Apagar el motor con la calefacción encendida es un hábito frecuente durante los meses de invierno. Sin embargo, algunos especialistas en autos advierten que esta práctica puede tener consecuencias mecánicas no menores, sobre todo si se mantiene a lo largo del tiempo.
¿Qué pasa con el sistema de ventilación de los autos?
El sistema de calefacción funciona aprovechando el calor generado por el motor. El aire se canaliza a través del radiador del habitáculo, una pieza que se calienta gracias al líquido refrigerante del vehículo.
Cuando el auto se apaga sin desactivar previamente el sistema, el ventilador puede quedar expuesto a una humedad constante, generando acumulación de suciedad o desgaste prematuro en sus componentes eléctricos.
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¿Puede afectar al motor?
Si bien la calefacción no daña directamente el motor, sí incide en la forma en que se enfría luego de ser apagado.
Al detener el vehículo con la calefacción activa, el flujo de líquido refrigerante se interrumpe, pero las temperaturas en el circuito pueden seguir elevadas.
Esto aumenta el riesgo de sobrecalentamiento puntual en algunas piezas internas si el auto viene de trayectos largos o con exigencia, como en subidas o embotellamientos. A la larga, ese esfuerzo extra puede impactar en juntas, mangueras y sensores.
¿Y qué pasa con el consumo eléctrico?
Algunos modelos más nuevos, sobre todo los que tienen sistemas de climatización automáticos, quedan en modo “memoria” si no se apagan correctamente.
Esto significa que al volver a arrancar, varios sistemas eléctricos arrancan al mismo tiempo, generando un pequeño pico de consumo.
Aunque esto no genera un daño inmediato, acorta la vida útil de la batería, sobre todo en los meses fríos, donde su rendimiento ya se ve afectado por la temperatura ambiente.
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¿Cómo se recomienda apagar el auto?
La recomendación general es apagar primero la calefacción, especialmente si el ventilador está en nivel alto.
Luego de unos segundos, se puede apagar el motor. Esta pequeña pausa permite normalizar la temperatura del sistema y aliviar la exigencia eléctrica.
Además, ayuda a evitar olores o humedad en el sistema de ventilación, y prolonga la vida útil del circuito de climatización.
Una mala costumbre que se puede evitar
Aunque muchos conductores lo hacen por comodidad o costumbre, detener el auto con la calefacción encendida no es lo ideal.
No se trata de un error grave, pero sí puede provocar pequeños desgastes acumulativos que afectan el rendimiento general del vehículo.