Cuestión Malvinas. ¿Milei sabrá lo que dice?

Milei con su extraviado discurso y posición con respecto a las Islas Malvinas, pretendió borrar toda una historia de luchas diplomáticas. No podrá, un discurso no anula jamás la identidad emocional de una nación.

El pasado 2 de abril, con motivo de la celebración del día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, el presidente Javier Milei encabezó un acto en la Plaza San Martín de Retiro. Para asombro de todos dijo entre otras cosas: "Creer que, a mayor Estado, mayor soberanía es un concepto orwelliano" "Soberanía no es que el Estado tenga muchas empresas, ni que financie la industria cinematográfica, ni recitales de cuarta". Además, en un gesto en el que concede el derecho de la autodeterminación a la población trasplantada por Reino Unido, aseguró que desea que "los malvinenses prefieran ser argentinos”. “Si de soberanía sobre las Malvinas se trata, debe dejarse en claro que el voto más importante de todos es el que se hace por los pies y anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos con los pies a nosotros”. “Por eso buscamos ser una potencia, a punto tal que ellos prefieran ser argentinos, que no haga falta usar la disuasión o el convencimiento para lograrlo”

La posición expresada por el primer mandatario significa un retroceso extraordinario en relación a una cuestión fuera de la discusión diplomática en el reclamo por la soberanía argentina en las Islas Malvinas. Grave error del presidente, inexcusable, inadmisible aun cuando Milei no sea un estadista y su formación sea en temas económicos, es el presidente de la nación argentina y si no conoce sobre estos temas, es su obligación política y constitucional, asesorarse con la mayor excelencia para no incurrir en tamaña ignorancia supina.

Ha dicho históricamente la Cancillería argentina: ‘La especificidad de la Cuestión Malvinas reside en que el Reino Unido ocupó las Islas por la fuerza en 1833, expulsó a su población originaria y no permitió su retorno, vulnerando la integridad territorial argentina. Queda descartada entonces la posibilidad de aplicación del principio de autodeterminación, pues su ejercicio por parte de los habitantes de las islas,causaría el quebrantamiento de la unidad nacional y la integridad territorial de la Argentina’

En la Cuestión Malvinas la Asamblea General de las Naciones Unidas recogió esta doctrina - de aplicación del principio de integridad territorial al hacer referencia a los intereses y no a los deseos de la población de las Islas en su resolución 2065 de 1965- ratificada posteriormente por otras resoluciones.

Malvinas es el único tema que atraviesa a todos los gobiernos, de cualquier ideología desde hace más de 180 años. Estuvo y estará presente en la agenda de la política exterior de la nación. Ningún otro tema, tiene tan fuerte reconocimiento identitario en la argentina.

Hablar de Malvinas invita a detenerse a pensar en la noción de soberanía. Cuando se trata de las naciones, la soberanía se relaciona tanto con la defensa del territorio y sus riquezas, como con la capacidad de sus pobladores de asumir decisiones propias. Pero en este caso en particular hablar de soberanía también es hablar de los componentes emocionales tan singulares que caracterizan al pueblo argentino.

Milei con su extraviado discurso y posición al respecto, pretendió borrar toda una historia de luchas diplomáticas. No podrá, un discurso no anula jamás la identidad emocional de una nación.

Es ese ingrediente de emoción a la idea de soberanía lo que hace al reclamo tan particular. Además de ser la única guerra que la República Argentina libró en el siglo XX, es la única política de Estado que puede exhibirse a lo largo de la historia de nuestra nación. A punto tal que, la reforma de la constitución del año 1994 introdujo en la cláusula primera de las Disposiciones Transitorias, el siguiente texto:

«La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino»

Los argumentos argentinos de reclamo tienen varias dimensiones: Geográficos (las islas forman parte de la plataforma continental de la Argentina). Históricos (los territorios fueron heredados de España) y Jurídicos (Argentina jamás renunció a sus derechos). Las Malvinas por todas estas dimensiones argumentales pertenecen a la argentina sin hesitación alguna.

Que el presidente Milei desconozca tal construcción, histórica, geográfica y jurídica no puede pasar inadvertido por nadie y merece por todos los medios lícitos posibles, una condena a semejante disparate.

* El autor es abogado.

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