¡Achís! - Por Jorge Sosa

¡Achís! - Por Jorge Sosa
¡Achís! - Por Jorge Sosa

A veces llega sin preanunciarse, llega porque sí: el estornudo. El frío es un incentivo de esta expresión sonora que no tiene contemplaciones, tiene ganas y se las saca de encima de nuestra nariz.

Viene la palabra del latin stornutare, o sea que no ha variado mucho en relación con el tiempo. Es un acto reflejo convulsivo de expulsión de aire desde los pulmones a través de la nariz y a veces por la boca. Yo estuve en la Buenos Aries en la Boca y no encontré mucha gente que estornudara. Lo normal, nomás.

Por lo común es provocado por partículas extrañas que provocan irritación en la mucosa nasal. Es medianamente peligroso porque puede diseminar enfermedades mediante el lanzamiento de vectores en el aire aunque las veces que me ha ocurrido a mí en vez de vectores me salían mocos.

Se produce una fuerte inhalación de aire, aproximadamente dos litros y medio, lo que es para tener en cuenta. El aire sale disparado a razón de 70km por hora, usando nafta común, y puede llegar a abarcar su zona de influencia alrededor de siete metros cuadrados.

Es muy difícil mantener los ojos abiertos mientras se produce el estornudo y tal vez esto sea para no ver el desparramo que uno hace sobre los otros que no tienen la culpa de las irritaciones nuestras. Muchas veces el estornudo es producido por la luz brillante, como si nos sacaran una foto con flash, y está bien porque el flash es como un estornudo de luz. También es común que al estornudar uno mueva la cabeza hacia adelante, como aceptando lo que está ocurriendo, diciéndole que sí a lo que viene de nuestro querido interior.

Las bajas temperaturas suelen promover este tipo de expresión nasal y a veces se da una seguidilla. No es un solo estornudo, es una catarata de estornudos los que ocurren de un único naso.

No hay estornudos notables, uno no dice: “Me acuerdo de aquella vez en que estornudé frente a mis suegros”. Uno no recuerda estos hechos y es mejor porque no estamos para recordar pavadas.

Sin embargo algunos estornudos han sido notables y han trascendido la historia. Se dice que Penélope supo que Odiseo estaba vivo por un estornudo de su hijo. Un mensaje de los dioses, en definitiva.

También se dice entre los paganos de Flandes, un estornudo significaba que algo iba a pasar, ahora si estornudaban todos, significaba que varias cosas iban a pasar.

Los católicos fueron los que popularizaron el uso de la bendición como respuesta al estornudo. Esto comenzó en el año 590 (es dudosa la hora) cuando la peste comenzó a castigar a Europa. A aquel que estornudaba se lo señalaba con el ¡Salud! que trataba de impedir que el estornudador contagiara la malaria ambiente.

La onomatopeya del estornudo es ¡achís! o ¡achú! Que esta formada por dos sílabas: la sílaba estirada ¡aaaa! Del inicio y el ¡chis! Significativo de cuando el estornudo sale, se hace notorio.

Tiene varios signicados en distintos lugares de este planeta, en la India se cree que, cuando alguien estornuda es que recuerda o es recordado por algún ser querido. En El  Salvador cuando alguien estornuda se le endilga que ha bebido mucho. Pero lo verdaderamente peligroso ocurre en México porque ahí se cree que cuando un varón estornuda significa que su esposa le está siendo infiel, que es donde uno encuentra la ingerencia del “pata ‘e lana” en el estornudo.

Ocurre, ocurrirá varias veces en este tiempo invernal que nos asecha. Es mejor decir ¡Salud! con un vaso de vino en la mano, que decir ¡Salud! frente a un estornudo por más virtuoso que el estornudo sea.

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