El presidente Macron ha dado un nuevo impulso a la guerra de Ucrania y al proyecto europeo al ofrecer el "paraguas nuclear" francés para protección de sus aliados de la OTAN. La declaración, de alto contenido simbólico más que militar, está dirigida, creemos, a frustrar la maniobra de Trump de negociar con Rusia una paz para Ucrania sin concurso de los europeos ni de los ucranianos.
En lo militar la oferta tiene un peso relativo escaso; el arsenal nuclear francés, la forcé de frappe (fuerza de enfriamiento), es pequeña comparada con el arsenal nuclear ruso y en todo caso actuaría, en la lógica del enfrentamiento nuclear, como un factor de disuasión - el segundo golpe -, principalmente por medio de las ojivas nucleares transportadas en los submarinos.
Este es un escenario improbable, porque en los hechos ningún líder racional quiere un apocalipsis mundial y se limitan a usar el asunto, principalmente Rusia, con fines intimidatorios.
Pero desde lo simbólico la declaración es muy importante. En primer lugar, reafirma la decisión de Europa/OTAN de seguir sosteniendo a una agotada Ucrania, insuflando espíritu de combate; pero también es una reafirmación a la toma de conciencia de que el Viejo Continente debe proveer a su propia defensa, sin depender significativamente de los EE.UU. Por ello, el Ejecutivo de la EU ha llamado a mayores gastos en defensa.
Pero en un sentido general la declaración entronca con la propia historia de la Francia de posguerra y la construcción del proyecto europeo. París fue el país menos propenso al euroatlantismo y muy celoso de su soberanía y del papel de los EEUU en la reconstrucción de Europa y de las alianzas militares. De hecho, no fue parte de la estructura militar de la OTAN y desarrollo su propio arsenal nuclear. Por ello, también fue el país que más se opuso al ingreso de Gran Bretaña a la CEE, a la que percibía como una "caballo de Troya" de los intereses de los EEUU.
Es un mensaje claro a Alemania y su nuevo gobierno, para revitalizar el eje franco alemán, el motor europeo; pero quizá también para el gobierno laborista británico - que se ha desmarcado de Washington en este asunto - que tiene su propio arsenal nuclear.
Una vez más la invasión rusa de Ucrania demuestra, al contrario de lo que se espera en el Kremlin, ser un factor aglutinante de la Unión Europea.
Europa se ha quedado por el momento sin su principal valedor en materia de Defensa, pero se niega a pasar a la irrelevancia en la geopolítica mundial y Francia ha tomado la iniciativa en estos difíciles momentos, con resultado incierto. Por ello decimos que Francia quiere volver a ser grande, Macrón ha rescatado la "grandeur francaise" - la grandeza de Francia - de que hablaba De Gaulle en la década de los 50 del siglo XX, con el altísimo contenido valórico e idiosincrático que ello conlleva, dando un nuevo impulso y sentido la unidad de Europa y al sostenimiento de Ucrania en su defensa.