30 de marzo de 2025 - 00:00

Moda y solidaridad: La historia de la chaperona de Bolocco que cocina para los pobres en Mendoza

Pasó de las pasarelas en Chile a la cocina por solidaridad en Mendoza, Marta Vázquez, de 72 años, dedica su vida a ayudar a quienes más lo necesitan.

Marta Vázquez sonríe, su personalidad es risueña. La mujer de 72 años recuerda los caminos que la han guiado hasta hoy. Su historia es una mezcla de recuerdos de pasarelas en Chile, de luces, de personajes que atesora en una imagen en blanco y negro en un porta retrato; su presente, de ollas y fuego de cocina, está puesto al servicio de los demás, de lo que menos tienen, de aquellos que viven en las calles de Mendoza.

Su vida está marcada por la moda, que actualmente ejercita con una sutil coquetería, y por la solidaridad en torno al Santuario de la Virgen de Lourdes, en el Challao. Del otro lado de la montaña también hay razones para volver... sus hijos Juan Francisco y Georgina; y su mamá Raquel, a quienes visita con cierta regularidad.

Ese mundo de la moda

A los 20 años, entre otros trabajos, el ingreso al mundo de la moda la fascinó. "Me gusta vestirme bien, aprendí mucho de los complementos y de cómo caminar, aunque nunca caminé bien", cuenta Marta.

En Chile, era asistente para una organizadora de desfiles. Era "chaperona", acompañaba a las modelos, como Cecilia Bolocco, y se aseguraba de que todo estuviera en orden. Se encargaba de los accesorios, de verificar los atuendos y supervisar los detalles. Conocía tanto a diseñadores, como marcas y secretos.

"Trabajaba para una señora, con un apellido de abolengo, que organizaba desfiles entre 1983 y 1985, para las cuatro mujeres de la Junta de Gobierno", comenta. "Vivía con ella en Providencia, en la calle Suecia, y salíamos a hacer desfiles a las provincias, eran tres a la semana", agrega.

Los eventos se realizaban en hoteles importantes como el Sheraton o el Carrera, patrocinados por marcas de belleza muy reconocidas. Cuando la situación política de Chile cambió, Marta, que estaba separada y con dos hijos pequeños, tuvo que buscar nuevas oportunidades y decidió cruzar la cordillera para probar suerte en Argentina, en Mendoza.

CHAPERONA DE BOLOCCO
Marta Vázquez cuenta: "Mi esposo me enseñó a hacer carne a la masa, entre otras cosas. Pero no sé cómo cocinar profesionalmente, hago todo con la misma dedicación como si fuese para mi, pero todos dicen que cocino rico".

Marta Vázquez cuenta: "Mi esposo me enseñó a hacer carne a la masa, entre otras cosas. Pero no sé cómo cocinar profesionalmente, hago todo con la misma dedicación como si fuese para mi, pero todos dicen que cocino rico".

Un nuevo comienzo

En Mendoza conoció a un hombre con quien se casó y quien la llevó al Santuario de Lourdes. Fue allí donde comenzó otra vocación: ayudar a los demás a través de la cocina. "Me convocaron hace más de 25 años para que fuera servidora, así empecé a ayudar. Luego, a través del tiempo, encabecé la cocina", relata.

"Aprendí a cocinar por la vida, yendo por diferentes lugares. Mi esposo me enseñó a hacer carne a la masa, lomo a la pimienta, entre otras cosas. Pero no sé cómo cocinar profesionalmente, hago todo con la misma dedicación como si fuese para mi, pero todos dicen que cocino rico". sonríe.

"Hoy, por ejemplo, hice pollo a la portuguesa con arroz blanco y ensalada para una vecina que tuvo que ir al hospital. Alquilo hace más de 30 años en Mendoza y la dueña de la casa es como familia". En la semana, Marta se había encargado de entregar las cartas de agradecimiento a quienes ayudaron con sus donaciones para a abrir la cocina casi 24 horas para alimentar a los colaboradores que participaron en la celebración de la Virgen de Lourdes, en febrero.

Un proyecto que trasciende

Antes de la pandemia, su vocación solidaria la llevó a dar un paso más y asistir a los merenderos. "Íbamos un día a la semana, los miércoles, y siempre era diferente", dice."Pero yo no estoy sola. Cocino con un joven que es visitador médico y que canta en el coro de los domingos en la tarde. Se llama Daniel Quiroga. Entre los dos cocinamos, pero con un grupo de personas más que convocamos".

Fue así como, junto a Daniel y un grupo de colaboradores, se propusieron preparar alimentos para aquellas personas en situación de calle. La iniciativa cobró fuerza en mayo del año pasado, cuando el sacerdote del santuario les permitió utilizar el salón de la cocina para esta causa.

La iniciativa sumó el esfuerzo del Santuario, colaboradores y personas que realizaron donaciones para que los lunes -en el patio callejero que funciona en la iglesia de La Merced- muchas personas con necesidad pudieran recibir una comida nutritiva. “Cada iglesia u organización se ocupa de un día por semana”, agrega.

"El año pasado, terminamos en diciembre, más o menos. Ahora pensamos arrancar en mayo, antes de que llegue el frío. El rector que nos había dado permiso se fue y el nuevo rector nos dijo que sí, de que íbamos a empezar de nuevo a cocinar". Con la esperanza de retomar este proyecto, esperan poder ofrecer otra vez un plato caliente. “Sentimos que ayudar, es una forma de retribuir por todo lo recibido”, puntualizó Marta.

“Admiro a las personas bondadosas, que se desprenden de sus cosas para darle al próximo” explica la cocinera y agradece a la familia Millán, Aguilar. “Me gustaría que más personas se sumaran a esta labor. Ahora apareció un señor de San Martín, Eugenio Rossi, que quiere cooperar y replicar el proyecto allá”.

CHAPERONA DE BOLOCCO
En Mendoza conoció a un hombre con quien se casó y quien la llevó al Santuario de Lourdes. Fue allí donde comenzó otra vocación: la de ayudar.

En Mendoza conoció a un hombre con quien se casó y quien la llevó al Santuario de Lourdes. Fue allí donde comenzó otra vocación: la de ayudar.

La cocina y su familia

"Mi hija Georgina, que vive en Chillán (Chile), tiene un minimarket en su esposo. Ella sigue cocinando comidas tradicionales. Mi hijo Juan Francisco, que trabaja en una empresa de electricidad, a veces me pregunta recetas. Él cocina muy rico", agrega.

Su sonrisa, la misma con la que comenzó la charla, es el reflejo de una vida vivida, de una mujer que supo desarrollar la empatía. "No tengo estudios formales -dice-, todo lo que he aprendido lo he ido aprendido por la vida, por el andar".

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