7 de marzo de 2025 - 07:00

Nuevas estaciones meteorológicas en el Aconcagua: cómo impactarán en la vida cotidiana de Mendoza

La red de monitoreo brindará datos en tiempo real que permitirán mejores pronósticos del tiempo, optimizarán el uso del agua y harán más seguras las expediciones.

El parque provincial Aconcagua ya cuenta con cinco nuevas estaciones meteorológicas, las cuales marcan un hito en el registro climático de la región. Se trata del Proyecto Wayra, nombre que bautiza a esta Red de Monitoreo Atmosférico en el “Coloso de América”, y cuyo fin es comprender la atmósfera en Alta Montaña a través de datos en tiempo real sumando beneficios concretos para Mendoza, tanto en altura como en el llano.

Las estaciones ya instaladas en el Aconcagua brindarán varias ventajas al pronóstico del tiempo y de la atmósfera, según detalló a Los Andes, el investigador Pierre Pitte, quien lideró el proyecto Wayra. Es que los datos relevados no sólo servirán para nutrir de información más certera a los equipos científicos que evalúan y observan los fenómenos en altura, sino también para el usuario promedio, que se beneficiará con pronósticos mucho más confiables que los actuales.

Por un lado -aseguró el investigador del Ianigla, Conicet- las estaciones permitirán un monitoreo del clima en tiempo real a través de los sensores que registran datos en altura cada hora, con lo cual facilitará la planificación de siembra, cosecha y otros procesos a los productores de la región.

Y el impacto positivo sigue: las cinco estaciones brindarán información acerca de recursos hídricos para la producción agrícola local; servirá para aumentar la probabilidad del pronóstico en altura (hasta ahora sin datos exactos) y habrá una mejor gestión del parque provincial Aconcagua, porque al tener pronósticos más certeros en tiempo real, las expediciones hacia la cumbre y hacia paradas intermedias serán mucho más seguras para el andinista y los guías de montaña. Es decir, los datos meteorológicos que de allí surjan servirán para planificar expediciones, transporte de cargas y evacuaciones con mayor certeza y seguridad.

También estas cinco estaciones medirán la precipitación a distintas alturas de la montaña. ¿Sus beneficiarios? personas que planeen cruzar a Chile por el Paso Cristo Redentor, ya que el pronóstico del tiempo será más ajustado a la realidad a más de 3000 metros de altura. “Uno de los objetivos es vincular fenómenos climáticos de alta montaña con lo que pasa con la ruta 7. Aluviones que suelen generar cortes en el Paso, dejando gente aislada y varada. No podemos evitarlas, pero sí ajustar las proyecciones y probabilidades con datos estadísticos”, asegura a Los Andes Pilar Jeanneret, geóloga e investigadora del Ianigla, quien también formó parte de la expedición del proyecto Wayra.

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Cinco nuevas estaciones meteorológicas en el Aconcagua darán mejores pronóstico. | Foto: gentileza 

Cinco nuevas estaciones meteorológicas en el Aconcagua darán mejores pronóstico. | Foto: gentileza

Incluso el detalle de la atmósfera mejorará la planificación hídrica para la provincia. Al juntar esta información con los datos de temperatura a distintas alturas, se puede mejorar los recursos hídricos de corto y mediano plazo.

Al respecto, Fidel Roig, investigador del Conicet y director del Ianigla, explicó que comprender la climatología de montaña ha sido un “desafío” histórico, ya que su complejidad está determinada por factores altitudinales y topográficos. Según el científico, la escasez de información instrumental dificultaba predecir cómo evolucionará la disponibilidad de agua en la región. Y por eso la importancia de este proyecto, que proporciona la información climática en tiempo real.

“Esta es la primera vez que tenemos una red de estaciones midiendo lo que pasa en la cumbre de América, lo que nos permite saber qué pasa en la atmósfera hasta casi 7000 metros a nivel del mar”, agrega Pitte, experto en Glaciología.

Un proyecto de largo aliento

Llevó más de un año planificar la expedición. La instalación de las estaciones se realizó entre el 4 al 21 de febrero último, y fueron colocadas en sitios estratégicos del coloso de América: el campo base Plaza de Mulas (4.300 metros sobre el nivel del mar); en Plaza Argentina (4.200); una estación experimental sobre los flujos de energía que está en el glaciar Horcones Superior (4.350); en el campo de altura Nido de Cóndores (5.580) y en las inmediaciones de la cumbre (6.960).

Los equipos instalados proporcionarán datos horarios de las principales variables: temperatura, humedad, presión atmosférica, viento, precipitaciones y radiación. Para los científicos también es una buena noticia, ya que, hasta ahora, debían basarse en información incompleta o con menos porcentaje de probabilidades a través de partes del Servicio Meteorológico Nacional (cuya medición varía ampliamente entre el llano y la altura) o de los reportes periodísticos de la zona.

Ahora, los sensores registran y envían cada una hora, y vía satélite, la información de lo que está sucediendo en altura y esos datos se procesan generando su propio historial de antecedentes y alimentando a los modelos predictivos, tanto de pronósticos meteorológicos, como de las condiciones atmosféricas en general para los observatorios.

Los datos suministrados serán subidos como registro histórico a una plataforma digital -aún en desarrollo- a la que podrán acceder científicos de diferentes disciplinas.

De hecho, los investigadores del proyecto destacan que estas estaciones brindarán información sobre los cambios en zonas de alta montaña, como la dinámica de los glaciares y la desestabilización de laderas. Esta información es clave para reducir los riesgos asociados a fenómenos como olas de calor, tormentas convectivas y crecimiento de lagos glaciares, como los formados en Plaza Argentina en enero de 2024. Además, las estaciones proveerán datos sobre precipitación y temperatura, fundamentales para la evaluación de los recursos hídricos en la región.

“Hasta ahora veníamos trabajando con registros históricos de los diarios y de entrevistar a la gente, cuya valoración puede ser bastante subjetiva. No es lo mismo que digan ´llovió mucho´ a saber exactamente cuánto llovió en altura. Cuando en Plaza Argentina se formaron unas lagunas el año pasado teníamos una problemática: queríamos evaluar riesgo de aluvión si se desagotaban esas lagunas y no teníamos datos climáticos que nos ayudaran con eso”, cuenta Pilar Jeanneret.

Agrega, entre el orgullo y la preocupación: “Es un verdadero hito para la ciencia argentina en un contexto difícil, en el cual muchos becarios vieron estancados sus salarios y han tenido que irse trabajar para el sector privado. Necesitamos apoyo nacional”.

Esfuerzo mancomunado e internacional

El Proyecto Wayra es impulsado por un equipo internacional de investigadores y profesionales. Participan el Conicet a través del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), la Universidad de Nevada en Reno (UNR, Estados Unidos) y el King’s College de Londres (Reino Unido). La expedición contó con el respaldo de la Subsecretaría de Ambiente del Ministerio de Energía y Ambiente del Gobierno de Mendoza y del Departamento General de Irrigación de la provincia (DGI).

Tres de las estaciones y sus componentes fueron donadas por Campbell Scientific, OTT Hydromet, RM Young, Mount Washington Observatory y Lightning Master. La expedición fue financiada principalmente por la Universidad de Nevada y recibió aportes del Gobierno de Mendoza para la logística de instalación.

Entre los especialistas que formaron parte del proyecto se encuentran Pierre Pitte, Ivana Peker Marcosig, Mariana Correas González, Mariano Masiokas, Maximiliano Viale, Juan Pablo Scarpa, Mariano Castro, Pilar Jeanneret y Fidel Roig, del Ianigla; Baker Perry, de la Universidad de Nevada; Tom Matthews, del King’s College London; Alfonso Davila, de la NASA; Martín Salas, del Departamento General de Irrigación; Martín Guajardo, guía de alta montaña; y el fotógrafo Pablo Betancourt.

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