Alcance del triunfo de Noboa en Ecuador

El resultado de la elección ecuatoriana confirmó tanto la prioridad de la gente en el tema de la seguridad como la baja prioridad asignada al conflicto arancelario global. Y que la inseguridad se impone hoy a la falta de alimentación adecuada.

El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, obtuvo un triunfo rotundo, al ser reelecto con el 56% de los votos en la segunda vuelta. Quedó a aproximadamente doce puntos de ventaja de su adversaria Luisa González, próxima al partido del ex presidente Rafael Correa. La participación fue alta: votó el 84% del electorado con derecho a hacerlo. La candidata derrotada denunció fraude y pidió a las Fuerzas Armadas y policiales que no intervengan “a favor ni en contra en el manejo de los resultados”. No hubo incidentes significativos durante la elección, como destacó la misión de observadores de la OEA. Sólo se subrayó que varios infractores usaron el celular al momento de votar, lo que está prohibido por el Consejo Nacional Electoral de este país, con el argumento de que podría utilizarse para fotografiar la boleta.

Fue un resultado inesperado para encuestas y medios de opinión, que pronosticaban una elección “cabeza a cabeza” con una diferencia de entre uno y dos puntos. En realidad, se enfrentaron dos prioridades: quienes ven como principal amenaza a la violencia votaron por Noboa (Ecuador es el país que sufre hoy la mayor violencia criminal en América del Sur) y los que se ven acuciados por las duras condiciones económicas de los sectores más populares, lo hicieron por González. Es claro que la inseguridad se impone hoy a la falta de alimentación adecuada. Incluso diez días antes de la elección, Noboa trajo al país a Eric Prince, director ejecutivo de la empresa de mercenarios estadounidense Blackwater, la que cooperaría en la acción contra los carteles. Ello no lo perjudicó, sino todo lo contrario.

El resultado de la elección ecuatoriana también permite medir el costo que puede estar teniendo en la región para Trump la reciente política arancelaria. Si bien Ecuador pasa por una situación difícil, sin haber llegado a controlar varias de las cárceles más importantes, es claro que Noboa fue a elecciones identificándose con las políticas del presidente estadounidense y de Bukele, quien fue recibido por Trump en Washington.

Ello confirmó tanto la prioridad de la gente en el tema de la seguridad como la baja prioridad asignada al conflicto arancelario global. El resultado de Ecuador muestra así que los gobiernos de derecha y centroderecha siguen teniendo margen en la región y que el reciente triunfo del Frente Amplio en Uruguay no necesariamente implica un cambio de tendencia regional, sino más bien un resultado local que debe interpretarse más en el marco de la cultura política uruguaya. Noboa necesita ahora algunas señales favorables por parte de la administración Trump, como la que acaba de recibir el presidente argentino Javier Milei. Las necesita tanto en lo económico como en lo político. En el primer campo, su país es uno de los deudores más importantes del Fondo Monetario en relación a su PBI y depende del aval del organismo internacional para mantener su credibilidad económica. En segundo lugar, Ecuador es el único país que ha dolarizado su economía en América del Sur y ello también genera una similitud con Milei, que la anunció en la campaña, aunque después no la concretó.

La reunión de la Cumbre de la Celac realizada en Honduras mostró el predominio del populismo como corriente político-ideológica en la región. El encuentro tuvo lugar en la capital de este país, cuya presidente, Xiomara Castro, es simpatizante del régimen venezolano, aunque políticamente mantiene distancia del mismo.

La Cumbre contó con la participación de casi todos los países de la región. El eje principal del encuentro fue el impacto de las políticas migratorias y los aranceles unilaterales impuestos por Donald Trump. Frente a este escenario, Brasil y México llamaron a construir una postura común de la región en el nuevo contexto internacional.

Durante el cierre, se presentó la llamada “Declaración de Tegucigalpa”, que rechaza la imposición de medidas coercitivas unilaterales y defiende el libre comercio como principio básico del derecho internacional. Sin embargo, el documento no fue firmado por Argentina, Paraguay ni Nicaragua, cuyos mandatarios no participaron de la Cumbre y expresaron su desacuerdo. Argentina cuestionó el procedimiento adoptado y denunció la falta de consenso necesario, señalando que la declaración no puede ser considerada oficial. En un comunicado, su Cancillería afirmó que el documento carece de validez jurídica. Por su parte, Nicaragua criticó que el texto no incluyera una condena explícita a las consecuencias de las políticas arancelarias de Estados Unidos ni propusiera medidas concretas para enfrentarlas. Honduras, que hasta ese día ejercía la presidencia pro tempore del bloque, defendió el documento al asegurar que contaba con el respaldo de 30 de los 33 miembros. El liderazgo fue finalmente traspasado a Colombia, que deberá enfrentar el desafío de unir a una Celac marcada por las diferencias internas.

El rotundo triunfo de Daniel Noboa en Ecuador plantea que elecciones presidenciales importantes en la región, como la que tiene lugar a finales de 2025 en Chile y en octubre de 2026 en Brasil, pueden marcar una dirección más alineada con el gobierno estadounidense y contraria a la que ha predominado en los últimos años, más bien favorable al populismo.

* El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

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