es otra cosa".
Clara la sabiduría del hombre que empezó cantando músicas ligeras y terminó redefiniendo el sonido de medio mundo. Sabía que el arte es uno solo, y que intentar hacer una lectura clasista, machista o geográfica de la canción era una estupidez más grande que tres estadios de River completos. “Pero ojo, yo también soy de un barrio, de Villa Urquiza -dijo-. La gente cree que yo vengo de Barrio Norte, pero no. Tuve mi formación musical en barrios característicos donde nacieron un montón de bandas, así que nunca entendí, del todo, eso (de que nosotros no fuéramos) del rock barrial”, lanzó de un tirón, explicándolo todo.
Desmienten el rumor que aseguraba el regreso de Los Redondos
Los Redondos vs Soda Stereo: la disputa que marcó una época.
Hábil en el dibujo, deportes y en revolucionar canciones
Gustavo nació el 11 de agosto de 1959. Desde chico dibujaba muy bien; creó un personaje de historieta llamado Supercerebro, un Superman con más onda. También fue un joven hábil en los deportes (obtuvo un segundo lugar en un certamen de la revista Billiken, tras correr los 100 metros en una competición intercolegial) y se probó con éxito en coros y en primeras banditas estudiantiles.
En 1982, tras haber probado suerte en otras bandas sub 18 de vida efímera, se propuso con sus amigos Charly Alberti y Zeta Bosio tocar un rock más The Police, más The Cure. Un rock moderno, más parecido al británico que al que, a la vuelta de la esquina, tocaba Charly García. Al trío le pusieron Soda Stereo y así empezó la historia que cambiaría la historia.
“Tomé realmente conciencia de lo enorme que significa Soda para mucha gente. Nunca supusimos que sería tan grande la respuesta de los regresos de la banda. Eso se contrarresta con la idea natural de que estábamos acá, los tres, ensayando, todo muy cercano, muy íntimo. Era mi banda, de vuelta. Los únicos que sabemos bien cómo funciona Soda somos nosotros tres. Y ahí estábamos, como si nada hubiese pasado”, sostuvo al final de la charla.
Cerati fue argentino, pero el más internacional de todos. Murió pronto. Murió sin edad. Cómo se lo extraña a esa persona que tanto supo. Que supo, desde un primer momento, que siempre es hoy.